En la era del discurso, el estilo, la filosofía y el libreto futbolístico, en la era de la marca personal que te define y diferencia del resto, Mauricio Pellegrino se erige como un entrenador que cree en los términos medios. Cierto es que, como repasamos hace unos meses en «El continuo aprendizaje de Pellegrino», hay un concepto clave, el del orden, al que da más importancia que al resto, pero en líneas generales el DT argentino pertenece a esa especie en peligro de extinción que son los técnicos que se adaptan -y no que adaptan-.
«Somos un equipo al que es duro enfrentarse. Yo quiero hacer las cosas sencillas, pero bien. Tenemos dos sistemas de juego que cambiamos según las circunstancias. Me he basado en lo que nos pueden dar nuestros jugadores. La idea es modificada en función de ellos. Nos adaptamos», decía en el mes de diciembre. Por aquel entonces ya sabíamos que su Deportivo Alavés era uno de los que más exigían a los rivales en -casi- todos los sentidos. Su defensa posicional, perfecta en un inicio y perfecta en un final, representaba un acertijo creativo que muy pocos equipos lograban descifrar. Los babazorros cerraban el centro, dejaban las bandas y fortalecían el punto de penalti. El plan era bien sencillo, como reconocía su propio entrenador, pero resultaba tan coherente y estaba tan bien trabajado que al final únicamente tres equipos consiguieron superarles con claridad (más de un gol): la Real de Eusebio, el Madrid de Zidane (x2) y el Barça de Luis Enrique. El resto, a lo sumo, ganó sufriendo.
Cuando necesitó matizarse, se matizó con acierto.
Pero al contrario que el Levante de Juan Ignacio Martínez, por usar una referencia cercana, el Alavés de Mauricio Pellegrino demostró en varias ocasiones una sorprendente cintura para adaptarse a las diferentes situaciones de juego. «Los deportes de equipo tienen algo que no tienen los deportes individuales: hay una parte del juego en la que tú puedes ser mejor. Tienes que llevar los partidos a donde te conviene. Si no sería imposible que uno sueñe con ganar un partido como el del Barça”, comentaba el argentino en una enriquecedora charla con Sito Alonso, técnico del Baskonia. Esta superioridad, normalmente, la encontró en la ya mencionada defensa posicional, pero no siempre fue así. En ciertos días presionó, en otros buscó dividir la posesión y en otros, directamente, la asumió con una claridad impropia de un equipo acostumbrado a lo contrario, como pudimos comprobar ante el Atlético de Madrid en Mendizorroza.
En todo esto tuvo mucho que ver la calidad de varias de sus piezas. Porque que Camarasa, Deyverson, Edgar o Femenía cuajasen una temporada tan completa podía estar dentro de uno de los mejores escenarios posibles, pero la explosión de Marcos Llorente y Theo Hernández fue un regalo inesperado que Pellegirno recogió con responsabilidad. Porque en la configuración del equipo, tanto Theo como sobre todo Llorente, fueron causa y a la vez consecuencia.
El Alavés ya ganó al Barcelona en el Camp Nou jugando muy bien.
Decía Sito Alonso que su pretensión cuando se enfrenta a un equipo teóricamente superior es incomodarle sacándole de su zona de confort a base de pequeñas «trampas» que provocan que el jugador rival, que es humano, comience a dudar. Su Baskonia, con Hanga a la cabeza, suele hacer bueno este discurso con partidos de mucho ritmo, intercambios y puntos. En el caso del Alavés, con Laguardia como mejor representante, Pellegrino ha conseguido esto mismo de una manera completamente diferente. Y no sólo ante los mejores, sino también ante los diferentes. El reto de esta noche es enorme, pero el premio todavía lo es más. Mauricio Pellegrino quería que su equipo fuera bueno, sencillo, versátil y duro. Y lo ha sido. Por eso, pase lo que pase hoy, en la carrera de muchos de sus futbolistas, y también en la suya, figurará el Deportivo Alavés 2016/2017.
Foto: Gonzalo Arroyo Moreno/Getty Images
Abel Rojas 130p · hace 408 semanas
MigQuintana 101p · hace 408 semanas
En este sentido, me parece bastante paradigmático lo que le ha pasado al Alavés en Copa. Siempre se adelantó a su rival, normalmente en la ida, cambiando así por completo el sentido de la eliminatoria. Así sucedió ante Dépor y Alcorcón, por ejemplo. En marcadores cortos y este tipo de situaciones el Alavés se mueve maravillosamente bien. Por eso lo de hoy es sobre todo una cuestión de resistencia, sí.
Lucas · hace 408 semanas
MigQuintana 101p · hace 408 semanas
Luis · hace 408 semanas