En el balón parado, al igual que en cualquier otra cuestión, lo más importante es la materia prima. Es decir, el futbolista. Ha sido así, a partir de la calidad del lanzador y la capacidad del rematador, como grandes campeones han logrado marcar diferencias que, a través del juego, no podían marcar con tanta contundencia. Casos hay de todo tipo. El Bayern fue tan superior al Barcelona en 2013 como el Real Madrid al propio Bayern en 2014, pero fue gracias al poderío a balón parado de hombres como Kroos, Mario Gómez, Cristiano, Ramos o Robben como ambos equipos comenzaron a demostrarlo. Y qué decir del Atlético de Simeone, cuando también en 2014 logró encontrar en el envío de Koke a Godín, Miranda, Raúl o Diego Costa la forma de vencer en un campeonato de la regularidad a las dos figuras más grandes y regulares de la historia moderna del fútbol.
Detrás de estos tres casos, al igual que de otros que podamos sumar, como el Sevilla 2014 o el Real Madrid 2016, desde luego hay un gran trabajo de pizarra. Pero sobre todo lo que hay es un talento específico que propicia y potencia esta estrategia. Es lo normal. Sin embargo, desde hace ya unos cuantos años, en La Liga tenemos un ejemplo que romper con la norma, el de Juan Carlos Unzué.
Barcelona y Celta eran muy débiles a balón parado.
Ha dado la casualidad de que el técnico navarro ha caído en tres equipos que distan tanto de ser una potencia en el balón parado que, de hecho, se podría decir que en los últimos años ésta ha sido su gran debilidad. Estamos hablando del Celta 13/14, del Barça y del Celta 17/18. Tres clubes que, con sus diferencias, lo pasaban mal con cada pelota parada. Y no sólo en defensa, también en ataque. Su evidente falta de altura era un muro imposible de escalar.
O eso pensábamos. Porque los datos que nos facilitan nuestros compañeros de «Fútbol Avanzado» dicen todo lo contrario.
Barcelona 16/17 con Unzué: 4º equipo que más % córners remataba, 5º equipo que menos % remates concedía.
Barcelona 17/18 sin Unzué: 15º equipo que más % córners remata, 11º equipo que menos % remates concede.
Celta 16/17 sin Unzué: gol cada 32 córners lanzados (10º)
Celta 17/18 con Unzué: gol cada 16 córners lanzados (1º)
Su trabajo, primero como segundo de Luis Enrique, ahora como primero junto a Robert Moreno, está siendo espectacular en este sentido. En Barcelona logró cerrar el problema defensivo situando a Luis Suárez en el primer palo y liberando a Piqué en el centro del área. Es decir, potenció el talento de sus dos únicas piezas de valor y, con puro trabajo de pizarra, compensó todo lo demás. Y ahora, en Vigo, mientras sigue puliendo el apartado defensivo, ha logrado hacer del Celta una potencia ofensiva a balón parado (11 goles ya) a partir del pie de Pione Sisto, la presencia de Maxi Gómez y, sobre todo, un trabajo de pizarra muy variado, utilizando continuamente las pantallas y los arrastres para liberar la zona donde va a ir el balón. En ambos contextos, además, ha conseguido cambiar la mentalidad de sus equipos, transmitiéndoles seguridad y haciendo hincapié en la importancia de la concentración. Porque, como demuestra Unzué, el balón parado no es un problema irresoluble para ningún conjunto. Es un reto e, incluso, una oportunidad.
Foto: Octavio Passos/Getty Images
vi23 4 febrero, 2018
Muy interesante. Y, ojo, porque el balón parado se suele despreciar en los análisis y sin embargo es a menudo vital en los resultados que, como todos sabemos, ayudan a configurar dinámicas.