Gareth Bale no ha terminado. La penúltima prueba será en una semifinal de Eurocopa, ante la Portugal de Cristiano Ronaldo y con el segundo de abordo ausente. Para la selección de Gales, invitada sorpresa y semifinalista irreverente, la gesta ya está escrita y su leyenda forjada, pero Gareth Bale quiere más. Tiene la final a tocar, a un chispazo, a una ráfaga de viento. Con él empezó la aventura en una heroica clasificación que dio por primera vez con su selección en una Eurocopa, con él continuó a través de su ascendencia dándole a los suyos el impulso y la confianza que les han aupado al penúltimo escalón, y suyo es ahora el reto de que la historia no deba terminar tan pronto. Cuatro días es demasiado tiempo.
Gareth Bale influye sin espacios; con ellos mataBale es un tormento. Hablamos de un futbolista capaz volar como un caza y de alternar su dominio del campo abierto con toques delicados en el espacio reducido u oportunas apariciones entre líneas. Si hay espacios malo, y si no los hay también, porque sin ellos sabe cómo hacerse valer. Portugal, aunque lo intenta, no es un combinado que haya logrado por ahora darle a su arco apariencia de imbatibilidad siguiendo uno de estos dos caminos. Apretando al rival desde la salida y mandando subir línea a los interiores para defender el primer pase de su adversario, en ocasiones ha terminado despoblando su medular, exponiendo a su mediocentro y, como consecuencia, abriendo el ritmo en un ir y venir que para Gareth esconde un potencial letal. Cuanto más arriba vayan las espaldas del mediocampo luso, antes podrá intervenir la estrella galesa, y con espacios que recorrer pocas vías más despejadas encontrará la selección de Chris Coleman para situar el balón en las inmediaciones de la portería defendida por Rui Patricio. De inicio contra Polonia ya vimos al combinado de Fernando Santos pagar el peaje de abandonar a su suerte al mediocentro en pos de entorpecer el inicio de la jugada de las águilas blancas.
Portugal tratará de impedir, sobre todo, que Bale encuentre puertas abiertas entre líneas.
La respuesta a aquellos minutos fue un cambio tanto de dibujo como de estrategia en el que el 4-3-3 mutó a 4-4-2 y la presión se convirtió en repliegue y líneas juntas. Una versión en la que Portugal se reconoce, poco eléctrica y más pesada, que confiante en lo resolutivo de su talento ofensivo ambiciona el cero en su propia portería. El problema de este plan es que en la muralla que pretenden construir los portugueses, hay determinadas piezas que pueden abrir una grieta. La principal hoy tendrá que ver con la ausencia de William Carvalho y la más que posible entrada en su lugar de Danilo Pereira. El del Porto viene firmando un torneo muy discreto, con concesiones por abajo en colocación, lectura y técnica, y por arriba a la hora de detener el juego directo de su rival. Merece mención también aquí la plaza de lateral derecho, donde tanto Vieirinha como Cédric Soares suelen ser una puerta abierta atrás. Bale, con absoluta libertad de movimientos, podrá detectar la debilidad más provechosa y sacarle el jugo movilizando hacia ella tanto al juego como a sus compañeros, tal y como hiciera ante la Bélgica de Wilmots en el penitente sector de Jason Denayer y Jordan Lukaku. Incluso, en el caso de que Portugal no lograra cerrar los accesos, dada su exuberancia física, Gareth podría castigar a la defensa lusa en su totalidad, sin tener que seleccionar las zonas.
Juegue donde juegue, el gran duelo lo tendrá contra un imperial PepeEn este sentido, sin embargo, el gran duelo proyectado lo tendrá con Pepe. El también madridista pasa por ser uno de los centrales de mayor impacto en esta Eurocopa, y la pieza clave que dio el pase a su selección en la ronda de cuartos de final. Capaz de anticipar a tantos metros del área como la jugada lo requiera, de atinar en el gesto defensivo, sacar ventaja y corregir sobre la posición amenazada de un compañero, en la batalla que protagonizarán ambos se dirime una parte muy considerable del encuentro, tanto en lo futbolístico como en lo anímico. Uno tratará de hacer creer a propios y a extraños que en cualquier momento es posible, y el otro peleará para irle en contra a la esperanza. Si Bale logra esquivar o imponerse en el emparejamiento, Gales tendrá motivos para confiar con más fuerza aún teniendo que presentar pelea sin una de sus individualidades de mayor nivel y de más bagaje competitivo, este último un factor muy a tener en cuenta dada la altura del torneo ya alcanzada. La ausencia de Aaron Ramsey obliga a mover ficha a Chris Coleman. El centrocampista del Arsenal, sumado ya a la ola de positivismo galés después de una primera fase de menor incidencia, es quien habitaba el segundo escalón en la selección de Gales.
Sin Aaron Ramsey, podemos ver a Gareth Bale estirando aún más su zona de influencia.
Si Joe Allen es la base de la jugada y Bale el responsable de las ocasiones de gol, sobre el gunner en parte recae la función de garantizar el abastecimiento de la estrella. Su ausencia, por lo tanto, afecta al madridista tanto si su lugar es para un semejante como Jonathan Williams o si Coleman sorprende con una alternativa más original. Sea cual sea la elección, teniendo en cuenta que a Williams se le da mejor la parte de juntar que la de soltar, es de esperar a un Bale más responsabilizado en la zona de enganche, una tendencia que se ha ido acrecentando en esta Eurocopa con el paso de las semanas y con el aumento de rendimiento de sus compañeros en ataque. Sobra decir que, contra Portugal, un Robson-Kanu siquiera parecido al que firmó una actuación para una vida ante los belgas, daría muchas alas a Gareth en la mediapunta. Cada toque de Bale es un mensaje, y cuantos más balones pasen por sus pies, más cosas le dirá al partido. Al juego, a los suyos y al contrario. A quienes creen en él y a quienes le temen. Esta noche no se guardará nada. Gareth quiere tener una prueba más.
Foto: Stu Forster/Getty Images
@manuhel 6 julio, 2016
Si Gales lográ marcar primero, quizá veamos a una versión de la Portugal contra Hungria, lanzada al ataque y entonces será un juego de toma y dame muy interesante y con Cristiano Y Bale de figuras.
Si es Portugal quien marca primero, será un juego muy aburrido.