Tras varios partidos de ambición no concretada, Vincenzo Montella matizó a su Sevilla FC con un tono bastante más conservador y sencillo. Hasta el punto de que priorizó la seguridad sobre la creatividad dibujando las dos típicas líneas de cuatro a las que suelen recurrir la mayoría de los entrenadores, y casi todos los italianos, como su equipo adolece de problemas. Desde un 4-4-2 que replegaba sin la pelota, propició el guion futbolístico en el que menos decisiones complicadas deben tomar sus jugadores: aquel en el que se defienden pocos metros y se atacan distancias largas.
El Atlético de Madrid, relativamente forzado a obtener un marcador positivo, realizó los esfuerzos más creativos durante la mayor parte del encuentro. Fue Simeone, y no Montella, quien trató de menear el avispero en busca de la ruptura de esa continuidad anodina que parecía secuestrar el choque. Los cambios de posición de Koke, de la banda al doble pivote, evidenciaron dicha iniciativa, si bien sólo a través de una vía lograron los locales incomodar de verdad a los hispalenses: las brutales explosiones físicas de un Diego Costa que, otra vez, no dejó ninguna duda de lo que significa en este sistema.
Pablo Sarabia gozó de muchas facilidades para recibir entre líneas.
Dicho lo cual, fue el Sevilla quien creó más peligro pese a atacar en menos ocasiones. En parte, porque el 4-4-2 de Montella era conservador en su concepción, actitud y colocación pero no en lo referente a la elección de los futbolistas. El segundo pivote junto a N´Zonzi era Ever Banega, y las bandas estaban ocupadas por Pablo Sarabia y Joaquín Correa, que dotaron de una intensidad y una determinación muy, muy distintas a las posesiones y, sobre todo, los contraataques que lideró Muriel, quien completó una actuación que, aun sin gol, estuvo cargada de peso. Su superioridad individual sobre los defensas rojiblancos mermó muchísimo la confianza del Atlético de Madrid. Para los de Simeone, que el rival les haga daño liberando pocos efectivos durante el ataque fomenta una base de partido que les dificulta especialmente competir. Les genera dudas.
Montella pudo encontrar un principio sobre el cual hacer crecer.
En cuanto al Sevilla FC, esta ida de los Cuartos de Final de la Copa sólo puede ser leída como una noticia estimulante. Su fútbol no fue ni fluido ni espectacular, pero se reencontró con dos premisas sobre las que sí es posible crecer: el hecho de que se mostró capaz de decidir e imponer a qué ritmo se iba a jugar sobre el césped del Metropolitano y por supuesto que recordó con pruebas prácticas hasta qué punto son notables varios de sus futbolistas. Minimizando el ritmo de variables y objetivos para, de paso, reducir la cantidad de clavos sueltos, hombres como Banega, Sarabia, Correa y Muriel pueden implantar un goteo de puntos que conceda al vestuario y a la entidad aquello que más imprescindible resulta de cara a que todo funcione: la autoestima. Sin la misma, construir es imposible.
Foto: Denis Doyle/Getty Images
igmomae 18 enero, 2018
Para mi primordial el cambio de Montella. En su primera etapa en la Fiorentina uso el 4-4-2 que vimos ayer. Pero este 4-4-2 mutaba al 4-2-3-1 a la hora de atacar formando 3 líneas de ataque con muchas líneas de pase obligando al atlético a escalonarse mucho. Además junto por fin a gente que pueda jugar con Banega: Mudo Vázquez, Correa, Sarabía, N'Zonzi y Muriel que hizo un buen trabajo como referencia arriba. Al argentino cuando lo rodeas de jugadores con el balón más cómodo se siente. Si encima añades que los laterales partían profundos pues obligabas al Atlético a tener muchas vigilancias.
Esta victoria era más que necesaria para subir la moral del equipo después de cuatro partidos con una imagen discreta. Espero que siga con esta forma de jugar, que el 4-4-2 sea la premisa para desarrollar tu juego.