La irregularidad que también está demostrando el Valencia con Voro González como entrenador parece evidenciar que el problema del club no está ni la pizarra ni en el banquillo. Sea una cuestión mental, emocional o similar, el equipo valencianista sigue siendo incapaz de conseguir un mínimo de estabilidad que, a su vez, les permita cambiar el ánimo que se viene respirando en Valencia. Tan pronto logran vencer al Real Madrid a los tres días de derrotar al Athletic de Ernesto Valverde como caen en Mendizorroza, salen goleados del Calderón y son inferiores al Sporting en el mismísimo Mestalla.
Sin embargo, más allá de esto, lo cierto es que el Valencia sí ha mejorado en el apartado futbolístico. Los errores en defensa se han reducido, la aparición de Carlos Soler ha dotado de mayor control a la medular, la presencia de Orellana ha reactivado el juego entre líneas y Zaza ha sumado una presencia en punta muy necesaria.
El delantero italiano está siendo muy útil.
Esto parece mucho y a la vez no es tanto. El equipo partía desde un punto muy bajo en todos los sentidos, y de hecho lo mejor que ha logrado Voro es normalizar la situación en el plano técnico-táctico. Ahora el Valencia se comporta como un equipo normal sobre el campo. Con sus virtudes y sus defectos. Con sus fortalezas y sus flaquezas. Pero como un equipo normal. Y eso es, básicamente, lo que necesitaba el club para evitar «lo que no puede ser nombrado».
Y en esto tiene que ver más de lo que parece Simone Zaza. El italiano es un delantero centro al que en España se conocía por su penalti fallado en la Eurocopa, que llegó con la etiqueta de «caro» y que como valencianista apenas ha marcado dos goles en diez partidos, pero curiosamente sus actuaciones están coleccionando muchos más halagos que críticas. Y con razón. Por carácter, por movimientos, por brega y por presencia, Zaza está representando la figura de delantero centro como en los últimos meses nadie había podido representar en Valencia. Y esto está desahogando al equipo.
Su capacidad para fijar a los centrales, fajándose y ganándoles en muchas ocasiones, sobre todo ante Varane y Laporte, ha aliviado al resto de atacantes ches, que no sólo encuentran más espacio para jugar, sino también más tiempo para poder marcar la diferencia.
Voro necesitaba a alguien como Simone Zaza.
Es posible que su impacto en el equipo tenga más de efecto placebo que de realidad, pero lo cierto es que tanto sus rivales como sus compañeros ven en Simone Zaza una amenaza de gol. Estirando, fijando, peleando o rematando, el italiano ha conseguido ganarse el cariño de Mestalla sin todavía haber roto a marcar. Algo que habla tanto de lo anormal de la situación del Valencia, como de lo necesario que era Simone Zaza, como mínimo, en este momento.
Foto: Manuel Queimadelos Alonso/Getty Images
Pablo Blasco 23 marzo, 2017
Estoy ansioso por conocer el nombre del míster 17/18 en Mestalla. Aún con las bajas necesarias por tema económico, es muy posible que quien coja el equipo se encuentre con jugadores tan maravillosos y diferentes como Nani, Soler, Orellana y Zaza.
En mi opinión, clave será armar el equipo en torno a las cualidades de éste último, delantero tan específico como interesante. De hecho creo que deberían buscar al entrenador idóneo vista la plantilla; ¿Marcelino? ¿Pellegrino quizás?