«¿Me ven? Llevo cresta y tatuajes. Soy un chico duro. Soy ‘punk’. Y a ustedes once, a todos once, los voy a pisotear. Me los voy a comer uno por uno y a partir de hoy me verán todas las noches en sus pesadillas más oscuras. No les miento. Me llamo Marek Hamsik y aquí, aquí mando yo». No es un invento. Marek Hamsik susurra estas palabras cada vez que pisa un terreno de juego. Mira a la cara a sus rivales y sale destruirlos con tambores de guerra como banda sonora y otros diez locos que lo siguen sin dudar ni un instante. Pim. Pam. Pum. El Napoli embiste al contrario al son de su Master and Commander, crédulos ante cualquier cosa que esté en frente: un batallón, un ejercito, un maremoto o una fortaleza. Él es su líder, su dios, su todo. Es Marek Hamsik.
Marek Hamsik está en el mejor momento de su carrera
La explosión del precoz y pasional eslovaco tomó por sorpresa a Europa. Fueron muchos años en los que se esperaba que por fin fuese esa la temporada en la que Hamsik alcanzase el potencial que dejó vislumbrar desde que aterrizó en Italia, pero esto nunca ocurría. En el camino, el futbolista era mareado con tanto cambio de rol, lo típico que pasa cuando eres así de bueno como él y eres capaz de hacer tantas cosas distintas en tantos lados del campo. Pero llegó Sarri, aunque a lo mejor fue la madurez, quizá ambas, y sucedió: de repente, Marek Hamsik era uno de los mejores futbolistas del planeta. Y jugaba en Napoli, la misma de Maradona, y obviamente la comunión fue total. Futbolista, estadio y equipo se convirtieron en uno solo, y hoy no son solo el segundo equipo de Italia, sino uno que no le teme a nadie y que sale no a ganar, sino a destrozar a los contrarios que se le ponen al frente.
El Napoli de Sarri es un equipo vehemente. Presionan con voluntad vesánica lo más arriba que pueden, ponen la línea defensiva tan adelantada como sea posible y juegan el fútbol más vertical que les salga de las botas. En el corazón de todo eso está Hamsik como el interior izquierdo (foto de la derecha) del 4-3-3 que dibuja el equipo celeste. Desde allí, Hamsik trata de comandarlo todo con astucia espartana: se parte la cara por todos los suyos. Es el primero en presionar (Foto), el primero en regresar, el primero en ir al ataque y el primero en acudir al rescate de sus compañeros si estos se complican con el balón. El Napoli es la expresión colectiva de su juego. Es pura energía y versatilidad desde el balón. Y qué bien se lo pasan así.
Hamsik aparece en todos lados desde el interior izquierdo
Como anunciamos en el párrafo anterior, el Napoli es un equipo que muerde bien arriba y Hamsik es acude a esa presión sin pensárselo dos veces. Encima la salida contraria casi como si jugase en una doble punta con Mertens (foto de arriba a la izquierda), aliviando a Insigne de esfuerzos físicos y choques para los que no está preparado (Foto). La intención es robar el balón lo más rápido posible y lo más cerca a portería contraria que se pueda. Si eso no ocurre, el Napoli repliega todo, a veces formando un 4-5-1. Hamsik acompaña siempre el movimiento (foto de arriba a la derecha) hasta las proximidades de su área si es necesario, además de bascular hacia la banda (Foto) si la salida del oponente es exterior. Ese es su modo de defender: a todo campo, aunque sin perder nunca la posición. Y que se entiende: no es que Hamsik sea un maestro del posicionamiento defensivo, pero nunca deja de componer la estructura de los suyos de forma milimetrica. Por si mismo no es un activo defensivo de élite, más allá de su precisión al presionar, pero tampoco concede nada, símbolo de madurez. Cubre todo el terreno sin derrochar energía.
Esto último resulta importante porque ahí está la clave del Hamsik modelo 2017. Un futbolista tan efusivo como él, encontró su juego ideal el día que aprendió a utilizar de forma austera todo el vigor que acumulaba. Lo hace defendiendo, pero sobre todo jugando. El del Napoli no da un solo toque de más ni una sola carrera extra, y aun así no deja de imprimirle a su juego las ganas de siempre. El grueso de sus intervenciones son a uno o dos toques (foto de la izquierda). Y todo es para acelerar. La obsesión del Napoli de Sarri es hacerlo todo muy rápido y para adelante, pero entiende que a veces un paso para atrás son dos o tres para arriba. Por eso, en la zona media, Hamsik se ofrece siempre de espaldas (Foto) para atraer rivales y eliminarlos con toques de primera (Foto) que dejan de cara a algún compañero que luego verticaliza. Lo hace así cada vez que el giro no es seguro. Si sí lo es, ejecuta, queda de cara y lanza el ataque (Foto) valiéndose de un poderío técnico que no tiene defectos. Los habrá mejores en cada arte, no muchos, pero al repertorio de Hamsik no le falta nada.
El poder de intimidación de Hamsik es el de un crack: lo tiene todo
Cabe aclarar que este Hamsik que baja a recibir (Foto) y descarga de primera no es la regla porque la situación solo se da cuando el rival la exige (Foto). Si no, el eslovaco deja que sean otros futbolistas, como Tonelli o Jorginho, los que den los primeros pases mientras el crea líneas de recepción por delante del balón (foto de arriba a la izquierda): donde más daño hace. Y es que el juego sin pelota de Hamsik, aunque sutil, es auténtico veneno. Flota por detrás de los mediocampistas contrarios, muy cerquita de Insigne, lo cual divide atenciones y le otorga espacios tanto a él como al diminuto delantero. Una vez reciben él o Lorenzo, el ataque del Napoli mete un par de marchas más y comienza a ir a todo trapo, ya sea con toques de primera y paredes, todas para adelante, o con conducciones, de Insigne para adentro que compensa Hamsik (Foto), o cambios de orientación. Y aquí hay que apuntar algo: aunque es el más creativo de los suyos, Hamsik no tiene reparos (Foto) en delegar la función organizativa o de lanzador a otro futbolista mientras el rompe al espacio a toda velocidad (Secuencia Completa) porque sabe que lo suyo cerca del área (foto de arriba a la derecha) puede ser devastador puesto que posee conducción (Foto), chut y pase para ser determinante como pocos mediocampistas en los últimos metros (Foto).
La magia de Hamsik está en que participa en todos los momentos del juego con el sacrificio de un peón, pero la calidad de una reina. Va, corre, lucha, juega, mete y golea. Su presencia se hace sentir con y sin balón de distintas formas dependiendo de la altura del campo. Y a un ritmo de guerra relámpago. El Napoli sabe que cuenta con uno de los que convierte buenos equipos, como ellos, en equipazos, y a estos, en candidatos a cualquier cosa. Contra el Madrid no se amilanaran por eso: porque tienen a Marek Hamsik.
lugano 15 febrero, 2017
Excluyendo a los de la liga
Hamsik Verrati Kante y De Bruyne.
Centrocampistas top.