Un regateador frente al Atlético de Simeone

Como la gran obra defensiva del último lustro a nivel europeo, el Atlético de Madrid ha mostrado una enorme fiabilidad para defender todo tipo de situaciones de juego. Principalmente se ha construido para que los pases se deriven a las bandas, que los movimientos entre líneas no tengan impacto hacia portería, los desmarques rara vez marquen diferencias, la defensa de las paredes fuese excelsa y el centro lateral se tome como un pequeño éxito dada su estructura táctica, su fortaleza aérea y su entrenada capacidad para el despeje. Digamos que colectivamente su victoria es rotunda como idea, lo cual deja al puro talento individual del contrario como la llave necesaria para abrir la muralla, eliminando a su par. Así han desbordado y así se ha protegido el Atlético de Madrid de los regateadores, raza de futbolistas a los que pertenecen Douglas Costa, Kingsley Coman y Franck Ribery, de los que presume el Bayern de Pep.

Desde que los de Simeone compiten en Champions League -tres ediciones consecutivas-, el primer gran desequilibrio autónomo desde el regate y el eslalon, y que además le creó una situación siempre incómoda en las numerosas veces que ambos equipos chocaron en multitud de competiciones, fue Ángel di María en 2014. Demostrado su peligro en la eliminatoria de Copa del Rey de aquella temporada, ‘el fideo’ era como agua para la mano. Al Atlético se le escurría entre los dedos el aleteo del rosarino, pues su atención requería una basculación total de sus líneas, como si necesitara las dos manos para no perder el agua de vista. Si el Real Madrid circulaba rápido y Di María recibía con dos metros para arrancar, era único para profundizar. Los movimientos de Ángel además eran muy completos y dificilísimos de contener, pues eran imprevisibles, elásticos para un centro de gravedad ni mucho menos bajo y además sumaba el mejor movimiento de pared que ha enfrentado el Atlético junto al de, evidentemente, el mejor Leo Messi. Di María siempre solía profundizar con un central acudiendo a la espalda de Juanfran una vez Ángel llegaba a línea de fondo, desnudando el área de un efectivo. Di María era el temor para el Atlético campeón de Liga. La final de Lisboa fue el paradigma del afilado regate y eslalon del hoy jugador del París Saint-Germain.

Di María, la amenaza más completa a nivel individual entre los regateadores que ha enfrentado el Atleti

Antes de este caso, el de Di María en Da Luz, Juanfran Torres y el Atlético de Madrid enfrentaron a Eden Hazard, un jugador muy diferente en su conducta y sus talentos. De entrada era un diestro jugando en banda izquierda, cuyo movimiento principal radicaba en su diagonal hacia dentroEl regate, cuestión compleja para el atlético en champions, por norma general ayudada por la distracción del lateral que acompaña, dobla y libera al extremo de su marcador, que pasa a ocuparse del ‘3’ que abre por fuera. Dado que el belga no jugó el encuentro de ida de aquellas semifinales, la vuelta tuvo un bonito duelo entre el jugador blue y el lateral español, que protagonizó una pegajosa e irregular marca en los primeros 30 minutos del encuentro. Salió ganando Juanfran, en un tipo de defensa que anticiparía parte del éxito que ha hecho del Atlético que enfrenta al Barcelona en cuartos de final de esta edición un equipo específicamente preparado para enfocarse sobre un driblador. El de Crevillente se pegó mucho a Eden, y aprovechó un centro de gravedad bajo para orientarse hacia la salida interior del belga, mantener la concentración y perseguir sus movimientos por todo el costado.

Juanfran y Filipe Luis persiguieron siempre a leo messi y neymar jr.Antes de afrontar el gran reto de este ciclo para el Atlético a nivel de regateadores, los del Cholo chocaron con el Bayern Leverkusen de Karim Bellarabi, un jugador poco imaginativo en el regate pero efectivo y de una intensidad y arrancada que hizo sufrir muchísimo a toda la retaguardia colchonera. El Atlético de Madrid, huelga decir, de la 2014-2015 contó en esa eliminatoria con dos puertas correderas en su muro: Mario Suárez, a la postre uno de los mejores en la vuelta, y Guilherme Siqueira, la gran debilidad del curso. En aquella eliminatoria, toda segunda jugada fue alemana, y sus problemas para eliminar las corrientes y las ventoleras se tradujeron en transiciones y combinaciones rápidas que dejaron a Juanfran a merced de Bellarabi. La sensación de peligro respondía a algo más grupal y a la propuesta rítmica y asfixiante del Bay Arena. Bellarabi no era un regateador al uso pero su figura siempre fue inquietante en situaciones a campo abierto. Juanfran corrió mucho hacia atrás, no pudiendo fijar marca sobre el balón.

Ante Neymar y Messi, el Atlético cambió su defensa, no dejándoles girarse nunca

Hasta este momento del texto, todas los ejemplos narrados se enfocan sobre una sola banda, siempre relacionada con Juanfran, menos seguro y pétreo que Filipe Luis. Sin embargo, el Barcelona de Martino, pero sobre todo el de Luis Enrique, atesoraba dos, uno en cada costado, lo que redoblaba los esfuerzos y las amenazas. Cada banda podía generar un regate y cada costado podía castigar siendo el lado débil y finalizador de las jugadas. El Barça se descubrió como la catarata perfecta. Si bien hay que decir que la mecha prendió ante Gámez/Siqueira, el reto era ya un hecho. Neymar sería seguramente el jugador con el que más ha padecido Juanfran a nivel intelectual después del mencionado Di María. El brasileño comparte elasticidad, creatividad técnica, mezcla de movimientos, paredes y desmarques a portería con el balón distrayendo por otras zonas. Por su parte, Leo simplemente era Leo, el jugador que más atenciones ha requerido del Atlético en zonas interiores. Por eso, y enlazando con el ejemplo más reciente, los rojiblancos reformularon la defensa sobre Leo y Ney desde el aspecto emocional. El hambre mostrado en la vuelta de cuartos de final frenó en seco ambas amenazas.

Se incide en el contexto remontada que aconteció en el Manzanares hace ahora dos semanas, pues tal grado de activación e intervención puede no reproducirse en la noche de hoy. Sin embargo la defensa fue tan diferente como eficaz. Tanto Juanfran como Filipe Luis actuaron casi como centrales que salían a perseguir un apoyo. Messi y Neymar no podían recibir ni dar un primer toque de cara para encarar. Los dos laterales realizaban persecuciones en busca de un robo o de un pase que les quitara iniciativa. Así siempre y sin excepción. El resultado fue abrumador y dominante, marcando el duelo físico y psicológico. Con toda la casuística tratada, el Bayern cuenta con tres referentes que comparten todas las características citadas. Un zurdo, Costa, dos diestros, Coman y Ribery, que pueden combinar entre banda natural y pie cambiado, con centro de gravedad bajos, elasticidad, creatividad, motor y juego interior. Seguramente, una de las grandes historias de esta eliminatoria que hoy comienza.