Ni el austriaco más pesimista podía imaginarse que la selección de Marcel Koller fuera a despedirse de Francia 2016 con apenas un punto de nueve, habiendo marcado un gol a favor y recibido cuatro en contra. Su imagen además no ha sido mucho mejor. Austria no se ha encontrado cómoda sobre el césped en ningún momento, en ningún partido y ante ningún rival. La ansiedad en la presión, las impresiones continuas, los bajísimos porcentajes de acierto en el pase, los errores en las áreas de sus jugadores más destacados, caso de Fuchs, Dragovic, Arnautovic o Alaba… Los de Marcel Koller no han tenido nada a lo que agarrarse. Nada sobre lo que crecer.
Alaba acabó de delantero esta Eurocopa 2016Ni siquiera la figura de David Alaba ha servido de respuesta a prácticamente ningún tipo de pregunta. El conjunto centroeuropeo había llegado a Francia con un registro casi inmaculado (28/30 puntos) en base a un juego que sacaba lo mejor del jugador del Bayern Munich. Jugaba en el centro del campo, estaba bien protegido sin balón y muy bien potenciado con él, pues estaba rodeado de una serie de futbolistas que hablaba su mismo idioma. Intensidad, agresividad y verticalidad eran el signo distintivo de un equipo que agredía sin exponerse. Sin embargo, en esta Eurocopa nada de esto fue así. Ante Hungría, la presión y la ansiedad rompieron las dos filas de cuatro que siempre dibuja Austria en fase defensiva, lo cual propició una serie de errores que acabó en derrota. Este mal resultado y la lesión de Junuzovic, el mediapunta del equipo, llevaron a Koller a adelantar a David Alaba primero a la mediapunta y más tarde al nueve. Y no salió bien. Alaba dejó de ver el fútbol de cara y comenzó a verlo todo de espaldas, perdiendo así presencia en los partidos y ascendencia sobre sus compañeros.
El temprano 1-0 de Islandia condicionó el choque.
Dicho esto, aunque la idea de adelantar a Alaba unos metros no ha terminado siendo productiva, lo cierto es que el del Bayern sí que pudo aparecer ante Islandia. Ocurrió una vez Marko Arnautovic se despegó de la banda y comenzó a ser el hombre más adelantado, permitiendo de esta manera que Alaba se pudiera despegar de los centrales para así aparecer entre líneas. Desde esa posición, aunque no intervino tanto como Austria necesitaba, Alaba generó las mejores ocasiones de los de Koller: dio un balón de gol a Arnautovic, provocó el penalti que falla Dragovic y se creó su propia ocasión, la cual no pudo concretar. Incluso la jugada del gol de Schopf llegó tras asistencia suya desde la izquierda. Pero ya era demasiado tarde. Desde el gol de Szalai, en el primer partido, siempre pareció que ya era demasiado tarde para esta Austria. O demasiado pronto, quizás. El caso es que no fue el momento de Koller, Baumgartlinger, Arnautovic o Alaba. Fue el de las manos de Halldórsson, los brazos de Gunnarsson, la diestra de Bodvarsson y los pulmones de Traustason. Fue el gran momento de Islandia.
Foto: Paul Gilham/Getty Images
Abel Rojas 130p · hace 456 semanas
@migquintana · hace 456 semanas
Además, es que ninguna individualidad ha estado entonada. Ni Dragovic, ni Arnautovic ni Alaba.
j8s3 · hace 456 semanas
Julio · hace 456 semanas
@migquintana · hace 456 semanas
El tema es que la mejor versión de Austria y, me atrevería decir, de David Alaba ha llegado cuando éste formaba parte del doble pivote de la selección. Es decir, no es un problema de rol, posición o compatibilidad, creo yo. Ya lo hemos visto funcionar muy bien, al contrario que de mediapunta o delantero.
@AntonioGil7 · hace 456 semanas
Futbolero 2011 · hace 456 semanas