Era impactante. En la última temporada de Marc-André ter Stegen en el Borussia Mönchengladbach, la salida de balón del conjunto alemán a menudo consistía en que el hoy portero culé, situado fuera de su área, se incrustara entre centrales para agilizar los primeros pases de su equipo. Es decir, que tomara casi la misma posición que asume un mediocentro en la archiconocida salida lavolpiana.
Era muy impactante. Sobre todo porque nada de esto parecía fruto de una exageración. De un mero capricho. Porque ya entonces Ter Stegen no era un guardameta que tenía buen toque de balón, sino un futbolista que jugaba con guantes y que, como tal, asumía como normal cualquier gesto con la pelota. Simplificando: en el Gladbach él era un argumento para plantarte en campo rival, no un recurso.
Ter Stegen ya marcaba diferencias con los pies en Alemania.
Su talento como parador además le acreditaba como uno de los porteros del futuro del fútbol, pero en realidad fue lo que hacía con los pies lo que le hizo ser el futuro concreto del Barcelona. Sin lo primero, hubiera sido imposible su fichaje. Resulta evidente. Pero en clave culé, sin lo segundo… Zubizarreta hubiera preferido a otro.
Y en este comienzo de año estamos viendo la razón. Básicamente porque aunque la presencia de Samuel Umtiti ha añadido calidad individual, la salida de balón del Barcelona 16/17 de Luis Enrique sigue careciendo de una estructura propia que la soporte, la dirija y la proteja. De ahí que la mayoría de rivales, como hemos venido viendo con Athletic, Las Palmas o Eibar, prefieran atacar el primer pase en vez de tener que defender el último. El caso es que esta elección entraña un triple problema. El primero es que este plan suele tener un límite muy temporal muy claro, lo que provoca que el comienza del partido parezca una contrarreloj que, si no termina con gol a favor, suena a derrota. El Eibar robó y dominó, pero no marcó. Y esto, poco a poco, fue derivando en el segundo problema: el impacto de la MSN. Éste evidentemente es el más gordo. El que lo cambia todo. El mortal. Pues basta con dos balones filtrados a la MSN para que ésta, en el peor de los casos, cambien la inercia del partido o, en el mejor, cambien el partido y además el marcador.
Ahora mismo está siendo un argumento de peso para salir.
Esta ecuación ya suena complicada de resolver ante el Barcelona. Pero claro, es el Barcelona. Se cuenta con ello. Se asume como normal. Sobre todo porque si se tomase la decisión opuesta, es decir, si se decidiese esperar, el problema sería también doble: por un lado no llegas al área rival y por el otro tienes a la MSN en tu frontal. El tema es que con Marc-André hay una complicación añadida para los Athletic, los Eibar o las UD Las Palmas de turno: robar el balón es más complicado y que te superen en más fácil. Porque el portero alemán, como hemos visto sobre todo en los dos últimos choques, está haciendo que toda presión que recibe sea una oportunidad para su equipo. Es decir, en vez de hacerle caer en el error recurrente, en vez de convertir el pase al portero en una consecuencia productiva de una gran presión, Ter Stegen está aprovechando la presión de los rivales para encontrar siempre al jugador libre, que normalmente viene siendo uno de los laterales.
De esta manera, si acostumbramos decir que es la MSN quien crea un contexto para que sus medios disfruten, es el portero quien primero evita que estos sufran tanto en el que plantea el rival. El pase a Aleix Vidal contra la UD de Quique Setién fue muy claro (foto de arriba), pero es que contra el Eibar de Jose Luis Mendilibar volvió a pasar algo muy parecido con ambos laterales (foto de abajo).
Recapitulando. Presionar la salida del Barcelona parece un riesgo productivo, pues sus primeros pases siguen siendo problemáticos. Así el Athletic o la propia Real Sociedad hicieron daño al equipo de Luis Enrique. Es más, mismamente en la conexión Mathieu -> Arda pudo residir el 1-0 del Eibar. Sin embargo, la presencia de Ter Stegen puede matizar todo esto hasta provocar que todo técnico se replantee la opción de buscar arriba al Barça. ¿No es un plan demasiado agresivo? ¿Compensa tener tres situaciones peligrosas a cambio de una ocasión de la MSN? ¿No es mejor esperar y hacer hincapié en el posible problema creativo que puede tener el Barça en ataque posicional? Y en caso de elegir presionar, ¿hay que llegar hasta el mismo Ter Stegen? ¿No habría que dejarle algo libre? ¿No habría que cubrir al receptor en vez de atacar al pasador? A fin de cuentas, él es un gran ejecutor, pero aún no es un creador (Neuer).
Son muchas las preguntas que el portero alemán del Fútbol Club Barcelona obliga a repasar a todos los entrenadores rivales. Porque si bien decía Albert Morén hace un par de semanas que al conjunto catalán le habían provocado problemas propuestas de todo tipo y condición, tanto las presiones (Athletic o Celta) como los repliegues (Alavés o Villarreal), los dos últimos partidos de Liga apuntan a que la notable mejora del Barcelona está empezando, geográficamente hablando, claro, por Marc-André ter Stegen, por su point keeper.
Foto: Laurence Griffiths/Getty Images
Peter Sword 26 enero, 2017
En el fútbol moderno que un portero tenga capacidades de jugador de campo es algo que te da ventajas enormes. Considero que, en 10 años, todos los porteros serán así (así los demandarán los equipos). Es parte de la evolución de este deporte.