Esta Eurocopa va a ser muy especial. La ampliación del número de participantes ha permitido que varias naciones vayan a vivir un sueño hasta hace poco inconcebible. Los futbolistas, tan de carne y hueso como tú, no son ajenos a estos sentimientos. No es fácil gestionar la emoción de un debut cuando sabes que tu país llora en pleno bajo los acordes del himno. Algo de esto le pasó ayer a Albania. El pitido del árbitro despertó en sus jugadores la conciencia de que estaban dentro de una Eurocopa, compitiendo contra los mejores, observados por el mundo. Durante un rato quedaron petrificados y todos temimos que no fueran capaces de asumir el reto. Por suerte no fue así.
Albania tardó en llegar pero acabó con una dignidad absoluta
El aprecio general que suscitan no puede apartarnos de la realidad: de entrada, a Albania le pudo el escenario. Hablando en plata y sin tapujos, hubo cagazo. A los tres minutos de juego, los hombres de Gianni De Biasi ya habían recibido una llegadaSusto inicial en Albania. Lógico clara de Suiza. A los cuatro ya iban perdiendo. El arranque dejó tan tocada a Albania que durante el primer cuarto de hora no supieron qué hacer sobre el campo. La presión era de tan baja intensidad que Xhaka –Granit– tenía tiempo de tocarla casi sin moverse. Suiza jugaba andando, sin voluntad aparente de avanzar, pero cuando se decidía penetraba fácil en el entramado defensivo albanés. Shaqiri era el enlace; Seferovic, el destinatario. El ex de la Real Sociedad no tenía que desmarcarse hacia ningún lado. Los pases le llegaban rectos para encarar portería.
El transcurso del encuentro iría aplacando el susto inicial de Albania. Rebajada la tensión, Abrashi y Xhaka –Taulant–, los interiores, fueron soltándose con y sin la pelota, rompiendo hacia arriba en ayuda de extremos y laterales. Con todo, el más destacado empezaba a ser el punta Sadiku, muy móvil, que además gozó de la gran ocasión de su equipo en el primer acto, un mano a mano que Sommer resolvió de maravilla. Albania había mejorado, pero un resbalón del central Cana (tan desacertado como Mavraj, su pareja de baile) significó la segunda amarilla y su expulsión. De ahí al descanso, Suiza generó ocasiones hasta para golear, pero el marcador no cambió.
Sadiku tiró de una Albania que pudo caer goleada… o empatar
Y menos mal que no lo hizo, porque la segunda mitad fue entretenidísima. Aunque el partido siguió disputándose bajo unos parámetros de lentitud y ritmo bajo, las ocasiones se amontonaron. El repunte de fe llegó en AlbaniaLa fe volvió con Sadiku y Lenjani gracias al esfuerzo titánico de Sadiku, a esas alturas el claro MVP albanés. El ariete del Vaduz cayó a todos lados, explotando sobre todo la espalda de un lentísimo Djourou, al que castigó tres veces con el mismo desmarque. De Biasi retrasó a la defensa al mediocentro Kukeli, ganando un poco más de seguridad en la salida. Por último, fue Lenjani, extremo izquierdo, la otra pieza encargada de dar profundidad a la contra a una Albania que exigió paradas a Sommer casi hasta el último minuto del choque.
No gustó Suiza. Los de Vladimir Petkovic tienen una buena materia prima. Vienen de competir en el Mundial de Brasil y su once titular contiene elementos con experiencia Champions. Pero ayer dejaron a deber. El excesivo intento de control confundió al cuadro suizo, que solo halló el cambio de ritmo en un Shaqiri que parece otra vez en forma. El del Stoke recibió el apoyo en la segunda parte de Breel Embolo, el chico de 19 años del Basilea, que dejó algunas acciones de calidad. Suiza debe terminar de definir su juego. Dicho esto, hay que aclarar que la producción de ocasiones fue enorme. Seferovic chocó cuatro o cinco veces ante el portero Berisha. Con un poco más de acierto todo hubiera quedado resuelto mucho antes.
Foto: Paul Gilham/Getty Images
hola1 12 junio, 2016
Me sorprendio los poquitos minutos para Gashi.
Decepcionado con Suiza y vaya cantidad de mano a mano que fallo Seferovic. Parecia Giroud.