A 20 de agosto, Antonio Conte tuvo que afrontar el primer momento delicado de la temporada. Sin Cahill, Cesc ni Hazard y tras haber caído ante el Burnley en la primera jornada, su Chelsea visitaba al Tottenham con el temor de que la historia se comenzase a repetir.
«Trataremos de evitar la ‘temporada Mourinho'», llegó a comentar el técnico italiano en pretemporada en referencia a la mala defensa del título que hizo el conjunto londinense con el luso. Ya por entonces el verano no estaba siendo nada bueno para el Chelsea FC. Mientras otros candidatos han ido ganando en sensaciones y/o han reforzado sus equipos con multitud de caras nuevas, el actual defensor de la Premier apenas ha podido intercambiar unos cromos que, además, a priori no ofrecen mayor garantía que los anteriores. Es decir, que aunque todavía es pronto, demasiado pronto, el Chelsea afrontaba su segundo compromiso liguero con más cargas de las necesarias.
A partir de todo esto se explica que Conte decidiera matizar su planteamiento de forma muy significativa al quitar un mediapunta para meter a un centrocampista bastante particular. Sin embargo, aunque quizás pueda sonar sorprendente, que David Luiz fuera el mediocentro del Chelsea contra este Tottenham tuvo más lecturas ofensivas que defensivas. Evidentemente que gran parte del plan partía por hacerse fuerte en el carril central ante las combinaciones interiores de Christian Eriksen con Harry Kane y las llegadas desde segunda línea de Dele Alli, pero en realidad Conte lo que buscaba era ganar el partido a partir de la presión de sus tres medios. Ésta no era permanente. Ni siquiera la intención inicial era buscar a los de Pochettino muy arriba. Pero cuando el Chelsea salía en largo, el Tottenham iniciaba desde Lloris o similares, David Luiz empujaba a unos agresivos Bakayoko y Kanté. ¿El objetivo? Robar todo lo cerca que se pudiese del área contraria para que el gol no dependiese tanto de una suma de aciertos propia como de un error del rival.
Los dos goles nacieron de dos recuperaciones muy altas.
Y funcionó. Courtois contuvo a un insistente Harry Kane, los tres centrocampistas forzaron varias pérdidas muy peligrosas y el valor ofensivo de Marcos Alonso las convirtió en los tres primeros puntos del curso. Lo del lateral español en los últimos metros cada vez es más notable, en parte porque a su constante despliegue por banda cada vez se le suma una mayor -y más peligrosa- presencia interior.
Ya se sabe que es clave en el circuito de pases blue tanto por la amplitud y profundidad que le da siempre al Chelsea como por su capacidad para activar a Hazard. Pero su influencia cada vez abarca más registros. Como ya vimos a final del año pasado, cuando su equipo avanza por banda derecha ya es habitual ver a Marcos Alonso atacando el segundo palo como si de un segundo punta se tratara. Su notable condición física y su buen disparo, pero sobre todo su espectacular timing, hacen del español un gran llegador al que nadie espera. A fin de cuentas, ante este tipo de sistemas, el marcaje de los carrileros parece una cuestión no solucionada que en cada jugada cambia. A veces es del extremo, a veces del lateral y otras tantas del interior. Es, en definitiva, de todos y de nadie.
Los dos tantos ayer le confirman como un argumento ofensivo.
La juganda del segundo gol ayer es bastante representativa. El Tottenham se equivoca, Wanyama pierde el balón, Pedro recibe abierto y Marcos Alonso, en vez de romper con vehemencia, mide la carrera para darle tiempo a Pedro. Y no ya por una cuestión de meterse en el fuera de juego, sino también de estar preparado para coordinarse ante el esperado pase del canario. Éste se produce, Alonso no necesita ni controlar y, tras mirar a Lloris, cruza un disparo potente que el portero francés no acierta a detener. El contexto está ahí. Es la Premier League. Errores constantes, mucho ritmo, muchos espacios por delante y una posición sobre la que ningún rival se enfoca. Pero resulta muy difícil imaginar una mejor manera de aprovechar todo esto que la de Marcos Alonso, un lateral que, sin duda, por rendimiento está llamando a las puertas de la Selección. ¿Y por encaje táctico? Bueno, esa ya es otra cuestión.
Foto: BEN STANSALL/AFP/Getty Images
Sergio Valdez 21 agosto, 2017
No se si bakayoco lo hizo bien o lo hizo mal o hizo lo que le queria conte… lo que se es que tener a un portero como courtois es una una gran ventaja…
Este chelsea es muy diferente a todos los equipos que conozco… es muy peculiar… mientras que el Tottenham me parece todo lo contrario. Me parece mejor equipo, incluso con algunas piezas mejores, ( mas regate sobretodo) pero es muy previsible.
Vi a morata muy timido… es pronto pero almenos me imaginaba un morata mas luchon y agresivo… es pronto.