El Rey viejo y el nuevo Rey

Hace dos semanas, el RCD Espanyol consiguió lo que casi nadie en lo que va de Liga: superar ampliamente al Valencia CF. Perdió 0-2 porque los chés están en estado de gracia, pero en general y, más, del minuto 15 al 45, los de Quique Sánchez Flores rindieron a un gran nivel abrazados al fútbol de un dúo atacante sin comparativa en su estilo: Sergio García y Gerard Moreno, que es el Sergio García que vino después.

Sergio García es un talento creativo de primera línea; su imaginación sobre el campo compite con las más dotadas de la Champions y es algo que ha adorado a nuestro campeonato durante una década de esplendor. Sin embargo, a sus 34 años, su explosividad -recuérdese que se coló en la Eurocopa 2008 gracias a su endiablada velocidad- se extinguió por completo y ya no es un factor atacando el espacio, lo cual, de partida, supone una gran limitación para cualquier punta.

Sergio García y Gerard Moreno juegan a golpe de puro talento.

La gracia de la pareja que compone con Moreno radica en que este tampoco es un ariete precisamente rápido. No puede decirse, por tanto, que hayan nacido para jugar juntos y ni siquiera que se trate de una dupla demasiado complementaria desde la teoría. Mas en la práctica, lo son.

El don de su sociedad consiste en que son capaces de mantener la pelota controlada en alturas muy adelantadas y poco comunes para equipos del rango del Espanyol. En primer lugar, gracias a su genial movilidad, que les habilita para recibir entre pivotes y centrales dando así sentido a la mayor virtud asociativa de Sergi Darder, ese pase vertical tenso que había pasado desapercibido hasta la irrupción de este tándem. Por otro lado, tras la recepción, saben proteger el esférico y asociarse para dar tiempo a la segunda línea a sumarse al ataque. De este modo, el Espanyol ha pasado de atacar con uno -Leo Baptistao corriendo- a atacar con cinco, pues con Gerard y Sergio, los Piatti, Darder y el extremo derecho, bien el propio Baptistao bien Jurado, también forman parte de la ofensiva.

En un sistema marcado por el anhelo de controlarlo todo como el que siempre ha buscado diseñar Quique Sánchez Flores, el binomio Sergio García-Gerard Moreno ha supuesto un salto de calidad.

Foto: Manuel Queimadelos Alonso/Getty Images