El Sevilla había caído en los octavos de final de la Liga de Campeones y los cimientos se tambaleaban. Semejante golpe trastocó el estado anímico del equipo, que no es sino el principal sustento con el que cuenta un conjunto para mantenerse tras un mazazo. Una vez afectado de tal modo, su fútbol se resintió, y el discurso y la competitividad perdieron forma y fondo. Con esto, los de Nervión entraron en un bache y debían reconstruirse en pleno mes de marzo, cuando posibles nuevas ideas colectivas no encuentran tiempo para afianzarse. La oportunidad estaba en el resurgir de alguna individualidad cuyo camino estuviera por hacer. Y Joaquín Correa, necesitado, agradeció que los suyos también estuvieran en plena necesidad. Correa se coló por ese hueco.
Tras la caída del Nasri-sistema, Correa dio un paso al frente
Porque independientemente del potencial futbolístico del jugador, el mar de dudas en el que ha vivido el Sevilla en el pasado más reciente ha permitido a Joaquín Correa hacerse valer, tanto a nivel competitivo en una liga a la que debía de adaptarse, como a nivel futbolístico, pues el Sevilla ha podido encontrarle utilidad real y competitiva a sus características, cosa que hasta entonces, en los mejores meses sevillistas, no fue así. Correa tenía oportunidades desde el banquillo pero no con la importancia de la que ahora goza. Además no parecía que el fútbol del Sevilla pudiera corresponder incondicionalmente a sus características. Ahora, y desde que es titular, Correa le ha dado al Sevilla un desahogo, un aire renovador y un inconformismo que dice cosas positivas del de Tucumán.
El conjunto de Sampaoli había fortificado su carácter y su fútbol desde un ritmo masticado en el inicio y posterior elaboración, que no miraba en largo y que demandaba de sus delanteros una convivencia con el juego de espaldas y el espacio corto algo complicadas para el argentino. Por eso el papel de Correa se relacionaba con los espacios, aparecidos en las segundas partes, o con la agitación, cuando el Sevilla necesitaba características propicias para estrechar una desventaja. Cuando el plan principal, el de Nasri y Nzonzi, se perdió por el camino, con ellos siendo narradores de su propio rendimiento -caídos ellos, caído el plan-, el Sevilla pedía que alguien simplificara las cosas y librara en solitario tanto su propia batalla como la del ataque sevillista, que estaba consumiéndose tras la desaparición de Vietto, la irregularidad de Jovetic y el retroceso de Ben Yedder. Ahí entro la velocidad, la zancada y la positiva ausencia de afectación por no ser tan partícipe ni responsable de los golpes recibidos que han hecho de Correa un futbolista más válido. De alguna forma, ha demostrado que sin ser el futbolista que mejor describe la propuesta de Sampaoli ha sido el que mejor ha interpretado esa caída para hacerse valer.
Foto: CRISTINA QUICLER/AFP/Getty Images
DavidM_SVQ 1 mayo, 2017
Impresionado me tiene Correa. Llevo todo el año viéndolo y aunque se le vislumbraba que tenía cositas para destacar, en ningún momento pensé que podía romper tan pronto en un futbolista tan determinante. Tampoco supe ubicarlo en el campo y creo que a Sampaoli también le ha costado pues Joaquín mostraba cierto regate y un aceptable último pase, pero muy poco peso en el juego y menos continuidad, haciendo inviable su titularidad.
Desde Las Palmas (el partido antes de la ida vs Leicester), Correa empezó a ganar protagonismo jugando como segundo delantero o como falso nueve pero con libertad para ocupar toda la zona de 3/4 y ahí se empezó a vislumbrar al jugador de este último tercio de temporada. Quizás, cuanto más centrado mejor, pero jugando en la derecha también ha dado buenos partidos.
Es cierto que le falla el último toque, el que hace que la jugada sea buena o mala. Pero es que es joven y acaba de aparecer en el fútbol español. Una vez mejore el proceso de toma de decisiones y su definición, será un futbolista muy decisivo.