El reto es complicado; pero no imposible. El Napoli debe remontarle a la Juventus cuatro puntos en las cinco últimas jornadas si quiere volver a levantar un Scudetto 28 años después. Cosas del destino, a pesar de lo mal que se le pusieron las cosas tras pasar por una racha muy irregular, el inesperado tropiezo entresemana de la Juventus en Calabria ha vuelto a poner las espadas en alto. Pues si bien el cuadro de Allegri parte con cierta ventaja, por aquello de jugar en casa y de que, aun perdiendo, seguirá dependiendo de sí mismo por el título, este partido se ha convertido en la última esperanza napolitana. Irá a por todas; sin ningún tipo de presión.
La baja de Ghoulam viene pesando toda la temporada
Así las cosas, el Napoli llega a Turín con solo nueve de los últimos 21 puntos. Tres victorias, tres empates y una derrota –el origen de este mal tramo, un 2-4 ante la Roma- es el cómputo de Maurizio Sarri en el último mes y medio de competición. Pero estos números no son sino consecuencia directa del momento por el que ha cruzado el equipo. El Napoli, como se pudo constatar una vez más ante el Milan, o durante largas fases del encuentro ante el Udinese, ha ido perdiendo con el tiempo su fluidez de antaño. Y esto ha degenerado en que le cuesta recuperar el timón de los partidos.
La lesión –y posterior recaída- de Ghoulam supuso un durísimo revés para las aspiraciones del Napoli. Sin el lateral argelino, Sarrio vio cómo el equipo, de golpe y porrazo, quedó desprovisto de una de sus piezas más importantes dentro del sistema. Ghoulam, un lateral súper profundo en sus movimientos, fue capital hasta su infortunio para, compartiendo lado con Hamsik –en el interior- e Insigne –extremo-, mantener siempre activa esta conexión; o, lo que es lo mismo, cargar con todo el flujo ofensivo del equipo. La velocidad, acierto y precisión fueron, durante meses, la principal arma ofensiva de un equipo que, de tanto y tan bien hacerlo, terminó por ser viral.
El Napoli canaliza todo su fútbol a través del pasillo interior
La evolución de este tercer Napoli de Maurizio Sarri, muy condicionado por las lesiones de Ghoulam y Milik, ha estribado en una mayor responsabilidad creativa de sus tres puntas. A lo largo de la presente temporada ha resultado muy común apreciar cómo, en fase de salida, Insigne y Callejón –con Mertens unos metros más arriba- se situaban justo por delante de Hamsik y Allan para, recibiendo de espaldas, facilitar la circulación interior del esférico. Una medida ya antes vista en la anterior campaña, pero que en esta ha adoptado una mayor relevancia. A fin de cuentas, Mario Rui no es Ghoulam. Y Hysaj, a pesar de los múltiples intentos de Sarri de adaptarlo por izquierda, sigue rindiendo mucho mejor a pie natural.
De esta forma, con los extremos más centrados, el Napoli desarrolla su acción, la cual parte siempre desde Jorginho, de atrás hacia delante, de delante hacia atrás y de atrás, todo ello (casi) siempre al primer toque, de nuevo hacia delante. Así, implicando en el proceso a su pivote, extremos e interiores, el equipo de Sarri poner a funcionar la máquina. Y, por si la cosa no funciona, siempre dispone de sus dos laterales bien abiertos para no perder el esférico. No obstante, todo este engranaje es el que ha ido perdiendo algo de fuelle con el paso del tiempo; y el que Sarri, como en la segunda mitad ante el Udinese, deberá reactivar; pues, a todo esto, el Napoli visita a una Juventus que ha venido creciendo mucho sin el esférico.
Insigne, por izquierda, será el jugador a parar por la Juventus
Lorenzo Insigne es una amenaza por sí solo. El extremo zurdo del Napoli, lejos de apagarse sin la presencia de su mejor socio, es, a fin de cuentas, quien más –y mejor- ha tirado del carro a lo largo de estas semanas. Su autosuficiencia en los movimientos, ya sea para regatear, encarar y/o tirar a puerta, es lo que principalmente le diferencia de Callejón, en el otro extremo. De las botas de Insigne es, cada vez con mayor frecuencia, desde donde siguen saliendo los envíos al segundo palo que tan bien conectan con el futbolista motrileño. Y es que, la influencia de Insigne en el 4-3-3 de su técnico, es máxima. Desde ese mismo lado, el cual desocupa muy pocas veces –no más que para actuar, como decíamos, algo más centrado dentro del mismo carril-, Insigne sigue copando las acciones ofensivas de este Napoli. Tiene línea directa con Hamsik y conecta fácil, gracias a la movilidad de ambos, con Mertens y Milik.
Insigne, napolitano de nacimiento, está dispuesto a todo por conseguir este Scudetto. Aunque ello implique la temeridad de celebrar una victoria de su equipo en Turín; algo que el Napoli no consigue desde hace casi nueve años, cuando un joven Marek Hamsik, sin barba ni cresta de centurión, pero ya con las medias a mitad de pierna, remontó un 2-0 en el Olímpico ante Cannavaro, Trezeguet, Grosso o Camoranesi. Eran otros tiempos. Aquel año el Napoli acabó sexto, por encima de la propia Juve; con Sampdoria y Palermo en puestos europeos y el Inter de José Mourinho, campeón.
AdrianBlanco_ 22 abril, 2018
Si hoy ganase el Napoli, y la diferencia se redujese a un punto entre ambos, hay un detalle clave: el calendario.
La Juventus, además de Bologna y Verona, debe medirse al Inter (fuera), la final de Copa (vs. Milan) y la Roma (fuera).
¿Podría pesarle todo esto al equipo de Allegri?
En parte creo que sí. Pero… es que al final hay que tirar de un tópico. La Juve es la Juve.