A pesar de que Zubieta sí cuenta con un merecido reconocimiento histórico, la sensación es que su trabajo en los últimos años no está recibiendo la atención que debería. Desde que la Real Sociedad descendiera a Segunda e iniciara un proceso de reconstrucción muy parecido al de otros clubes como Celta o Las Palmas, la cantera del conjunto txuri-urdin se ha convertido en una factoría de talento tan constante que ha permitido a la Real asentarse en la parte noble de la clasificación sin necesidad de acertar más que con los fichajes de Carlos Vela, Gerónimo Rulli, Raúl Navas, Juanmi y Willian José.
El resto es Zubieta. Carlos Martínez, Íñigo Martínez, Mikel González, Yuri Berchiche (*), Aritz Elustondo, Markel Bergara, Xabi Prieto, Asier Illarramendi, David Zurutuza, Mikel Oyarzabal, Antoine Griezmann, Imanol Agirretxe… La Real Sociedad sobrevivió, renació y creció a partir de su cantera, la cual no sólo brilla en términos de cantidad y de calidad, sino que su impacto va más allá. Porque Zubieta tiene un sello muy particular que, además, le facilita su integración en el primer equipo: el sentido del juego. Se podría decir que la mayoría de canteranos de la Real tienen en común su buen toque, su gusto por la asociación o su gran calidad técnica en general… Y sería cierto. Pero lo que más les destaca y conecta es su capacidad para entender el juego, su interpretación de los espacios y su inteligencia a la hora de desempeñar su rol. Esto, más que el toque, es lo que une a las diferentes generaciones de Zubieta. Lo que traza una línea de sucesión entre Xabi Prieto -> Zuru -> Íñigo/Illarra -> Oyarzabal.
La Real viene siendo el equipo con más canteranos.
Esto evidentemente ha tenido un impacto más evidente en los centrocampistas, pero lo cierto es que la Real ha ido demostrando que esta lectura puede hacerse de manera global. Mismamente, Mikel Oyarzabal, el penúltimo en llegar, causó sensación por cómo se fue haciendo con la batuta de un equipo que en ese momento estaba perdido. Comenzaba en izquierda, donde no solía jugar, pero se relacionaba con la medular, se filtraba entre líneas, atacaba el punto de penalti… ¿Por qué? Por dos motivos: porque la Real lo necesitaba y porque Oyarzabal podía dárselo. Estaba capacitado.
«Esa es la grandeza de nuestro club y la grandeza del Sanse, que nos deja jugadores muy preparados porque compiten muy bien”, decía el pasado viernes el propio Eusebio Sacristán. El técnico castellano, al igual que en su día Montanier, está jugando un papel muy importante a la hora de ir dando minutos a los futbolista que van saliendo de Zubieta. Porque, como decíamos, Oyarzabal sólo es el penúltimo en llegar a la Real. Y no literalmente, además.
Eusebio ha encontrado dos recursos más en Zubieta.
Álvaro Odriozola y Jon Bautista son la demostración empírica de que de Zubieta se sale formado a nivel técnico y preparado en términos competitivo, ya que pese a tener únicamente 21 años ambos se comportan como dos futbolistas más de la Real. En el caso del delantero, que apenas ha jugado dos ratitos, ya hemos podido comprobar que es un nueve que respira gol. Su tanto ante el Betis es una muestra de fundamentos espectacular: se sale del fuera de juego, se desmarca sin detener la carrera, controla con el pecho y define con el interior. Todo esto sin mirar a la portería ni al portero más que unas décimas antes de dar el segundo y último de sus toques. De manual. Y en el caso del lateral, más de lo mismo. Aunque Álvaro Odriozola empezó destacando por su velocidad punta, que no es que sea alta, sino que es jordialbasesca, poco a poco ha ido demostrando que a esa cualidad le sabe unir pausa, intención y calidad para el centro. Y sin sufrir por el camino. Todavía es pronto, como diría Eusebio, pero la sensación es que la banda derecha de Anoeta ha encontrado dueño para mucho tiempo.
Al igual que en su día Prieto, Íñigo o Illarra, Odriozola y Bautista son jóvenes aunque sobradamente preparados. Están para aportar desde ya mismo, y Eusebio lo sabe bien. Es la garantía Zubieta.
Foto: CRISTINA QUICLER/AFP/Getty Images
Alex Fuentes 11 marzo, 2017
Artículo top señor Quintana. Qué nivelazo.
Lo primero decir que en Zubieta se ha criado uno de los 5 mejores futbolistas del planeta a fecha 2017, Antoine Griezmann, aunque su evolución con Simeone haya sido tremenda.
Me gustaría añadir que el trabajo de la Real es especialmente complicado porque a pocos kilómetros hay un equipo que vive por y para el fútbol vasco y trata de llevarse a cualquier euskaldun que surja desde las categorías inferiores. El sentido de pertenencia en Donosti debe ser enorme. La cantera vasca siempre ha sido fundamental para la Selección y en los últimos años solo Xabi representaba esta cantera. Puede que vuelvan con las últimas hornadas.
Abro debate: ¿puede venirle bien a ciertos equipos un descenso? Citáis a Celta, Real Sociedad y Las Palmas como ejemplo de equipos que han cambiado su modelo a partir de este descenso. Y es que el descenso no fue un accidente como el del Villarreal, es que eran equipos "podridos" que iban a descender un año u otro. A ver qué opina de esto la Comunidad Ecos.