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Muy pocas veces en la historia del fútbol marcar el 1-0 ha parecido tan definitivo como lo es desde que Diego Pablo Simeone se sienta en el antes volatil banquillo del Club Atlético de Madrid. A partir de su indescifrable entramado defensivo y de su puntualidad para conseguir que los detalles siempre caigan a su favor, el Atleti lleva años caminando como un funambulista imbatible por el estrecho alambre que separa el 1-0 del 0-1. Marcar un gol, a fin de cuentas, está al alcance de cualquier equipo y cualquier jugador. Puede suceder en cualquier momento, en cualquier situación. Y mientras el 1-0 a favor del Atlético de Madrid supone situar todo el guión del encuentro a su favor, haciendo buenos la mayoría de matices de su propuesta, encajarlo representa absolutamente todo lo contrario: el vértigo. Y el abismo.
Este planteamiento es además el origen de muchos de los grandes debates que estamos abordando en estos días de previa de la gran final del sábado: ¿El Atlético del Cholo presionará arriba? ¿Cuántos riesgos asumirá para buscar el 1-0? ¿Le compensa la amenaza de cometer un error y que el 0-1 de la BBC pase de posible a probable? ¿Qué debe hacer el Madrid para protegerse de esa agresiva presión? Más allá de estas claves tácticas y técnicas, sea cual sea la elección de cada entrenador y la ejecución de cada equipo, hay una variable que estará siempre presente entre el 0-0 y el 1-0: los guardametas.
Cada vez con mayor frecuencia se entiende que el portero también es protagonista de una final.
Son dos porteros que condicionan al puntaEn los últimos años la particular figura del portero ha ganado la relevancia y el protagonismo que históricamente se le ha negado. Poco a poco se ha comenzado a entender que aquello de que el arquero dependía del resto era rotundamente falso, pues en realidad es al revés. Que el disparo vaya a la escuadra puede ser, hasta cierto punto, decisión del atacante, pero que la escuadra sea o no alcanzable es cuestión del portero. Los ángulos, los espacios y los huecos que ve el delantero son parte del juego de sombras que teje el guardameta, y es ahí, con un peso condicionante, donde realmente cobran valor tipos como Keylor Navas y Jan Oblak.
Del tico y el esloveno se podrían decir muchas cosas, pero éste no es momento de generalizar y sí de simplificar. Lo primero que hay que apuntar es que su temporada sólo se puede resumir con un adjetivo: excelsa. En esta Champions League han encajado únicamente 9 goles (2+7) en 22 partidos (10+12), realizando entre ambos 60 paradas (23+37) y teniendo un porcentaje de acierto cercano al 90% (92+84). Es decir, por pura estadística, en lo referente al 1-0 ambos son dos argumentos de tanto o más peso como el que pueden tener Cristiano Ronaldo y Antoine Griezmann, los dos futbolísticos que parecen contar con más opciones de marcar el primer gol de sus respectivos equipos. Pero como decíamos, a escasas horas de la final de Milan de poco sirven comentar cuestiones generales. Hay que ir al detalle, y a ello vamos ya: ¿Qué retos van a tener que afrontar Jan Oblak y Keylor Navas para evitar el 1-0?
Oblak: disparo lejano y centro lateral
Análisis extenso sobre Jan Oblak: «El águila que no necesita volar»
En la larga distancia, Oblak es un guardameta que no deja huecos ni casi segundas opcionesSi asumimos que lo más probable es que la mayoría de ocasiones que el Atlético de Madrid puede recibir con empate a cero son con su defensa bien plantada, al Real Madrid le quedan dos opciones de las que ya ha abusado -para bien, para mal- cuando le ha tocado enfrentarse a los colchoneros. Por un lado, se encuentra la opción del disparo frontal desde fuera del área. Con Cristiano Ronaldo, Gareth Bale o Toni Kroos, tres absolutos superdotados del disparo, muy cerca de la frontal, achicar espacios se antoja mucho más importante que intuir el propio disparo. Es una cuestión matemática. Y en este sentido no hay fórmula, ecuación u operación que se le resista a Oblak. El joven esloveno es impresionante en estas lides. Siempre concentrado, siempre dos pasos por delante de la línea de gol, maneja a la perfección cuánto espacio conceder a su mal llamado palo para que el otro jamás le quede lejos. Pero incluso más importante que esto resulta el hecho de que casi nunca deje lugar a la segunda opción. Se pudo comprobar ante el Bayern Munich en el Allianz. Oblak fue constantemente acosado desde lejos y muy avisado desde cerca, pues Thomas Muller y Lewandowski esperaban hambrientos como hienas, pero al final sólo «falló» en una acción, la cual después resolvió él mismo. El resto fueron o bien despejadas o blocadas. Y fue impresionante. No sólo desde un punto de vista práctico, sino también anímico: tras cada balón embolsado con aparente facilidad, Jan Oblak parecía más grande que Arturo Vidal, que Douglas Costa… y que la propia portería.
