La extraña pareja

Que la Sociedad Deportiva Eibar no se esté acordando en ningún momento de la marcha este verano de Borja Bastón no entraba en los planes de nadie. El nueve madrileño era la garantía competitiva que conseguía convertir el notable juego armero en puntos para la clasificación. La certeza que lograba que del dicho al hecho nunca fuera un trecho, sino más bien un simple remate al primer toque. Pero José Luis Mendilibar, gracias a una extraña pareja de puntas, ha conseguido lo que parecía imposible: no echarle nada de menos.

Ni un poco. Porque es que su ausencia no se está notando. No está teniendo ningún impacto ni peso. El Eibar sigue siendo un equipo con facilidad para generar ocasiones y todavía más facilidad para convertirlas. Y, además, lo hace de una forma muy parecida. Pese a que Mendilibar ha matizado el vértigo, la verticalidad y ese ritmo altísimo que reinaba en Ipurúa, el conjunto vasco sigue teniendo en el centro lateral a su arma más potente y eficaz. Es decir, el Eibar ha cambiado sin perder ninguno de los conceptos que resaltaban su competitividad ante cualquiera. Y esto, por supuesto, tiene mucho que ver con el hecho de no haber perdido cuota de gol sin Bastón.

Sergi Enrich está haciendo una gran temporada.

¿Cómo lo ha logrado? En primer lugar, resaltando la figura de su otrora acompañante en la delantera: Sergi Enrich. El balear sigue haciendo lo mismo que hacía la temporada pasada, pero lo hace como principal protagonista. Pelea el juego directo, se mueve hacia los costados, pelea contra los centrales, ocupa el punto de penalti, intimida también al espacio… Es una amenaza muy constante. Y lo ha sido ya jugara con Rubén Peña, Kike, Mesa o incluso Bebé.

Pero lo que ha terminado por potenciar el fútbol de la SD Eibar y la constancia de Enrich es otro futbolista, Adrián González. Al hijo de Michel siempre se le ha conocido de esta manera, como si fuera una pequeña forma de remarcar que Adrián está en Primera por su apellido y no por su fútbol. Pero esto, si no tenía ningún sentido ya hace unos años, ahora lo tiene todavía menos. Porque Adrián González es un muy buen futbolista. Tras crecer como miembro de un doble pivote en el Elche de Escribá y brillar como una mezcla de interior/mediapunta ya el año pasado en Eibar, Adrián ha terminado de dar el salto en el momento en el que, sorprendentemente, Mendilibar le ha situado de delantero. Porque su técnico lo dice así: «Está jugando de delantero». En la práctica, su figura recuerda más a la de un segunda punta, porque rara vez se alinea con Enrich, pero lo cierto es que muchas veces está incluso por delante.

Porque su principal función es doble: por un lado compensar los movimientos de Sergi Enrich, ya sea cayendo a bandas u ocupando el área, y por el otro sumar una segunda referencia en el remate, ya sea estando o llegando. Así, de esta manera tan particular, juntando a dos futbolistas que hace cinco años jugaban de extremos, el Eibar no se acuerda de los 18 goles de Bastón. Y es que esta extraña pareja ya suma 13 goles y 5 asistencias en poco más de una vuelta.
 

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