Luis Enrique nunca pareció muy empeñado en que sus interiores marcasen la diferencia por dentro. Tras un primer año en el que cosechó un Triplete y dio la sensación de que sus centrocampistas habían sido hombres secundarios, tuvo que salir de Iniesta -puede que picado- dar un paso al frente que le llevase a asumir un peso que el sistema no le reservaba. De ahí se infirió que, si un futbolista exige derechos (y obligaciones) con la fuerza suficiente, Luis Enrique le va a hacer caso aunque en principio no le apetezca.
El Barça tiene interiores especiales, pero no demasiado completos.
La batería de interiores del Barcelona es muy buena pero quizá no extraordinaria. O sea, Arda Turan, Denis Suárez o Rafinha Alcántara son jugadores que en un contexto ideal tendrían la opción de sumar cosas a todo un Barcelona, pero por lo mostrado hasta hoy, ninguno es un hombre de impacto que cambie las cosas por sí mismo. E igual podría apuntarse sobre André Gomes, lo que ocurre es que, en el caso del luso, entra en valor la palabra «potencial». Si el flamante campeón de la Eurocopa de Naciones explota cada una de sus condiciones, su rendimiento, con suerte, sí aspiraría a codearse con el de los mejores centrocampistas del mundo que no se llaman ni Andrés, ni Luka ni Toni.
André Gomes está mostrando una prudencia muy clara por ahora.
Dicho esto, las señales emitidas por André Gomes como culé hasta la fecha no invitan al optimismo desmesurado. Quizá, ni siquiera al moderado. El portugués ha tenido claro desde el primer instante que arribaba al equipo de la MSN y que antes fue el Pep Team, y todos sus esfuerzos han ido encauzados no en mostrar lo mejor que atesora sino en adaptarse a lo mejor que le rodea. Probablemente, es más, casi seguro, su actitud ha sido la correcta y la más útil para Luis Enrique, pero ha derivado en una especie de timidez que, sin Iniesta, sí va a acabar penalizando al colectivo.
El Barça recibió el sábado pasado en el Camp Nou a uno de los tres conjuntos, hasta hoy, más flojos de la Liga y ganó 1-0 sin un gramo de brillo, fluidez o positivismo, y en parte se debió a una flagrante ausencia de juego interior que permitió a los nazaríes defender los costados (a Messi y a Neymar, básicamente) sin miedo a que por dentro hubiera réplica, varianza o sorpresa. El «10» y el «11» de Luis Enrique son tan impresionantes que, incluso en estas condiciones, podrían liquidar al Madrid, al Atleti y a la Juventus en un margen de 15 días, pero eso no quita que, en otro marco, les resultase más sencillo. Y visto lo visto, quien está en situación de revertir la actual es un Gomes que aproveche la lesión de Iniesta para desmelenarse y pensar en sí mismo. Para un centrocampista culé que desee ser una estrella, no hay otro modo.
Foto: CRISTINA QUICLER/AFP/Getty Images
Andrés 1 noviembre, 2016
Creo que la clave hoy del Barça pasa sobre todo por controlar el balón lo más posible,teniendo claro,Messi un papel enorme en esto.Tenerlo tanto ante Pep va a resultar bastante complicado,sobre todo sin Iniesta y si Silva tiene "el día".Pero es que yo no veo muy recomendable que el Barça se meta atrás y mate a la contra, sin Piqué defendiendo el area y con la MSN no tan engrasada aun.
Sobre André Gomez, ya que vemos que no es un organizador de juego,que es lo que se espera en el Barça que sea él? Un llegador con gol?