Lo de Takashi Inui en Eibar era exótico se mirase por donde se mirase. Desde lo más evidente e idiosincrásico, a lo concreto y futbolístico, el japonés resultaba un elemento de diferencia en el inequívoco plan eibarrés, viéndose reforzado su valor en el equipo, en un inicio, precisamente desde ese componente de mezcla. Inui era el matiz distinto. Un futbolista asociado a la pelota, la serenidad y la sutileza, inmerso entonces en un conjunto de sincera e impetuosa verticalidad y apego a las soluciones directas. Esta temporada, en cambio, unos y otros han acercado posturas. El segundo Eibar de Mendilibar trata más tiempo con el balón y de una forma más paciente, cómplice del fútbol de Inui, al tiempo que el nipón ha hecho suyos varios de los principios futbolísticos que la nueva versión de su equipo no ha dejado atrás.
Tanto las salidas directas como la importancia de los centros al área, por ejemplo, se mantienen. Las primeras como una oportunidad para Inui de recibir arriba previa descarga de compañeros más preparados para el salto y el choque, como Sergi Enrich o un Adrián González con quien más allá de la divisoria establece un diálogo posicional permanente. Takashi va de fuera a dentro y el madrileño de dentro a fuera, habilitando para el japonés la diagonal hacia el interior en busca de la mediapunta, una zona en la que al igual que en la banda no le faltan socios. La conexión con los centrocampistas, el apoyo con el delantero centro o el cambio de orientación adornado de ventaja hacia el carril derecho, contribuyen a vestir el circuito de pases que singulariza, este curso, el camino que ha tomado el Eibar.
Desde la banda, Inui está en el centro de muchas de las cosas que definen a este nuevo Eibar.
El protagonismo de las bandas en el plan es capital, como baliza alrededor de la cual juntarse, origen de sociedades y rampa de salida de los centros con los que el conjunto armero surte el área rival. En este sentido, la capacidad que están mostrando los de Mendilibar para llevar el juego de un lado al otro y para juntar pases y segundos en ambos de forma indistinta, dibujan escenarios favorables tanto para Pedro León como para Inui, de los que están pudiendo servirse los hombres de banda del ataque eibarrés. En el caso del ex del Getafe, ésta llega en forma de espacio después de que el rival y el juego se hayan desplazado primero hacia la izquierda, permitiéndole exhibir golpeo sin necesidad de desborde.
Para Inui, el favor tiene más que ver con el regate, incrementando las opciones de un uno para uno desde el que derribar la muralla por uno de sus flancos. Para un equipo que ha alargado sus estancias en campo rival pero no cuenta con demasiados especialistas de la finta y el engaño, su capacidad para salir tanto por dentro como por fuera y asomarse a la ocasión de peligro, resulta de enorme valor. En cuanto al centro al área, la acción predilecta del Eibar para acosar la portería contraria, el aporte de Takashi se divide entre la contribución directa o la indirecta, donde además del mencionado espacio regalado a Pedro León, más cerca de su posición entrega un presente similar a la aparición exterior del lateral Antonio Luna.
Foto: Juan Manuel Serrano Arce/Getty Images
Pepe 19 enero, 2017
Muy buen artículo. Inui es un futbolista brasileño que nació en Japón. De mis jugadores favoritos de la liga dentro de mi equipo favorito.