Futbolistas con la calidad técnica y la capacidad física de Manu García hay a patadas en nuestro fútbol. No sólo en Primera División o incluso en Segunda, sino también en esa compleja Segunda B de la que es tan difícil escapar para muchas ciudades, clubes, técnicos y jugadores. Y esto el primero que lo sabe es el propio Manu García.
Antes de llegar a Vitoria, su carrera había transcurrido sin altos ni bajos. Misma categoría y mismo grupo para un futbolista que se había formado en Zubieta y que luego pasaría por Irún, Eibar y Logroño. Pero en Mendizorroza todo cambió. Y lo hizo a lo grande. Llegó al Alavés con 26 años, se hizo un hueco de inmediato con Natxo González, ascendió en su primera temporada, se consolidó en Segunda sin problemas, fue clave con Bordalás desde el primer día y, gracias a otro ascenso como campeón, debutó en Primera División con 30 años marcando en el minuto 89 el gol del empate en el Calderón ante todo un vigente finalista de la Champions League.
Y todo esto lo hizo siendo el mismo jugador que era en Segunda B.
Manu García es una pieza clave en el Alavés de Abelardo como ya lo fue antes con Natxo González, Pepe Bordalás o Pellegrino.
Pero en el nivel de un futbolista no sólo influye lo más evidente, lo más apreciable. Más allá de la calidad técnica y la capacidad física está la virtud que articula, potencia o limita el resto de condiciones, la inteligencia. Porque comprender el juego, hoy en día, también marca muchas diferencias. Y el caso de Manu es uno evidente.
De estos futbolistas a menudo se suele decir que son una extensión del entrenador sobre el campo, pero a menudo son más que eso, que un anexo. Porque en el fútbol todo cambia en cada jugada y en cada segundo. Hay patrones, estructuras y sistemas, desde luego, pero todos ellos son dirigidos por personas que, además, no utilizan las manos para ello, sino los pies, lo cual convierte este juego en un deporte maravilloso. Y es ahí donde el talento para interpretar lo que está pasando ofrece una ventaja competitiva a ciertos jugadores. Manu es uno de ellos. Y el Alavés se aprovecha constantemente de esto. Su capacidad para acosar rivales, eligiendo cuándo y cómo presionar, le está permitiendo al Pitu Abelardo frenar la mayoría de secuencias ofensivas rivales incluso antes de que su defensa tenga que intervenir. Su talento para el pase sencillo, útil y práctico desahoga constantemente a un equipo que quiere atacar rápido pero que no se puede permitir ciertas pérdidas, como nos contaban Borja de Matías y Jon Zubillaga recientemente en Cáprica. Y, por último, su condición de llegador, detectando siempre qué espacio vacío atacar y en qué momento justo hacerlo, añade una variante ofensiva más a un Deportivo Alavés al que goles nunca le sobran.
Manu García es eso, un futbolista que intuye, piensa y decide para beneficio constante de los que sí pueden brillar desde un registro más técnico o físico. Es, en definitiva, el Alavés de Natxo González, de Pepe Bordalás, de Maurizio Pellegrino y del Pitu Abelardo.
Foto: MIGUEL RIOPA/AFP/Getty Images
Juanma · hace 370 semanas
No es un mediocentro defensivo muy dotado técnicamente, pero tácticamente es el mejor jugador del "Glorioso" con diferencia.
Da pases sencillos y de seguridad, pero nunca te dará un pase filtrado ganador. Tampoco lo necesita.
Él es la extensión del Pitu Abelardo en el campo y su disciplina y coraje contagia a todos los compañeros y a la grada entera, que le profesa una admiración sin límite.
Ha encontrado en Tomás Pina un compañero excelente en las labores de contención en el centro del campo. Pina es mejor técnicamente y Manu superior tácticamente. Se complementan a la perfección para mayor alegría del respetable alavesista.
Tengo la sensación de que este jugador transmite respeto, e incluso miedo, a los mediocentros rivales, algo casi imposible de ver dadas las no excesivas cualidades técnicas del Gran Capitán babazorro, pero dejando entrever que él es un auténtico ganador, luchador, guerrero y batallador en todos los duelos dirimidos en la zona central del terreno de juego.
Es nuestro capitán y le admiramos por su entrega durante los 90 minutos en cada partido.
David · hace 370 semanas
Después de haber visto la evolución de Manu desde que debutó en el alaves con 2 cambios de categoría incluidos desde mi asiento en Mendizorrotza, hay 2 cosas que nunca han dejado de sorprenderme:
- El cambio de posición. En Irun y Logroño era un extremo/interior zurdo con mucha llegada y goleador, un jugador de banda. Cuando llegó al Alaves, Natxo empezó a utilizarlo de lateral izquierdo, y se adaptó a la perfección resultando ser uno de los pilares del ascenso. La primera temporada en Segunda, fue similar a esta temporada actual en primera. Un inicio horrible, 2 cambios de entrenador, y una salvación in extremis en la última jornada en jaen. Esta temporada yo la veo clave en su carrera. Mandiá (ahora ha sido segundo de Michel hasta hace poco) fue el sustituto de Natxo González a las pocas jornadas de empezar y revolucionó el equipo con varios cambios de posiciones, entre ellos sacar a Manu del lateral izquierdo y ponerlo en el doble pivote. En cuanto a resultados el equipo siguió igual y Mandiá fue destituido, entrando Alberto Lopez en su lugar, que siguió poniendo a Manu en el doble pivote, se consiguió milagrosamente la salvación y a partir de ahí todos los entrenadores que han pasado por aquí lo han puesto ahí. Si tiene 31 años, estamos hablando de que hasta los 26-27 había jugado siempre en banda.
- Ganarse el puesto. A pesar de ser un estandarte del alavesismo, después de cada ascenso siempre ha habido ciertas dudas en la grada con respecto a su titularidad en la nueva categoría. “Manu en 2b buenísimo, pero para segunda no le da”, y 3 años después “Manu en Segunda buenísimo, pero para primera muy limitado”, y ahí está ganandose el puesto y cerrando bocas.
Bueno, vaya tocho, no quería Quintana un comentario, pues toma!!! 😂😂😂
Un saludo y enhorabuena por todo vuestro trabajo, esto sí que es periodismo deportivo
Paul Tronis · hace 369 semanas
Como comentaba anteriormente, extiendo esta crítica a muchos otros jugadores y equipos de la Primera División, sobre los que corren ríos de tinta alabando sus planteamientos tácticos y su rendimiento en la división más alta del fútbol español. Por ejemplo, no resto mérito a Getafe y Leganés, pero todavía no he escuchado ni leído una crítica a jugadores como Cuéllar, con constantes pérdidas de tiempo y simulaciones jornada tras jornada, o Damián, cuyo comportamiento sobre los terrenos de juego a veces roza lo criminal.
Tengo la sensación de que este año estamos viendo en muchos partidos un abuso tremendo por parte de algunos equipos, principalmente debido a la condescendencia arbitral en ciertos sentidos del reglamento, por ejemplo en lo que atañe al tiempo añadido al final de cada parte. Equipos como el Getafe no dudan en perder todo el tiempo posible a sabiendas de que el árbitro no añadirá más de 3 o 4 minutos como mucho, cuando en ocasiones apenas se juega al fútbol a partir del minuto 60.