Leganés y Atlético firmaron lo que seguramente habrían firmado 90 minutos después. La partida se quedó sin movimientos sorpresa ni la actitud ofensiva necesaria para aprovechar un error o sacar partido del riesgo, así que, pepineros y rojiblancos se repartieron puntos en una noche lenta, de ideas espesas con la pelota y planteamientos que fueron superados hasta tal punto que el gol estuvo tapado, además de por Jan Oblak o Pichu Cuéllar, por el propio encuentro, que fue culpable de lo que el luminoso marcaba tras el pítido final. Las razones del 0-0, numerosas.
La alineación rojiblanca condicionó su propio despertar y posterior desarrollo. Con Saúl de lateral izquierdo y Giménez y Correa por derecha, la gran guerra del encuentro tenía visos de caer del lado pepinero teniendo en cuenta su manera de defender y la mentalización mostrada ante rivales de tal calibre. Sin la calidad ni la naturalidad para construir en un lado y romper por el otro, el Atlético no pudo crear distracciones, la idea que le alejó completamente de poder abrir las lineas de su oponente. Una vez asumido que por dentro tendría que llamar la atención, aún a riesgo de sobrepoblar esas zonas, el Leganés hizo lo más fácil para su contratada fase defensiva: defender de una única manera y prolongarla en el tiempo, una suma para la que lleva mostrando mucho tiempo que es un equipo hecho a la categoría.
El Leganés siempre defendió bien todas las zonas de su campo
Con Vietto, Correa, Griezmann, Koke y Thomas, las posibilidades de encajar jugadas, sobre el papel, no sonaba del todo mal a pesar de no contar con Filipe Luis ni con un hombre por derecha que rompiera al espacio para estirar la zaga de Garitano. El problema es que Griezmann, el verdadero creador de ventajas si no está Filipe, tocó la pelota 23 veces y no disparó en todo el encuentro. Esas tres ausencias, las de los costados más la desaparición del galo, llevó la pelota sin ideas de un lado a otro. Por la derecha, con Giménez y Gabi, se buscó, con más frecuencia de lo recomendable, un balón largo a la ruptura de Vietto o Correa, elecciones que el Leganés controló con total tranquilidad.
Los de Garitano, reconocibles en una presión alta y un bloque medio constante y desgastante, esta vez se echaron más atrás, optando por un repliegue basado en la paciencia y la intensidad en cada pelota. Con el Atlético amasando, sin uno contra uno ni toques en apoyo que rompieran las marcas, los de Butarque fueron creciendo a nivel mental para imponer su idea. Siovas dominaba el juego aéreo y lateral, Brasanac, un gran Rubén Perez, Eraso y Pires para guardar la pelota, fueron la medular, elegida y activa por Asier, para controlar todo su propio campo. Szymanowski y Beauvue al espacio replicaron con contados contragolpe un plan que vivió muy tranquilo. La segunda parte, que fue más acentuada si cabe, vio a Correa, Vietto y Griezmann salir por Carrasco, Torres y Vrsaljko no tuvo mayor impacto, justo lo que ya había conseguido previamente un Leganés sin fisuras.
Foto: Denis Doyle/Getty Images
Abel Rojas 1 octubre, 2017
A mí me gustó muchísimo el partido del Leganés. Lo de Rubén Pérez y Gabriel Pires empieza a parecerme más que serio, así como lo de Siovas. Y ojo a Beauvou porque creo que se va a marcar un temporadón muy serio.