El Deportivo de la Coruña perdía 0-1 ante el Eibar. Los gallegos no estaban jugando bien. Habían comenzado mandando, pero pronto perdieron el sitio en el partido. Estaban incómodos. Precipitados. Equivocados. Y esto ante el Eibar de José Luis Mendilibar se paga.
La derrota ya parecía inminente. Quizás se rescataba un punto, por aquello de que un gol se puede marcar en cualquier momento, pero lo cierto es que el encuentro parecía más cercano al 0-2 que al 1-1. Hasta que apareció Lucas Pérez. Primero con una asistencia a Mosquera y después transformando un penalti, el «7» se despidió de Riazor confirmando lo que todos sabían: sustituirle era imposible.
Desde aquel triunfo, el balance del Dépor es tan significativo que asusta: 2 puntos de los últimos 15 posibles con sólo un gol a favor. No se puede decir que esto resulte inesperado. Lucas Pérez era el goleador, el mejor jugador y, sobre todo, el sistema de ataque de un Deportivo que podía jugar a lo que su técnico desease, pues el gallego siempre iba a encontrar el camino hacia el gol. Sin él, todo debía cambiar. Y por más que haya piezas para ello, incluso con la lesión de Joselu, lo cierto es que 450 minutos después el Deportivo de Gaizka está prácticamente en el mismo punto que hace un mes.
Marlos Moreno y Emre Çolak han dado un paso adelante.
Emre Çolak sí ha cambiado el ritmo al DéporY hay que decir lo de «prácticamente» porque en los dos últimos encuentros la parroquia deportivista ha recibido tres noticias positivas: por un lado el encuentro en el Calderón mostró la cara más competitiva del Deportivo, por el otro Marlos Moreno ha demostrado poder ser un potencial foco de peligro y, por último lugar, quizás el más llamativo y sugerente de todos, Emre Çolak está comenzando a confirmar todo lo bueno que ya insinuó en el verano.
Çolak es un mediapunta turco. Y con esta descripción valdría para definir el 80% de su fútbol. O sea: su capacidad para proteger el balón, su técnica para espacios cortos, su físico menudo pero poco veloz, su talento creativo… Todo esto lo tiene. En su justa medida, pues no es Turan, pero a su vez con la suficiente fuerza como para atraer la atención de todos los espectadores. Porque cuando el balón le llega a él, algo cambia. Normalmente es una cuestión meramente estética, simplemente visual, pero en ocasiones también tiene un impacto muy directo en las jugadas, que se aceleran y cambian. Casi siempre para bien. Sobre todo porque, en su caso, su particular carácter viene acompañado de un sentido asociativo superior a la media del típico mediapunta turco. Y más que en corto, en largo. Porque lo primero que hace Emre cuando recibe, controla y protege el balón es buscar al compañero más alejado, que suele ser también el que más espacio tiene para dañar al sistema rival.
Pese a esto, al Deportivo le falta peligro de gol.
El problema es que una vez llega el balón a banda la jugada se desvanece más pronto que tarde. Los desmarques de Florin Andone no suponen una amenaza real, los extremos no son agresivos con balón y, como al propio Çolak tampoco se le intuye ningún olfato, al final todo el peligro parece recaer en la llegada desde segunda línea. Así, de hecho, llegó el único tanto del Dépor después de Lucas, obra de Borges. En definitiva, ni iba a ser fácil, ni lo está siendo ni tampoco lo va a ser. Sobre todo una vez la opción de la doble punta con Joselu y Florin ha quedado deshabilitada. Al menos, poco a poco, hay futbolistas que parecen dispuestos a sumarse a la causa. Y lo de que un turco dirija al Dépor, pues también tiene su aquel.
Foto: GLYN KIRK/AFP/Getty Images
temperado 1 octubre, 2016
Cabe añadir que Colak y Marlos pueden hacer buena pareja, uno amenazando al espacio y otro pasando. El problema parece ser que Marlos todavía es un jugador de juego al pie pero sería una amenaza importante aparte del delantero