Recordar todo lo que fue Krohn-Dehli en Vigo o repasar lo que ha sido en Sevilla desde que se recuperara de la duras lesiones que ha sufrido en su rodilla no tiene mucho sentido. Ni el futbolista danés va a recuperar ese punto de agilidad que le convirtió en uno de los centrocampistas más agresivos con balón del fútbol español ni, esperemos, en A Coruña se va a enfrentar a un contexto tan difícil de manejar como encontró en el Ramón Sánchez-Pizjuán, donde no tuvo tiempo ni espacio para poder recuperar parte de su juego.
Michael Krohn-Dehli, por tanto, es hoy por hoy una gran incógnita. La lógica dice que su rendimiento va a parecerse más a lo visto en Sevilla que en Vigo, pero la situación que va a vivir en Riazor es tan diferente que resulta imposible proyectar. Será un punto y a parte.
El 4-1-4-1 del Deportivo parece ideal para el danés.
Dicho esto, si cabe profundizar en el esquema que Krohn-Dehli se encontrará en su regreso a Galicia: el 4-1-4-1 que viene empleando Cristóbal Parralo en los últimos encuentros. Además de la evidente particularidad de situar a dos delanteros como extremos, abiertos en ataque y sacrificados en defensa, lo más interesante de este cambio de dibujo es la libertad con la que está dotando a ambos interiores. Sobre todo porque es independiente del perfil de los futbolistas que han ocupado dicha posición. Celso Borges, Carles Gil y Pedro Mosquera tienen dos cosas en común: la camiseta que defienden y el idioma que hablan. Más allá de estas cuestiones, no se parecen en nada más como futbolistas. El tico es un llegador magnífico, el gallego un mediocentro de ritmo bajo y el valenciano uno de esos mediapuntitas españoles con capacidad para jugar por delante de línea de balón. De ahí que la aportación, cuantitativa y cualitativa, que han ofrecido bajo un mismo rol haya sido tan dispar.
Con esto, Parralo pretendía dinamizar el ataque, situando mucho hombre por delante del balón y propiciando que estos interiores intercambiaran posiciones con Adrián y Lucas, pero sólo lo consiguió a medias. Los jugadores hacen los movimientos, sobre todo un voluntarioso Mosquera, pero salvo Gil ninguno parece preparado para mezclar alturas, recibir entre líneas y dar continuidad a los ataques. Y es ahí donde un futbolista como Krohn-Dehli puede encontrar su espacio. Siendo extremo de formación, centrocampista en la madurez y mediapunta en esencia, ese ir y venir, tanto con balón como sin él, parece perfecto para él. ¿Estará preparado para hacerlo? ¿Puede recuperar una parte del ritmo perdido? Todas estas son preguntas sin todavía respuesta. Pero a poco que éstas vayan siendo positivas, el Dépor tendrá en Krohn-Dehli lo que creyó haber encontrado en Emre Çolak.
Foto: Octavio Passos/Getty Images
vi23 30 enero, 2018
Qué queráis que os diga? Me pone un poco triste este fichaje. Por varias razones, porque alguien muy identificado con un club vaya a su máximo rival, por el aire decadente que tiene el asunto (34 años, 2 sin jugar, a un equipo en posición de descenso). No sé, me he quedado triste al enterarme (me he enterado por este artículo).
Espero por supuesto que funcione, y no tengo dudas que el K-D de hace 4 años hubiese sido un fichajazo que además encajaría bien con ese rol que comenta Quintana. Por cierto, Fede Valverde no encajaría bien en ese interior?