Yaya Touré ha sido un problema para el Manchester City. La sentencia es dura e imprecisa desde un análisis global, pero justa y real desde lo meramente táctico. La presencia de Yaya en el doble pivote en el ciclo Pellegrini ha sido una de las causas principales (por supuesto no la única) por las que el técnico chileno no ha logrado crear un bloque realmente solido en tierras inglesas. A decir verdad, ningún equipo suyo fue menos equipo que su Manchester City. Touré como “mediocentro” ha tenido efectos nocivos en Copa de Europa. Messi es el mejor ejemplo. El argentino ha completado numerosas exhibiciones en Champions a lo largo de su carrera, pero ante el City, el equipo de Yaya y sus consecuencias, Leo pareció más un elemento de ficción dentro del mundo de los vivos. La conclusión es innegable: Yaya matizó de manera directa al cuadro de Manchester, convirtiéndolo en una máquina de meter goles sin estructura para competir al más alto nivel. Pues bien, hoy, en el partido que puede meter al Manchester Ciy en la primera final de Champions de su historia, frente a todo un Real Madrid… Yaya Touré es imprescindible.
Yaya Touré es la esperanza del City tanto a nivel de grandeza como de necesidad futbolística
La ida ofreció mucha información sobre las necesidades del City. Los británicos dividieron su rendimiento en dos etapas: una con David Silva sobre el césped y otra sin él. En la primera, el fútbol del canario sirvió de eje sobre el que asentarse al jugar con criterio cada balón que recibía, colocando los ataques del City siempre en terreno adversario. No se trató de exhibición alguna; simplemente una continuidad en sus buenas decisiones desde la banda izquierda que permitía a los suyos pasarse la pelota y, fundamental, poder presionar al Real Madrid de manera adelantada. Ya sin el concurso del internacional, el City se vio sin director ofensivo, sin esa pieza capaz de retener la bola y soltarla, sufriendo además la pérdida del mejor Kevin De Bruyne, obligado a realizar un papel, el de Silva, que no es el suyo. Se les acabó el juego.
Los de Pellegrini necesitarán mostrar esta noche una doble cara para sobrevivir. El contragolpe no podrá ser su único plan. Este City no está capacitado para defender 90 minutos (ni 75, ni 60) en su área en el Santiago Bernabéu; deberán combinar en campo rival. A días de cumplir 33 años y castigado por las lesiones, le tocará a Yaya capitalizar todas las fases del juego citizen. Solo él puede hacerlo.
Yaya Touré, a su manera, deberá ejercer de Silva para tratar de ayudar al belga Kevin De Bruyne
Arranquemos con la parte más compleja que deberá resolver Yaya Touré. El City, insistimos, tiene la obligación de asociarse lejos de su portería si quiere tener opciones de clasificación. Después de todo, en esos aspectos siempre ha sido un equipo de primera categoría, muy dado a reunirse en banda y triangular con el sello Pellegrini. El motor del mecanismo eraYaya interior en un 4-3-3 tiene un cierto sentido Silva, venido a menos y apartado a un costado para gloria de De Bruyne, pero todavía clave. Por motivos obvios, Yaya no puede ser «extremo», así que De Bruyne quedará forzosamente perjudicado por tener que actuar ahí. Lo que pretenderá el Ingeniero es que, a diferencia de lo visto en el Etihad, el belga no tenga que ser el faro del ataque sino que pueda moverse sin la bola, su cualidad principal. Para que De Bruyne tenga libertad para huir del carril izquierdo y puede flotar por donde quiera, el movimiento táctico natural sería colocar a Yaya de interior izquierdo, en una especie de 4-3-3. Con esto se lograría enfocar a Touré como elemento gravitatorio sobre el que girarían Clichy, De Bruyne y hasta Agüero. Recordemos que entre las virtudes de Yaya todavía se cuenta la de proteger la pelota y no perderla, así como la grandeza para no asustarse en un escenario como el de esta tarde. Resumiendo, un poco lo que es Silva. Ocupada la zona central con tres hombres a lo ancho (Fernandinho, Fernando y Yaya), De Bruyne tendría mayores posibilidades de abandonar esa parcela que le limita en situaciones ofensivas.
La pega del matrimonio De Bruyne-Toure: el africano necesita el centro para hacerse valer a la contra
La gran contraindicación de esta medida tiene que ver con el hecho de atar a Yaya a una zona concreta que, además, lo desplazaría del carril central. Aquí la fase del juego que más se resentiría es sin duda el contragolpe. Y es que Yaya Toure sigue siendo un importantísimo lanzador de contras por su facilidad para romper línea con una pequeña conducción y su posterior descarga a los puntas. Un lance que, para poderlo ejecutar, exige que Yaya juegue en el centro, preferiblemente como pivote pero también como mediapunta. Basta que Yaya quede un poquito escorado a la izquierda para que la posición de su cuerpo le impida avanzar como todavía es capaz. Por supuesto, la incompatibilidad de los dos momentos tácticos relatados en el artículo no es insalvable. De Bruyne y Touré (fuera del doble pivote) es difícil que den el 100% de sí mismos pero pueden alimentarse y hacer crecer al colectivo. De hecho, después de años de críticas y derrotas, la mayoría repletas de argumentos, hoy puede decirse abiertamente que (un gran) Yaya Touré resulta innegociable para el éxito de su equipo. ¿No es gracioso el fútbol?
Jorge 4 mayo, 2016
¿Y de mediapunta en un 4-2-3-1? ¿Hay algún motivo que os hace descartar esta opción? Lo digo como absoluto conocedor del juego del city, simplemente es la táctica que usaría si tuviera que jugar una partida al FIFA con estos jugadores.