El Deportivo de la Coruña visitó el Metropolitano en mitad de una racha del todo incompatible con el objetivo que la temporada le ha marcado. No es que su año futbolístico haya sido algo muy diferente a lo que está pudiendo sumar a nivel de resultados actualmente, pero llegados al tramo final, la ausencia de victorias desde que Clarence Seedorf se hizo cargo del equipo viste complicada su permanencia. Para una plantilla con numerosos recursos faltos de activación y sentido, la confianza y la falta de gol han repercutido aún más en sus problemas para dotar de herramientas a su día a día. No obstante y ante un peculiar Atlético de Madrid, con un once inicial poco habitual en varias posiciones, los deportivistas perdieron jugando un notable partido, un valor que es difícil de cuantificar en su contexto temporal y anímico.
La plantilla del Dépor siempre tuvo variantes ofensivas
Pepe Mel, Cristobal Parralo y Clarence Seedorf han manejado esta temporada una plantilla construida para ser ofensivos. Tanto en el mediocampo como en la delantera, también si se suman los laterales, todas las ideas que pudieran pasar por el técnico al mando no podía trabajar en direcciones demasiado opuestas a esa. Han existido matices entre las tres etapas, dibujos diferentes y probaturas distintas, pero la plantilla no podía generar estados de ánimo y picos de juego ajenos a la naturaleza de los jugadores que la formaban. En esta última franja del curso, el Dépor ha buscado la solidez defensiva pero la diferencia siempre ha estado arriba, una paradoja si se entiende el estado de forma y de confianza de Lucas Pérez, Adrián López o Florin Andone.
Çolak nunca pudo ser un pilar para sus entrenadores
En uno de los mejores partidos de la era Seedorf, el Dépor saltó al Metropolitano con tres centrocampistas, dos delanteros y Emre Çolak, seguramente el jugador más diferente del equipo y uno de los indicadores que más pueden relacionar las dificultades colectivas que ha encontrado el Dépor para sacarle partido a un futbolista de su perfil y calidad. El turco, que solo ha jugado los 90 minutos en una sola ocasión, fue el mayor problema que encontró el conjunto colchonero una vez perdía la pelota. Las particularidades del otomano se hicieron sentir en cada uno de sus toques. La zona que ocupó y sobre todo, las alturas de sus apariciones, le permitieron recibir siempre solo.
El turco fue el mejor ante el Atlético de Madrid
Precisamente ha sido un punto de apoyo firme y constante el que ha echado en falta el Dépor para enlazar y pararse en momentos intermedios de las jugadas. La sensibilidad y capacidad para proteger el balón y su capacidad para el pase y el control del balón le dan a los suyos un aire completamente diferente. Para recibir la pelota en la noche de ayer, Çolak mezcló con gran inteligencia una aparición a espaldas del pivote con otra por delante del mismo. Sin marca que le siguiera, sin que Saúl o Gabi supieran si Çolak fue mediapunta o interior, el Dépor dio sentido a sus transiciones. Salir de la presión y encontrar a Mosquera más arriba para llamar a Luisinho y Juanfran le dio al Dépor un camino para competir en igualdad y no pasar demasiado tiempo atrás. Sin certezas a las que agarrarse, puede que sin tiempo, Çolak puede ser la última oportunidad.
theblues 2 abril, 2018
El Dépor no ha dado con la tecla con los movimientos en el banquillo. Tanto Cristobal, en su día, como Seedorf, hace menos, fueron un soplo de aire fresco en sus primeros partidos, pero lo cierto es que han aportado pocas soluciones a una plantilla que, a priori, daba para mucho más que 20 puntos en 30 partidos. De hecho, de los 0.89 ppp (puntos por partido) de Mel, Cristóbal bajó a 0.69 y Seedorf está en 0.37.