Quique Setién necesita dos cosas de sus futbolistas por encima de todo: convicción y calidad técnica. Lo primero se genera, se trabaja y se refuerza. Los resultados juegan un papel fundamental, como bien explicaba Juan Carlos Unzué recientemente, pero la idea del técnico cántabro es lo suficientemente atractiva e ilusionante como para contar con esta confianza desde el inicio. Pero lo segundo, la técnica, se tiene o no se tiene. Se puede entrenar, se puede limar, se puede adecuar. Pero o un futbolista puede dar sacarse un control en determinada situación o no puede. O un futbolista puede dar cierto pase bajo presión o no puede. O un futbolista es capaz de proteger el balón de espaldas o no puede. En esto no hay medias tintas.
Y Fabián Ruiz puede hacer todo esto. Al canterano bético todavía le estamos descubriendo y, de hecho, aún cuesta encajarle en un perfil específico, pero lo que lleva quedando patente desde el primer día es que tiene calidad de sobra para ejecutar con suma naturalidad los gestos técnicos que la idea de Setién le exige a sus medios.
Quique Setién en pretemporada: «Lo que sí estoy seguro es que cualquier jugador de los que vayan a salir al campo va a saber lo que tiene que hacer. Va a tener su cuota de protagonismo en cuanto a que él va a poder mostrarse a sí mismo dentro de una idea que sí que tenemos que tener clara todos, que es la forma que hemos establecido para jugar, que es mi forma».
El primer contacto que tuvo Fabián Ruiz con la Primera División ya había resultado estimulante. Con Juan Merino al frente, quien le hizo titular por primera vez, Fabián se mostró como un futbolista capaz de aportar soluciones a un equipo que tenía muchos problemas. En aquella ocasión fue desde la mediapunta, pero la clave no era la posición sino cómo se relacionaba con el juego. Sobre todo porque era tan frecuente verle ofrecer una línea de pase al doble pivote, demostrando de paso calidad para jugar de espaldas, como verle romper hacia adelante buscando estirar un equipo al que le faltaba velocidad en ataque. Su presencia en el Betis ’16 no se extendería mucho. No estaba todavía preparado. Ni física ni mentalmente.
Fabián Ruiz no siempre ha sido el mismo tipo de futbolista. Antes de los 14 años los que le conocen le describían como uno de esos «pequeños jugadores habilidoso» que tanto proliferan en el fútbol español. Pero entonces creció. Mucho. Y de pronto Fabián se topó con un cuerpo nuevo que todavía no sabía manejar. El estirón, que llegó hasta los 189 centímetros de altura, cambió su centro de gravedad e incidió en su poco peso, convirtiéndole en el jugador liviano que conocimos en aquellos partidos con Merino. La calidad, permanecía. La lectura, iba in crescendo. Pero la forma en la que ambas se articulaban había cambiado por completo. Y Fabián tuvo que comenzar a pasar tiempo en el gimnasio. Primero trabajando su tren inferior, luego haciendo especial hincapié en el tren superior.
Juan Merino: “Todo el mundo, cuando es joven, tiene su tiempo de madurez. Capi lo tuvo en su momento; Juanito también. Estamos hablando de 26 o 27 años. Capi empezó a jugar con el primer equipo con 24 años. Joaquín sí lo hizo más joven y yo también. De pequeño ya se veía que Fabián tiene unas condiciones enormes pero hay que explotarlas y saber en qué momento ese jugador va a poder aportar lo que lleva dentro. Dani Ceballos, debido a su personalidad, nos lo dio mucho antes. Nada más comenzar a jugar en el Betis Deportivo y en el primer equipo se notaba. De Fabián, lo que sí sabíamos por su timidez, por su manera de ser y por esa maldad que le faltaba, es que había que tener su tiempo”.
También destaca Juan Merino cómo la personalidad de Fabián Ruiz es, por ejemplo, muy diferente a Dani Ceballos. Más introvertido, más inocente, el centrocampista de Los Palacios necesitaba sentir la confianza de su entrenador. Y aunque le costó encontrarla en un principio, la sintió justo en uno de esos días que cambian historias. Porque la victoria del Betis en el Bernabéu no es una más. No son sólo tres puntos. Es crédito, confianza e ilusión para apostar por una idea de juego en la que ya no sólo cree Setién. Y ésta, además, llegó el día de la primera exhibición en Primera División de Fabián.
Juan Merino: “Hemos visto muchos jugadores muy talentosos y muy técnicos, que en un campo grande de fútbol, porque decimos que son más jugadores de fútbol sala, no son capaces de demostrar debido a que no tienen capacidad o motor para desarrollar las condiciones que llevan dentro. Estamos en el caso de Fabián, que físicamente es un portento. Tiene una capacidad física enorme de trabajo y eso le sirve en todos los aspectos. A nivel de condiciones técnicas es un jugador muy bueno e impresionante para la edad que tiene, pero esa capacidad le hace tener más recorrido, que esté en el sitio y que se canse menos”.
A Fabián Ruiz todavía le tenemos que dar tiempo. Es un jugador por definir. Pero su tipo de calidad técnica, su interpretación del juego y su recorrido, al menos ahora mismo, le encuadran como un jugador más enfocado a la creación o aceleración que a la gestión o control del juego. Aun así, lo más importante es que, desde ya mismo, la nueva perla verdiblanca está logrando mezclarse con el juego, está reforzando la idea de Setién y está comenzando a ser determinante en el devenir de los encuentros. Fabián tiene un pasado particular, tiene un presente evidente. y, no hay duda, tiene un gran futuro.
Soprano_23 4 octubre, 2017
No me acostumbro a leer mi nombre, sea cual sea el contexto, sin pensar que se está hablando de mí… jajajaja.
Ahora en serio, jugadorazo que con Setién va a verse potenciado de un modo como haría con pocos entrenadores, tanto por generación de contexto como por habilidad del técnico para mejorar detalles de futbolistas de su corte desde la corrección individual.