Hungría tiene pie y medio en los octavos de final. Y podría haber llegado a ese punto pasándolo mal y sin rumbo claro, pero no. Esta Hungría, sin ser inferior a Austria e Islandia, juega libre de dudas. Su plan está por encima en ambición y riesgo de lo que su plantel puede ofrecer, pero hasta el momento esto está pasando a un segundo plano. Y no es que garanticen una continuidad y una posesión fiable pero creen en ello. He de confesar que su salida de balón me parece muy extraña, porque su mediocentro, el joven Adam Nagy, el motivo de este escrito, baja mucho, y todos los demás se quedan arriba. Muy académico no es. Por eso, cuando se juntan, surge un nombre que da sentido a las intenciones colectivas, y ése es el joven centrocampista de 21 años.
Su implicación, importancia y metros a cubrir son tales que el chico lo está tomando como un reto. Sale desde atrás, se acerca a los costados para apoyar como pase atrás, presiona arriba si la pérdida es de buena calidad y corre hacia atrás cuando el rival castiga una mala pérdida. No es que haga todo, todo bien, ni mucho menos, pero el valor radica en los conceptos; en sentir pertenencia al desarrollo del juego y cómo no quedar desconectado de cada dificultad. Es un chico que piensa y responde. Sus pases tienen sentido, se prepara para lo que pueda pasar, bueno o malo, y crece en los partidos. Con Islandia cumpliendo su propia escaleta, Hungría marcó un gol propio de su idea de juego. Y allí estaba Nagy para rubricar.
L300 19 junio, 2016
Nagy es una grata aparición, además el muchacho se muestra temperamental.
Gran partido, me emocionó como empata Hungría, también me sorprendió el equipo de los Gudjohnsen, cuando el joven pelirrojo (en RadioEcos) mencionó como su selección favorita a Islandia, dentró de mí una frase creció "!Qué cosa!", y tal como vi el partido, Islandia tuvo la manija del mismo, no vi a Hungría tan funcional, sus jugadores desiquilibrantes no lo eran, y defensivamente había huecos, me di cuenta que el técnico hizo cambios (Juhasz, Szalai) algo raro después del gran triunfo sobre austría –se emocionó, seguramente–.
Como digo Islandia ya tenía los tres puntos, pero como esto es fútbol sabía que el empate iba a llegar. Debo mencionar también
a Kadar, muy sobrío, lo quiero en mi equipo… Saludos