El Deportivo morirá con las botas puestas. Con todos sus hombres por el suelo, extenuados tras un esfuerzo que tan solo el poste impidió que quedase postrado para el recuerdo, Riazor –que ya no tenía voz- reconoció con aplausos el desgaste de los suyos. El cuadro de Clarence Seedorf, tras un primer tiempo algo más pragmático, volvió a tirar de ímpetu para que nadie –a pesar de que la reacción, quizás, haya llegado tarde-, pueda quedar disconforme con el coraje que lleva derrochando desde hace semanas. El Dépor, aunque no pudo pasar del 0-0, volvió a dejar 45 minutos de arrojo en los que apretó los dientes y sacó las pocas uñas que aún le quedaban sin morderse para pelear mientras el reloj se lo permitiera.
Montella, entre tanto cambio, probó a jugar con tres centrales
Claramente condicionado por la final del próximo sábado, Montella introdujo un total de siete cambios con respecto al equipo que, a priori, se medirá ante el FC Barcelona. Salió a dominar, mucho más propositivo con el balón, en un primer tiempo en el que dejó diversos matices tácticos. Para empezar, en cuanto al orden de sus piezas. Aunque sobre el papel, antes de empezar el encuentro, Geis y Pizarro formarían como doble pivote por detrás de Banega –que, sin Vázquez, se movió por la mediapunta-; en la práctica, el futbolista alemán convivió más cerca de su defensa que de la línea divisoria de los dos campos. Tal es así que, cuando su equipo tenía la pelota, Geis formó como tercer central; incrustado entre Mercado y Carriço.
Sin embargo, el cambio de sistema no acertó a completar sus objetivos. Con el alemán, de esta forma, muy retrasado en cuanto a sus funciones, el Sevilla trató de asegurarse así un elemento más proteccionista con el que, además de empujar más arriba a Navas –por derecha- y Layún –izquierda-, como si estos fuesen carrileros, protegerse ante una salida del Deportivo con espacios. Pero, consecuencia de todo ello, la medida no cumplió con lo esperado.
El Sevilla quedó varias veces expuesto tras cada pérdida, con el equipo literalmente partido entre Pizarro –más cerca de Banega– y Geis –a la vera de los dos centrales-. Y eso, sumado a que los dos defensores y el medio centro tampoco es que completasen el mejor reparto de la zona, sino que con el paso de los minutos empezó a parecer algo más propio de una colocación 2+1, el cuadro de Riazor entendió que, con otros 45′ por delante, tenía motivos más esperanzadores que el 0-0 con el que enfilaron el túnel de vestarios.
Çolak fue suplente; en su lugar jugó de inicio Krohn-Dehli
Emre Çolak, que empezó como suplente, ingresó al césped superada la media hora en lugar de Krohn-Dehli, lesionado. Y la presencia del otomano, una de las razones que explican la mejoría del equipo durante estas semanas, se antojaba clave para hacerle pagar al Sevilla su inconexa gestión tras pérdida. El Dépor formó de inicio con Guilherme como pivote y Borges y Mosquera como interiores, cada uno a un lado del de Sao Paulo, en lo que se pudo interpretar como que Seedorf ya tenía en mente antes de empezar un arranque similar por parte del Sevilla. A fin de cuentas, entre los muchos atributos con los que cuenta Çolak no destaca, como volvió a demostrar en el segundo acto, por su compromiso defensivo. Pero una vez el Sevilla fue perdiendo tesón, y el encuentro fue poco a poco decantándose hacia el otro lado, el triángulo entre Çolak, Adrián y Lucas volvió a mantener encendida la ilusión deportivista.
El joven Carlos Fernández fue el mejor del Sevilla en ataque
Sin Ben Yedder ni Muriel, Montella le concedió los primeros minutos del curso a Fernández, que ya el año pasado consiguió el gol de la victoria ante la UD Las Palmas. Y en esta ocasión, se puede concluir que estuvo mucho más acertado que Correa y Sandro, que le acompañaron de inicio en el ataque, y que Nolito, Sarabia y Muriel –quien le sustituyó- en la segunda parte. Para un Sevilla que viene arrastrando tantos problemas de cara a puerta –algo que tampoco limó en este partido con el cambio de sistema-, el canterano, a sus 21 años, dejó un interesantísimo ramillete de movimientos durante la hora y poco (68′) que estuvo sobre el césped del Estadio de Riazor.
Se dejó caer por ambas bandas, compensado las diagonales fuera-dentro de Correa y Sandro, y aprovechó su envergadura para jugar de espaldas en la frontal, desde donde produjo alguna que otra descarga reseñable. E incluso llegó a rematar en varias ocasiones. Carlos Fernández fue, en resumidas cuentas, el mejor argumento ofensivo del Sevilla, que, dada su incapacidad para gobernar las dos áreas, sintió como suyos los nervios de los aficionados del Levante.
MCalda 18 abril, 2018
Que pena esas derrotas contra Betis y Alaves, y esos empates contra Eibar, Espanyol, Las Palmas….
Me recuerda al Sporting el año pasado, la reaccion llego un pelin tarde… si hubieran ganado al Depor, al Malaga…. y los empates contra Osasuna…
Espero que tenga una minima oportunidad el Depor, aunque creo que en caso de descenso se puede desmantelar bastante la plantilla. Los Colak, Adrian, Andone, Lucas…