El otro recurso del que dispone el Real Madrid suele ser el centro lateral, que esta temporada ha ganado en productividad gracias al pie de Carvajal y la cabeza de Gareth Bale. En esto, además, el Atlético ha perdido potencial respecto a 2014. Ni Giménez ni Savic son Joao Miranda ni en la portería está un controlador aéreo como Courtois, que salía con la misma seguridad a la frontal como al punto de penalti. Sea como fuere, aunque todavía no sea su gran virtud, hay que decir que en este aspecto Oblak ha mejorado mucho. A base de partidos y entrenamientos, cada vez mide mejor cómo situarse, cuando salir y cuando quedarse, reduciendo así el número de errores al mínimo. La cuestión es que ante Bale, Cristiano o Karim, el Atleti necesitará más que no cometer errores: necesitará tener aciertos.
Keylor: 1vs1, ruptura corta y centros cruzados
Análisis extenso sobre Keylor Navas: «La telaraña de Keylor»
Achicando rápido hacia delante, Keylor obliga a precisar mucho al rivalComo el Atlético de Madrid parece tener más capacidad para determinar el guión del encuentro, en parte porque al Real esto le importa menos, resulta lógico pensar que Keylor va a tener que afrontar retos más diferentes que su rival. Quizás también menos numerosos, pero desde luego sí diferentes. Por ejemplo, si el Atleti decide replegar y fía su 1-0 a las contras que puedan tejer Koke, Griezmann y Torres, o incluso también Yannick Carrasco, la posibilidad de que uno de estos se plante solo ante Keylor Navas entra en juego. No con tantas opciones como ante el Bayern de Guardiola, como al final así sucedería, pero evidentemente puede suceder. Y si así ocurre, Keylor parece un activo importante para el Real. El tico es valiente y muy agresivo, lo que quita tiempo al delantero (en este sentido, hay que decir que Neuer le dio demasiado a Antoine, por más que luego éste luego decidiera como el súper clase que es). Pero es que además también es muy ágil, lo que le permite no quedar eliminado de la jugada pese a que el punta le consiga tirar al suelo. Su capacidad de reacción en estas situaciones es algo nuevo. No hay porteros así. Caer al suelo siempre ha significado ser eliminado, de ahí que se elogiara tanto al tipo de portero argentino que jamás se vencía. Sin embargo, el fútbol siempre termina rompiendo sus teóricas verdades: y si Keylor va al suelo asume un riesgo, pero éste nunca es definitivo.
Esta acción concreta se podría parecer a las «rupturas cortas» que tras recuperación en campo rival manejan tan bien Antoine Griezmann y Fernando Torres, pero en realidad son muy diferentes. Tanto para el atacante, que tiene poco tiempo para pensar y pocos toques para orientarse de cara a abrir ángulos, como para el portero, que juega con esta inmediatez para hacerse más grande de lo que en verdad es. Y en esto, como Keylor vuelve a haber pocos porteros. De hecho quizás el único comparable sea el propio Jan Oblak, aunque éste lo hace de una forma diferente. El caso es que el de Costa Rica hace un trabajo pre-parada bestial, es muy rápido en la ejecución y muy agresivo a la hora de medir hasta donde llegar, y por eso muchas veces los delanteros rivales le terminan rematando al cuerpo o mandando el balón al segundo anfiteatro. Aunque, ojo, aquí hay que decir que tanto Griezmann como Torres tienen un toque especialmente fino para poder superarle: la picadita. Es un detalle, pero puede constar.
Más importante sí parece ser el centro al punto de penalti. Si Koke pisa zona de mediapuntas, el balón llega donde él decida. Es tal que así. Y además lo hace de una forma muy complicada para los porteros, pues si salen pueden quedar expuestos a llegar tarde y si se quedan bajo palos asumen el riesgo de no poder intervenir. Así que al igual que para Oblak el centro de Carvajal hacia Cristiano o Bale supone un reto complicado pero que necesita de respuestas, el de Koke para la entrada de Griezmann desde segunda línea lo es para Keylor Navas. En sus manos, pero también en su cabeza y en sus piernas, está la posibilidad de decantar el partido. No de la manera que otorga portadas, pero sí de una forma que rara vez escapa a la memoria. ¿O acaso alguien ha olvidado las paradas de Víctor Valdés a Henry?
Miguel Ángel 27 mayo, 2016
Son dos tremendos porteros, pero en mi opinión Oblak tiene techo para ser TOP y Navas creo que no llegará a esos niveles.
Navas tiene cualidades atléticas extraordinarias, pero balón aéreo en contra ¡ y a temblar!, la ventaja en la portería, para mí, es para el Atletico.