De entre los muchos retos que debía afrontar Jürgen Klopp desde su primer día como entrenador del Liverpool, quizás el primero y más importante venía a ser el de borrar todo rastro de normalidad que pudiese estar rodeando al club red. En los últimos años, como consecuencia de su pérdida de hegemonía y con la única excepción de la era Benítez, el Liverpool se ha ido convirtiendo en uno más. En un club que había sido muy grande hace tiempo, desde luego, pero cuya personalidad cada vez parecía menos diferente de la del resto. «Nos estamos convirtiendo en un Tottenham», dijo Jamie Carragher cuando se enteró en directo del despido de Brendan Rodgers.
Más allá del agravio comparativo, esta reflexión escondía un hecho bastante complicado de refutar: el Liverpool, como club en general, se estaba comportando como cualquier otro candidato -lejano- a ganar la Premier League. Sus fichajes, sus decisiones, su vestuario y hasta su estadio, lo que resultaba más preocupante de todo, podían ser perfectamente los de otro club. Y el Liverpool FC no es un club más. No se trata de mejor ni peor, por supuesto, sino de cómo la institución red fue forjando una personalidad muy propia desde que Bill Shankly lo agarrara en 1959 de la Second Division. Entonces, el Liverpool sí era uno más. Después nunca más lo fue. Todo lo contrario. Y Jürgen Klopp llegó a Anfield, entre otras cosas, para recordar eso, pues es la mayor ventaja competitiva que tiene.
En la Europa League, Klopp ha reactivado Anfield.
El Liverpool no remontó al BvB por puro juegoY lo está logrando, como se demostró en el duelo ante el Borussia Dortmund. El Liverpool no remontó al maravilloso conjunto de Thomas Tuchel por fútbol o por táctica. Probablemente sólo con eso no hubiera bastado. El Borussia Dortmund ha mostrado durante toda la temporada un nivel de juego más alto que cualquiera de los otros cuatro semifinalistas, incluido el sólido Villarreal de Marcelino o el Sevilla de Unai Emery. A partir de su fútbol, de hecho, el conjunto alemán se puso 1-3 en el partido de vuelta a falta de únicamente 30 minutos para firmar un pase a semifinales que ya parecía evidente. Sobre todo porque el resultado era muy coherente con el escenario táctico. El Dortmund fue a presionar arriba, su transición ofensiva desnudó los defectos del equipo de Klopp y, pese a que estos también llegaban a posiciones de peligro, el Liverpool no tenía ahí a futbolistas tan determinantes como Aubameyang o Marco Reus.
Sin embargo, todos sabemos lo que sucedió. El Liverpool mostró una brutal convicción en que la única diferencia que hay entre lo posible y lo imposible en el fútbol son dos letras, dos simples detalles, y a partir de forzar que estos cayeran a su favor construyó una remontada que el Dortmund no pudo evitar. No sabía cómo hacerlo. El Liverpool, Jürgen Klopp y Anfield eran demasiado. Se podría decir que la dirección de campo de Klopp fue importante, porque así lo fue. También que la debilidad en área pequeña del Dortmund les abrió una puerta inesperada, porque así sucedió. Pero lo realmente decisivo fue que Anfield jugó este partido. Y lo ganó.
El 1-0 es una gran ventaja para este Villarreal.
Traduciendo todo esto al partido de esta noche, lo que nos queda es cómo el Liverpool FC de Klopp, además de llegar en un gran momento de forma y confianza, cuenta con un factor diferencial de esos que pesan en Europa más de lo que uno puede describir con simples palabras. No es una cuestión de lírica o de misticismo, sino de cómo las emociones tienen un impacto directísimo en el juego.
De cómo con este escenario generando un halo único, la velocidad de pelota y movimientos de Lallana, Coutinho, Firmino y Sturridge pueden hacer aparecer espacios en el 4-4-2 del Villarreal. De cómo el ambiente puede conseguir que el encuentro esté marcado por el ritmo, provocando así que haya más desorden y que sucedan más cosas de las que los españoles desean. Como ya demostró ante Nápoles o Bayer Leverkusen, la defensa posicional que ha logrado construir Marcelino es una de las más inexpugnables del continente, sobre todo si cuenta con ventaja a favor, pero hoy se enfrenta a algo más que a un buen equipo. No hay duda de que para resistir está más capacitado que el BvB, pero es que lo que sucederá esta noche en Anfield va más allá. Es la prueba del algodón: ¿Tienen los de Marcelino, además de fútbol, personalidad de equipo campeón?
@miguelstep · hace 468 semanas
hola1 · hace 468 semanas
@migquintana · hace 468 semanas
Es que son dos equipos que he visto mucho. Dicho esto, el partido de ida me sorprendió bastante, porque creía que el Liverpool iba a llevar más la iniciativa y que el Villarreal la cedería sin ningún problema desde el principio. Su defensa posicional es lo suficientemente sólida como para detener a Klopp, y si a esto le sumas el contragolpe con Denis, Soldado y Bakambu tienes como resultado muy simple la temporada tan buena del Villarreal. Sin embargo, no lo hizo y el Liverpool me gustó muchísimo. Fue un buen aviso.
flander_sano 53p · hace 468 semanas
LesterB1142 40p · hace 468 semanas