Kevin Gameiro vive el gran momento de su carrera. Ha anotado 29 goles en la presente campaña, acaba de ganar otra Europa League y no hay rival al que no intimide. Su ausencia en la lista de Didier Deschamps para la Eurocopa genera debate en Francia, al tiempo que grandes clubes mencionan abiertamente su nombre. No hay duda: es el instante cumbre en la trayectoria del punta galo. Kevin y su Sevilla disputarán esta noche una nueva final, ni más ni menos que ante el Fútbol Club Barcelona.
Este artículo no inventará la pólvora ni revelará al mundo un secreto milenario. El Barcelona, por su calidad y estilo de fútbol, resulta uno de los conjuntos más previsibles en el análisis previo. Todo el mundo sabe lo que hará, lo que propondrá y a lo que someterá al rival. A cualquier rival. Por suerte para los sevillistas, Gameiro, cuyo libro de jugadas no es el más amplio, posee las cualidades adecuadas para castigar con un movimiento concreto a los azulgranas. Solo uno, pero lleno de peligro.
El Barça sabe lo que hará Gameiro, pero si no controla el choque sufrirá la velocidad del francés
A menudo iniciamos este tipo de análisis con la cara defensiva del futbolista en cuestión. En esta ocasión no será así por un motivo muy sencillo: no existe. Kevin Gameiro es el único futbolista al que Unai Emery no le pide trabajo específico sin balón. Es cierto que el goleador se une al 4-4-2 que forman sus compañeros cuando defienden (Foto) pero no va más allá. No tiene asignación individual en el oponente ni zona concreta que tapar. ¿La razón? Unai le necesita suelto y preparado para lo que vendrá a continuación.
El rol de ambos colectivos está repartido. El Barça tendrá la bola la mayoría de minutos y el Sevilla, más arriba o más abajo, luchará por reconquistarla en su campo. Los de Unai cerrarán atrás con casi todas sus piezas. Esto obligará al Barcelona a proyectar al ataque a sus laterales, que a su vez atraerán a los extremos andaluces, casi seguro Vitolo y Coke. Hasta aquí todo normal. El Sevilla currará para recuperar la pelota, levantará la cabeza y buscará a su héroe. Kevin Gameiro, lo decíamos, no es un delantero de amplio abanico futbolístico, pero lo que hace lo domina con maestría y ante el Barça tiene gran valor. Hablamos del desmarque en profundidad entre el lateral y el central adversario (Foto de arriba a la derecha). Este movimiento es la final sevillista, su gran esperanza y el contenido de este artículo. Gameiro es un cohete ejecutando esta ruptura, que además tiene una virtud fundamental: tiene lugar sobre todo el ancho del campo, en cualquiera de los dos perfiles. Hay delanteros que solo se sienten cómodos corriendo sobre un determinado carril. No es el caso de Gameiro. El francés explota compulsivamente la espalda del lateral que suba en ese momento (Foto de abajo a la izquierda). Por eso Emery le deja libre en defensa. Para que, dependiendo del carrilero culé que haya subido, Kevin se deje caer a ese espacio.
El desmarque (y más ante el Barça) es todo para Gameiro. Su fútbol no varía ni siquiera cuando el Sevilla elabora y se asocia. Ahí, Kevin se mantiene firme en su convicción de encontrar la espalda del lateral para dar una salida externa a su equipo (Foto de abajo a la derecha). A menudo se apunta a la ausencia de apoyos (es decir, movimientos no siempre verticales) como el gran defecto de su repertorio, sobre todo en comparación con su predecesor, Carlos Bacca. Analizado individualmente esto es cierto, pero en lo grupal, al Sevilla le da igual. De hecho, lo que el Sevilla no quiere es que Gameiro no esté listo para correr. Con Iborra y Banega permutando hoy en la mediapunta y Coke y Vitolo cada vez más pendientes del juego entre líneas, el “9” del Sevilla está para desmarcarse. Y eso es lo que hará Gameiro.
Alba y Mascherano tienen más piernas para combatirle a la carrera que Piqué y, especialmente, Alves
Serán muchas las veces en las que el Sevilla recupere el balón en zonas muy retrasadas, cercanas al interior de su área (Foto). La facilidad de Gameiro para ubicarse en cualquier esquina servirá de salida inmediata al Sevilla. No obstante, luego tocará trasladar el esférico, y ese puede ser un problema. Ahí sale a relucir una capacidad muy específica de Gameiro que, aun dándose en ambos lados, crece sobre todo cuando cae a la banda derecha: su potente conducción. Lo explicamos. Gameiro tiene pasado como extremo. Ha jugado como pegado a la cal y sabe regatear. En el lado diestro, su favorito, agarra la bola (Foto de abajo a la izquierda), enciende la moto y es muy difícil de atrapar. El mejor ejemplo, el gol que le sirvió a Krohn-Dehli ante el propio Barça en el Sánchez Pizjuán, ganando la espalda de Alba y desbordando a Mathieu. Su capacidad de conducir muchos metros hace que pueda bajar y en un momento dado ser la transición ofensiva por sí mismo (Foto de abajo a la derecha). Pese a ello, debemos señalar que solo vuela a mil por hora en la derecha, y ahí el Barça tendrá a Jordi Alba y Mascherano, tipos que destacan corriendo a máxima velocidad hacia su portería. En el lado contrario, con Dani Alves y Gerard Piqué, las esperanzas de éxito para Gameiro son mayores pese a no sentirse tan cómodo.
Tan simple y tan decisivo. La confrontación entre Kevin Gameiro y el FC Barcelona no presenta aristas misteriosas. El Barça y su defensa siempre adelantada chocarán con un delantero cuyo fortaleza máxima es la profundidad. Su equipo se la exige y él la exhibe con absoluto poderío, a veces de manera directa y casi sin preámbulos (Foto). Así, a base de desmarques agresivos y llenos de fe, Kevin Gameiro ha atemorizado a todo equipo que se cruzó en su camino. Hoy volverá a pasar. Seguro.
Vi23 22 mayo, 2016
Imposible no acordarse del piojo López