El primer mes de competición del nuevo y ambicioso proyecto del Milan entra dentro de lo normal. Vincenzo Montella ha tomado en la última semana la primera gran decisión de su segundo año al frente del conjunto lombardo después de arrancar de una manera diferente. Y es normal porque aunque parte con un primer año positivo dentro de las expectativas, la enorme cantidad de jugadores nuevos hacen del segundo paso un camino necesitado de información y maniobras. Tiene más calidad y debe suscribirse a ella, pero hasta que comprenda lo que tiene entre manos y qué es lo más adecuado para todos los que han llegado, Montella está probando. Y la primera decisión de calado, tomada en los dos últimos encuentros, es pasar a jugar con tres centrales. Una decisión que ya tomó en Florencia, que parece haber encajado con mayor naturalidad y que reconoce como nadie su mejor jugador.
Montella ha pasado a defensa de tres, y está funcionando
El Milan comenzó con un 4-3-3 heredado de la temporada pasada en el que necesitaba de mucho apoyo exterior para dominar los partidos. Montella nunca ha renunciado a una salida (muy) elaborada, en la que los centrales se pasan mucho la pelota -Bonucci y Musacchio eran los que más la tocaban en aquellos primeros días, ante Crotone y Cagliari- y en el que sus mediocentros necesitan espacio para elegir destino, ya sea Biglia, Locatelli o Montolivo. En esa salida, las alturas podían quedar definidas pero necesitaba un gran peso ofensivo de sus laterales, Conti y Rodríguez, para compensar los déficits de Kessie o Calhanoglu, jugadores más relacionados con la verticalidad y el toque aislado. Más que piezas concretas que en plantilla quizás no existan, la posibilidad de mejora estaba en el sistema.
En ese 4-3-3, la constante sensación es que el equipo jugaba disperso, con las líneas separadas, tanto en ideas como en el campo, sin la solidez ni la fluidez que terminan juntando al equipo arriba. Independientemente de hacerlo, aunque fuera con discontinuidad, les costaba a los rossoneri generar tramos de juego que convencieran a su técnico de que para lograr dicha regularidad sólo necesitara la cuestión del tiempo. El sistema quedó tocado ante la Lazio, momento en el que Montella decidió pasar a la acción como medida preventiva. El equipo comenzó a depender demasiado de Suso para sumar cosas en ataque, pues el goleador Cutrone y el irregular Borini no estaban sumándose a la idea. Además, no estaban los de San Siro potenciando la figura de Leo Bonucci. Ahora todo es un poco diferente.
Así, con la paulatina introducción de otros futbolistas, caso de André Silva, Romagnoli o Kalinic, y conocida la baja prolongada de Andrea Conti, el Milan va a intentar cuajar su definitiva identidad desde el 3-5-2. El reparto de espacios y funciones, también las alternativas que le ofrece la plantilla, van encaminados hacia un sistema con el que Montella parece sentirse más cómodo, un sistema que hace más realista el gran Leonardo Bonucci. Desde atrás hacia delante, la estructura de este Milan parece juntar más recursos en salida. De entrada, la jerarquía del exjuventino para orientar el juego desde su primera decisión le concede más libertad, tanto de acción como de posición. Si se suma Romagnoli desde el central izquierdo, activando y encontrando a Bonaventura y Rodríguez con su zurda, asentarse arriba es más fácil.
Montella: «Me intriga, me gusta como idea de la defensa de tres, pero debo decir que con estos jugadores podemos utilizar muchos sistemas. Tengo la indecisión de tener que elegir”.
Como se señala en un párrafo anterior, los medios milanistas no son ni seguramente deban ser las referencias del equipo. Todos ellos pueden complementarse pero no definen al conjunto ni a la idea, de ahí la importante introducción de dos carrileros y la posibilidad de mezclar perfiles en la medular. Una vez la pelota viene limpia desde atrás y con opciones de pase por fuera para poner de cara a los centrocampistas, necesitados de metros para acompañar la jugada, todo le está pareciendo más sencillo. Montella reconoce así que sus talentos para crear con balón parten desde atrás y que para dar más facilidades a sus centrocampistas, los carrileros desahogan, distraen y activan las posibles combinaciones de medios de los que dispone Montella.
Así, ante Udinese, ocurrió un detalle interesante. Montella diferenció sobre el campo la altura de Biglia de la de sus interiores y carrileros, es decir, posicionó a su equipo en un 3-1-4-2. Con Kessie y Bonaventura con cierta libertad para descolgarse, los carrileros fueron más interiores desde el sentido de la posesión propiamente dicho, Calabria y Rodríguez dieron más pases que los mediocampistas, activando a un Biglia que ejerció de mediocentro puro (117 pases). Con la seguridad de tener a cuatro hombres tras la pérdida, Lucas más los tres centrales, y con los hombres de banda tocando y repitiendo pases, el juego interior se permitió cruzar movimientos, habilitar un intercambio de posiciones con los puntas, Silva y Kalinic, y dotar de dinamismo una posesión algo estancada en el anterior dibujo.
La doble punta gana en determinación aunque Suso sale perdiendo
Arriba también ha ganado recursos Montella, aunque en el futuro tendrá que ir decidiendo quien enlaza con ellos. Suso y Calhanoglu, los jugadores de mayor imaginación en el espacio corto, tendrían una función similar pero desde la posición de interior. El gaditano ganó peso partiendo desde la banda derecha; sus movimientos eran muy naturales y progresivamente aumentó su determinación, siendo un hombre importante. La entrada de la doble punta comprometería más sus intervenciones, jugando más abajo y reorientando su importancia, pero colectivamente puede compensar. A cambio, Montella está ganando mucha intimidación. Lo que a priori puede parecer una suma de ‘9s’, con Kalinic, Silva y Cutrone compartiendo duplas, estos están completando con presencia y gol una propuesta que está ganando en solvencia.
La plantilla que formó y orquestó el Milan sonaba muy coherente con su momento deportivo. Las posibilidades que le otorgaba esta plantilla a Montella podían hacerle arquear la ceja por la necesidad de tiempo para encajarla pero en los últimos tiempo, y aún lejos de una fiabilidad sólida, Vincenzo parece haber encontrado un punto de partida más que interesante. Si logra dar estabilidad y soltura a su medular, con lo que dispone arriba y lo que potencia el sistema a sus zagueros, el Milan podrá corresponder en el campo a la inversión acometida. Las pruebas así lo demuestran.
Foto: Alexander Hassenstein/Bongarts/Getty Images
Marcos 19 septiembre, 2017
En el partido contra el Udinese me sorprendió el Milan (para bien). Era el 1º partido de la temporada que veía y me gustó mucho la verdad. Tiene una salida de balón desde atrás mejor de lo que esperaba, dos carrileros jugando bastante bien (soy fan de Calabria, tiene buena pinta) y colgando centros y con Bonaventura y Suso dandole magia al juego para que finalice Kalinic.
Está claro que su objetivo no es ganar la Europa League o la Serie A,aún le falta equipo para aspirar a tanto, pero si que me parece un equipo a vigilar y tener en cuenta para dentro de un año o dos. Ya han puesto la primera piedra de un proyecto interesante que veremos a donde les lleva. Me recuerda al Manchester United de la pasada campaña (aunque con peor plantilla). Puede ser un buen ejemplo para ellos.
De lo que si estoy seguro es que este año disfrutaré mucho viendo a este joven Milan.