Roy Hodgson repitió alineación en la segunda jornada a pesar de la decepción que esta causó en su debut. Considerado que su plantel es amplio y que carece de estrellas, el mensaje de confirmación parecía rotundo, como si quisiera dejar constancia de lo claro que tiene que este es su once titular. Sin embargo, lejos de experimentar un plus tras esta muestra de confianza, Inglaterra jugó contra Gales de un modo aun menos convincente que el visto frente a los rusos.
Gales no hizo nada inesperado. El seleccionador Coleman esgrimió su 5-3-2 típico de la fase de clasificación y lo enfocó no básica, sino totalmente, a defender en su propio campo y rezarle al dios más redondo por que Bale pillara una. Como siempre. Su idea nunca es plantear una defensa agresiva o especialmente molesta, hasta el punto de que, si el rival avanza por banda, ni siquiera se opone a que gane metros. El problema inglés consistió en que compró esa oferta y se redujo a ella, a las conducciones de Rose por la izquierda y Walker por la derecha. Durante 45 minutos, no hizo más.
Joe Allen volvió a ser el hombre más clarividente de Gales.
Por parte de los modestos, brilló de nuevo Joe Allen, que entre el pelado que lleva ahora, su cuerpo liviano, su mejora e intensidad defensiva y la claridad que denotan sus pases, hasta se da un aire a Luka Modric. Pena que no termine de contactar con Bale, que está bajando poco a recibir porque parece manejar la orden de priorizar, en sus apariciones, calidad sobre cantidad. Quizá sea mal consejo, ya que la calidad, en Gales, debe ponerla él. Además, el nivel de sus acciones con balón sigue siendo (muy) superior al que ofrece sin él aunque haya mejorado sus desmarques en esta última campaña. Es posible que Bale no esté interpretado bien su situación por ahora.
Y más, con este Ramsey, que mantuvo la contraproducente actitud de su debut contra Eslovaquia. Hubo una doble acción en la primera parte realmente paradigmática: Ramsey sigue sin mirar a Bale Bale le hizo una cobertura defensiva en la banda y, en el ataque siguiente, con Ramsey en posición de extremo izquierdo, Gareth desmarcado en ese pico del área y la zona de remate sólo habitada por Robson-Kanu, el centrocampista del Arsenal colgó la pelota. Las opciones de Gales descienden casi al mínimo si el único hombre cercano a Bale con cierta calidad en el pase no le activa ni una vez en 180 minutos. Y eso es lo que ha ocurrido.
Sturridge encendió a Rooney y propició el dominio de los ingleses.
El segundo tiempo fue diferente porque entró Sturridge. El delantero del Liverpool es el único hombre inglés aparte de Rooney que tiene creatividad práctica. Dele Alli, por ejemplo, se puede inventar una jugada, pero no una fase de fútbol más o menos sostenida. Sturridge sí es capaz, siquiera sea porque, en su nivel, hay muy pocos recursos que no domine. Además, incluso cuando juega en la banda piensa en ofender por dentro. Él tejió una nueva altura en la tela de araña ofensiva de Hodgson que dio metros a los demás y permitió a Rooney ejercer más arriba, desatando unos minutos que puede que no fuesen más fluidos pero desde luego sí que fueron mucho más productivos. Inglaterra ponía a prueba a los centrales de Gales con más frecuencia y de más formas. Habría que decir que esto se desvaneció en parte cuando se fue Lallana para que entrase Rashford, pues si bien el niño del United dejó destellos muy interesantes mientras que el hombre del L´pool no había hecho gran cosa, perder esa otra línea de pase intermedia para Wayne hizo que la circulación inglesa se mellara y que Rose y Walker volvieran a asumir demasiado protagonismo. No obstante, llegó el agónico 2-1, que comprimió el grupo B y sentó las bases de una tercera jornada que, sí o sí, será inolvidable.
Foto: Clive Rose/Getty Images
hola1 17 junio, 2016
Muy anticompetitivo lo de Ramsey, al igual que lo de Sterling en Inglaterra. Otro bonito gol de Bale aunque creo que hay colaboracion de Joe Hart.