Desde que Wissam Ben Yedder asestó el golpe de gracia al Manchester United, el Sevilla no ha generado ni recibido demasiadas buenas noticias en su posterior trayecto competitivo. Los de Nervión, lejos de asumir retos en el inmediato porvenir, tienen en su horizonte dos finales ante Bayern y Barça que necesitan de un ‘update’ que quizás no pueda dar inmediatamente.
Tras lo visto en el encuentro de ida ante los bávaros, y como viene pasando durante toda la temporada, el conjunto hispalense ha tenido serios problemas para materializar ocasiones, un saco demasiado grande para vaciarlo y a la vez de solución tan sencilla. Elevar el nivel de efectividad para generar momentos de inflexión, confianza en sí mismo y posibilidad de nuevos planteamientos y adaptaciones que surgen cuando el gol está de tu lado. Sin capacidad goleadora, manejar una eliminatoria de 180 minutos en la Champions reduce tu margen de maniobra.
La falta de gol está dificultando las cosas al Sevilla
Es precisamente ese margen de maniobra el que le dio Montella a su equipo cuando tomó las riendas. Su ritmo ofensivo y su 4-4-2 sin balón con su consecuente contragolpe parecieron complementarios y sumamente competitivos para lo que con el tiempo fue su realidad: cuartofinalista de Champions y finalista de Copa. Lo cierto es que el Sevilla necesita mantener una enorme fiabilidad en las áreas, la zona en la que se viste la calidad. En el ropero en el que coinciden Muriel, Lewandowski, Correa y Müller, Montella tiene las de perder. Por eso, y porque entregar la completa iniciativa al Bayern desde una defensa posicional no parece lo más señalado a pesar de que el contexto clasificatorio no demanda una avalancha de goles, la figura de Steven Nzonzi surge como la más indicada para vivir en campo contrario. El francés es una de las esperanzas para apagar la llama del Allianz.
Montella encontró la identidad para maniobrar
Las dos velocidades del Sevilla han venido por cómo ha mezclado Montella las bandas, por pares, y el medio, por trío. Si Correa, Sarabia, Escudero y Navas han garantizado el desborde y la verticalidad, han sido Banega, Muriel y Nzonzi los que se han encargado, con cierta irregularidad pero con su propia identidad, lo que venía faltando de agosto a enero, un plan que llegados a abril ha resultado algo insuficiente. El aumento de la calidad en sus rivales está dificultando el camino. El Sevilla debe forzar la máquina. Y Nzonzi puede asumir el foco.
El Sevilla necesita a Nzonzi para dominar sin sentir urgencia
Precisamente por la diferencia de calidad, el encuentro de vuelta demanda para el Sevilla referencias que impongan calma y reflexión, que ordenen a su equipo para recuperar arriba y que apoyen por detrás hasta que la inspiración aparezca. Poniendo el genio a través de Banega, ausente en la ida, Nzonzi ha sido, desde enero, el correspondiente escudero en la fase ofensiva sevillista. Su jerarquía para no perder la pelota en fase de inicio y su lectura para agilizar la circulación a un toque y con cambios de frente, puede permitir a los suyos ejecutar un plan de dominio sin urgencias. Porque sin el auxilio ni el fervor del Sánchez-Pizjuán, remontar sin mesura es mucho más complicado.
Jose Luis Leal · hace 367 semanas