Ashley Williams representa mejor que nadie lo que es Gales. Situado en el centro de la zaga y con el brazalete de capitán bien ajustado a su prominente musculatura, el central del Swansea es impetuoso, físico, agresivo y dominante. Pero no defiende muy bien. Es decir, se podría decir que su gran virtud es la defensa del área, lo cual es muy cierto y evidente, pero esto no significa que a su vez no tenga grandes lagunas a nivel posicional, de talento y de calidad. Porque Ashley parece que siempre defiende al límite. Que cualquier jugada es la última del encuentro, cuando no es así. Y esto, que tiene su aspecto positivo, a menudo también acarrera muchos problemas.
Para solucionarlos, ya sea de forma pasiva o activa, Chris Coleman dibujó hace tiempo una defensa de cinco que comenzó a funcionar con acierto de inmediato. Gales ocupaba así mejor los espacios, lograba proteger a su capitán y, además, conseguía aliviar algo el problema que tenía en ambos costados, pues hasta entonces únicamente estaban protegidos por dos de los laterales más flojos del fútbol europeo de selecciones: Chris Gunter y Neil Taylor, un futbolista cuya única arma defensiva es recular. Este éxito táctico parecía tener ya sentido desde un punto de vista eminentemente teórico, pero esto muchas veces no significa nada. Ya sabemos: «el fútbol es de los futbolistas». Y en la selección de Gareth Bale, el éxito defensivo es, sobre todo, de James Chester y Ben Davies.
Para enfrentarse a Bélgica deben ser dos piezas claves.
Ninguno hace mucho ruido. Ninguno tiene por costumbre aparecer en las fotos ganadoras, ni tampoco en los análisis posteriores a los partidos. Pero son ellos, Chester y Davies, los que están aportando la estabilidad, equilibrio y consistencia que demanda una selección galesa que no defiende tan bien como podría parecer a simple vista.
Ante Irlanda del Norte, con el equipo sufriendo sobre el campo, sus acciones fueron capitales, manteniendo el 0-0 en el marcador a la espera de que fuera Bale quien hiciera la jugada del primer gol del partido. Porque ellos son la red seguridad de Gales y, a su vez, el complemento perfecto de Ashley Williams, una figura que, pese su imperfección, es capital. Y son ellos, por último, quienes van a tener que afrontar los retos más delicados en el partido de cuartos ante Bélgica. ¿Por qué? Porque normalmente sus duelos no serán directos. Quizás Lukaku va cayendo a banda con cierta frecuencia, pero ahora mismo ésta es una preocupación menor. El verdadero problema es el regate de Carrasco, De Bruyne y, por supuesto, de Eden Hazard, que en un principio defenderán los laterales y los centrocampistas. Pero como los belgas son tan buenos y Taylor, Gunter o Joe Allen no lo son tanto, ese primer regate se producirá a menudo. Y es entonces, en ese justo instante, cuando Chester y Davies, los escoltas de Gales, saldrán al rescate de su país.
Foto: Stu Forster/Getty Images
Abel Rojas 1 julio, 2016
Qué diferencia más grande hay que los carrileros y los centrales de Gales. Un salto que puede valer una clasificación -si son sus centrales los atacados- o una eliminación -si el rival apunta sobre los carrileros-.
La Eurocopa de Chester y Davies es buenísima.