La España de Albert Celades se marchó de Suecia habiendo rozado la clasificación para la fase final del Europeo de Polonia, empatando un encuentro que tenía en el bolsillo. El tramo final empañó lo que fue una actuación, si bien no brillante, sí competitiva de una España con dificultades para mostrar jerarquía con la pelota pero adaptada a los acontecimientos que le ofreció el partido. Ante una Suecia muy competente, la sub-21 interpretó con madurez la noche hasta el citado desenlace, adelantándose en el marcador y manejando con los posteriores cambios el escenario que se habilitó en la segunda mitad.
España no se encontró del todo en su plan principal por varios motivos. Primero: su rival tiene nivel. Su entrenador, Hakan Ericson, formó una fase defensiva muy interesante; ordenada, atenta y generosa en concentración y Suecia muy bien sin la pelotacontinuidad defensiva, que negó a España la capacidad de superar líneas y acelerar en los metros finales. Segundo: España no contribuyó a ello. Si bien el césped fue un factor a tener en cuenta en la velocidad de la circulación, la selección no encontró fluidez. Celades alineó a Merino por detrás de Saúl y Oliver, con Deulo y Denis Suárez en las bandas. Y desde la salida de balón, España pecó de horizontalidad, seguramente muy precavida por mantenerse siempre cerca de un marcador ajustado.
España fue precavida, algo que le costó fluidez con la pelota
La posición de Merino, entre centrales, con los laterales abiertos pero cerca de Meré y Jonny, impidió a España tomar las posiciones suecas. Fue muy evidente que a la fase ofensiva española le faltaron puntos de apoyo por delante de la pelota para progresar, lo que favorecía la defensa sueca, que esperaba siempre un pase que podía seguir hasta el receptor del mismo y guardar los espacios. Sólo cuando la pelota se perdía y las líneas de ambos se abrían, surgían espacios para Gayá en izquierda, quien llegó con ventaja al área en varias ocasiones. Fue desde ese escenario donde España leyó el partido y le encontró la vuelta.
En lugar de tomar más riesgos, Celades aceptó las reglas y España jugó con ello. Suecia creaba eligro a balón parado y en el juego directo y mientras eso abría sus líneas, la velocidad, en lugar de ser de los pases, pasaba a ser de las conducciones individuales. Un pase exquisito de Bellerín a la espalda de la zaga puso a Deulofeu el 0-1, y España pasó a dominar. Durante 25 minutos, y tras la entrada de Iñaki Williams, España podía buscar la contra si Suecia arriesgaba o templar el encuentro con posesiones defensivas y horizontales. Un penalti, errado, y un gol en propia de Saúl hizo caer en saco roto lo ya expuesto.
Foto: Sergio Camacho/Getty Images
Abel Rojas 6 septiembre, 2016
Qué poquitas cosas, y cada vez menos, veo en Óliver Torres
Creo que lo único que me ha gustado de él en los últimos años han sido sus dos partidos contra el Eibar.