Contra todo pronóstico y contra lo visto en la primera mitad, Kashima Antlers es el primer finalista del Mundial de Clubes 2016. Los japoneses derrotaron a un Atlético Nacional que dejó trazos de una evidente superioridad que no pudo concretar, lo que unido a que Kashima pegó primero terminó mermando su confianza, restarle claridad en la definición y dificultar su equilibrio cuando tuvo que abalanzarse sobre su rival en busca del empate. Los de Reinaldo Rueda protagonizaron un guión muy relacionado con la insistencia sin fruto y la frustración por no cumplir con lo previsto.
Nacional hizo todo lo suficiente para abrir el marcador sin parecer esforzado. De manera natural y en un partido en el que llevó la iniciativa y la posesión, los colombianos lograron altura ofensiva, profundidad y llegadas, tanto por dentro como por banda. De la mano de la movilidad de Borja, que en todo momento demostró fantásticos movimientos y constante peligro, su equipo pudo llegar al área con facilidad. Dada la presumible diferencia entre ambos equipos, no se percibió excesiva precaución en el conjunto verdolaga, lo que permitió a Kashima salir para igualar en ocasiones de valor gol.
At. Nacional fue claramente superior en la primera mitad
Kashima, al contrario del clásico equipo nipón que participa en el Mundialito, vive mejor en la reacción. No tanto por su nivel defensivo, caracterizado por defender muy abajo y acumular gente en el área, sino por su interesante conexión a la hora de transitar, donde en el control de balón y en jugadas de pocos toques mostró capacidad. Con el primer gol de su lado, el encuentro sumó un punto emocional que Nacional trató de controlar con serenidad e ideas hasta que el tiempo le obligó a lo contrario.
Posicionalmente el choque siguió siendo colombiano, que veía a sus medios jugar muy arriba y generar ataques tras pérdida con cierta comodidad. Uribe por detrás y Berrío por dentro y derecha completaban el peligro que Torres y Borja llevaban entre líneas. Quizás por cómo se sucedieron los primeros 45 minutos, la segunda mitad de los de Rueda fue derivándose hacia la incomprensión, y con ello, la desconexión. La sorpresa pasó de momentánea a creíble cuando el bloque sudamericano sumó hombres por delante de balón, balones al área y apenas ocasiones claras que sí se vieron en el arranque. Dos contragolpes nipones, anotados por Endo y Yuma, certificaron la gran sorpresa de esta edición.
Foto: Atsushi Tomura/Getty Images
Andrés 14 diciembre, 2016
Pues al fin algo interesante en este torneo, que debo aceptar me "pone" poco.Creo que esto dificulta mucho más la sorpresa en el Real Madrid-América, porque de por si hace que el Madrid esté mucho menos "en la nube" y mucho más alerta.
A mi me gusto mucho el equipo japones debo reconocerlo, mucho sacrificio
mucho dinamismo…