Durante los dos últimos meses de competición no ha habido partido en el que los rivales de la UD Las Palmas no hayan tomado medidas concretas y muy estudiadas para tratar de impedir que el ritmo del encuentro lo marcase Roque Mesa. El pivote amarillo ha sufrido presiones individuales (Marc Roca vs Espanyol), marcajes zonales especiales (Aspas + Tucu Hernández vs Celta) y presiones corales muy agresivas, como la que vivió ayer ante el Athletic de Valverde.
El Athletic buscó a la UD muy, pero que muy arriba.
«Ha sido un partido muy complicado porque en principio no hemos podido tener el balón. No es fácil contra este equipo porque aprieta mucho. […] Al principio hemos tenido bastantes imprecisiones en la salida para superar la presión», explicaba Quique Setién en rueda de prensa. Durante los primeros 20 minutos de partido, el Athletic Club jugó todo el tiempo en campo rival. A través de una presión muy agresiva, que buscaba anular a Roque y recuperar lo más arriba posible, los de Valverde controlaban todo lo que sucedía. El ritmo, los rechaces, las llegadas, los protagonistas. Todo. Si Las Palmas no ofrecía una respuesta, los tres puntos se iban a ir para Bilbao.
Y a fe que la UD lo intentó. Primero desde un punto de vista muy individual, con Roque Mesa bajando a recibir entre centrales o desplazándose hacia las bandas, lo cual no llegó a funcionar en ningún momento porque allí dónde fuese el Athletic Club le tenía preparado una trampa. Más tarde Las Palmas comenzó a tirar del libreto de alternativas, es decir, comenzó a buscar una salida muy exterior tanto en corto (Helder) como en largo (Boateng), saltándose al propio Roque. Ésta tampoco se mostró efectiva, sobre todo por el poderío de Iñaki Williams y de Yeray Álvarez en sus respectivos duelos individuales, pero al menos poco a poco dejó de sentirse tan inseguro en salida. Y, por último, entró en juego Quique Setién, que haciendo gala de su condición de ex-ajedrecista decidió enrocarse.
En ajedrez, el objetivo primario del enroque es proteger al rey y, de paso, activar a la torre, que es la segunda pieza más importante en términos ofensivos. Es decir, algo bastante parecido a lo que trató de hacer el técnico cántabro cuando alternó las posiciones de Roque Mesa (a partir de entonces interior) y de Vicente Gómez (que pasó a jugar de mediocentro único). La idea principal parecía ser la de proteger la figura del organizador con Roque recibiendo en un escalón superior, allá donde ya no llegara Raúl García y con una simple recepción pudiera girar a la presión bilbaína, pero además como consecuencia de esto se comenzaron a activar Viera y Tana, que fueron quienes terminaron penalizando el atrevimiento visitante.
Vicente, Roque, Tana y Viera se lucieron.
A partir de este movimiento, la UD Las Palmas pudo darle la vuelta a un encuentro que había comenzado de una manera totalmente diferente, fruto del gran trabajo previo de Ernesto Valverde y de la fortaleza de su Athletic a la hora de presionar. Pero la reflexión no sólo debe quedar aquí, concretada a un único partido, porque es a partir de este movimiento donde se explica la fortaleza del fútbol español cuando viaja por Europa. Antes de cruzarse con ingleses, alemanes, italianos, franceses o portuguees, cada uno con su estilo y su sello futbolístico, los mejores equipos españoles ya se han enfrentado a retos de todo tipo y condición cada fin de semana.
Foto: DESIREE MARTIN/AFP/Getty Images
Abel Rojas 29 noviembre, 2016
A lo que hizo Roque Mesa es a lo que yo llamo ser un mediocentro que resuelve problemas.