Llegó en diciembre de 2015, sin rol definido y con unas características muy particulares para encajar en cualquier posición del sistema blaugrana. Se llamaba Arda Turan y nunca pudo aterrizar en ningún momento de la temporada pasada. El turco, arrancando de cero y con la tranquilidad de saber que por fin puede ofrecerle cosas al Barcelona, es a día de hoy una pieza francamente válida para Luis Enrique Martínez. Sus cinco goles, cuatros asistencias y sensaciones transmitidas, muy diferentes a lo visto de enero a junio, demuestran que su calidad, en constante adaptación visto este primer mes y medio de campeonato, tenía cabida incluso en escenarios donde no lo parecía.
Por resumir muy rápidamente, el Arda del Atlético disponía de varias cosas a su favor: ofensivamente no se movía de la banda, el balón pasaba mucho tiempo en sus botas y podía retener la pelota sin necesidad de sumar muchos pases. Su llegada a Barcelona ofrecía algunas incógnitas en su capacidad para posicionarse, fijar en banda y soltar a tiempo cada pelota, pasarla con criterio o recibir de espaldas y no conducir en exceso. Como sus virtudes también serían aprovechadas, en un trabajo de ida y vuelta, con Turan y el equipo intercambiando tareas, ya se puede afirmar que Arda en el Barça de Luis Enrique está a gusto, la cuestión que al fin y al cabo hace fluir a un jugador.
Arda va comprendiendo el rol de extremo: más goles y determinación
En esta campaña, el de Bayrampasa ha acumulado minutos en todos los partidos, a excepción del encuentro ante el Celtic de Glasgow, ocupando las dos bandas y el interior izquierdo. Siempre que a falta de Arda, mejor en uno de los extremosuno de los extremos se ausente -Neymar, Messi-, Arda vendrá a rellenar una parcela del campo que de manera inmediata se convertirá en destino de muchas más jugadas que las que origina. Enlazando con que ya no es el jugador que más cuota de balón acumula y que debe interpretar tanto la circulación clásica culé como las transiciones veloces en las que debe lanzar o ser lanzado, su fútbol ha comenzado a tener que adaptarse sin remedio y con acierto.
Lo más destacable y obvio no deja de ser una consecuencia total de su cambio de mentalidad. Los goles y las asistencias le han acercado al área, a realizar labores de determinación, donde en su anterior club rozaba la incomparecencia. Obligado y favorecido por un caudal ofensivo sobresaliente, el turco rompe más a portería cuando ve a un lejano en posición de buscar los espacios. Sin Neymar, acompañando a Alba en los inicios para recibir las combas de Leo. Sin Leo, obrando el gol ante el Gladbach, recibiendo del crack brasileño. Comprendiendo que cuando el balón es poseído por su homólogo opuesto y el rival lo mira, ha de buscar área y remate.
Como interior anda aún lejos de ser fluido y natural
Por su parte, como extremo izquierdo, la visita del Barça a San Mamés ha de constar como su mejor actuación como extremo de este Barça. Tanto fijando abierto y soltando con criterio cuando sus compañeros se ofrecen en diferentes direcciones, como ocupando espacios y lanzando contragolpes con sentido -otro de sus handicaps en clave Atletico-. El turco, siempre cómodo contactando con los costados, partiendo o acudiendo, suma acciones propias de un delantero y detalles que aportan continuidad, conceptos y juego, en definitiva.
Su mayor problema, aún, su interpretación del interior, donde no domina el control y pase a dos toques que hace veloz la circulación del Barcelona en situaciones organizadas, con el oponente bien plantado. Será su gran caballo de batalla de cara a futuro porque como extremo comienza a demostrar que puede desempeñar lo que demanda esa demarcación y que el equipo se sirva de su calidad técnica.
Foto: Juan Manuel Serrano Arce/Getty Images
Abel Rojas 2 octubre, 2016
Yo debo reconocer que todavía no le encuentro un rol asignado en esta plantilla. En teoría su aval es la protección de la pelota pero no se le está enfocando hacia ello. Los mejores momentos de Arda en este curso se basaron en recursos que él nunca ha dominado con regularidad. Pies de plomo para analizar a Arda, en mi caso.
Lo que sí es cierto es que está a tope de confianza. Cree que es su momento y sabe que no puede dejar pasar el tren.