Debieron pasar muchas cosas en el Allianz Arena y apenas quedó el rastro de un partido que dejó muchas dudas en ambos equipos. Se puede pensar que el Bayern redujo el ritmo de su circulación tras adelantarse en el 2′, pero eso no se tradujo ni en dominio del partido ni en control del esférico. Los bávaros cuajaron un encuentro de muy bajo nivel ante un Bénfica que concedió muchas facilidades que no fueron castigadas. Aún teniendo serias debilidades, los lisboetas pudieron igualar con un volumen ofensivo muy parejo al de su oponente. Repasado el choque del 1′ al 90′, todo fue muy gris. Da Luz se vestirá de toga dentro de siete días.
El partido se caracterizó por la ausencia de dominador claro
La primera parte, en términos literales, sólo dibujó dos jugadas dominantes del Bayern, sucedidas en el primer minuto de partido, que acabó con gol de Vidal, y otra muy parecida en el 20′ que acabó con remate de Müller. La secuencia, sencilla de explicar: cambio de orientación de Douglas Costa hacia Ribery, apoyo de Thiago como interior avanzado y cercano, Bernat quitándole una marca al francés, pase atrás y centro del Alcántara al área donde cargan tres hombres que ven la jugada desde la mitad opuesta -Lewandowski, Müller y Vidal, que jugó como mediocentro, ante un Eliseu que parecía padecer todo el desarrollo de tal combinación.
Bayern pesado, sin velocidad ni desbordeEl Bénfica nunca pudo defender esta jugada que apenas tuvo réplicas en el tiempo. El conjunto de Rui Vitoria saltó al campo con un repliegue medio muy junto en sus líneas, pero con un fallo de base localizado en su banda derecha, principalmente por los problemas de Pizzi para comprender la fase defensiva. El portugués basculaba para cerrar un pasillo interior entre él y Fejsa que realmente no tapaba nada puesto que allí nunca hubo nadie. El Bayern, muy lento y parsimonioso en los pases intermedios, cambiaba en largo entre Costa y Ribery con una facilidad pasmosa, pero Franck no es el de antaño. En un contexto en el que pudo y debió llevarse atados a dos jugadores tan livianos como el propio Pizzi y el lateral Almeida, apenas hubo noticia de ello; algo más tras el descanso.
El Bénfica no lo pasaba realmente mal para las comodidades que podía encontrar Guardiola. La línea alzada del campeón portugués tenía la acertada intención de castigar la falta de ruptura y velocidad de la ofensiva germana. A ello contribuyeron los de Pep dibujando un partido sin cambios de ritmo y sobre todas las cosas, sin triángulos y velocidad de balón. Sin gente entre líneas –sólo Müller bailaba sin marcas– y con Vidal como eje poco creativo, Thiago nunca fue solución. Los locales tenían constantes problemas para superar un rival o una línea y el Benfica defendía demasiados minutos de cara, lo que les permitió asustar tímidamente con salidas esporádicas. Con un sistema de ayudas precario para estas alturas de competición, fue aún más llamativa la apagada versión muniquesa en tal escenario.
Ribery no marcó diferencias por su costado ante Pizzi y Almeida
En la segunda pocas cosas mutaron. Un Bayern de mucho pase horizontal, mucho pase a la banda y poco riesgo como menor acierto arqueó las cejas con una de Jonas que repelió Neuer. La lectura del encuentro deja por otro lado la poca diferencia física que pudo marcar el Bayern mientras no dominaba al rival. Una sensación de baja actividad que intentó solventar el técnico catalán con la entrada de Javi Martínez, Kinsley Coman y Mario Götze. Complicado que la vuelta no disfrute un cambio profundo en iniciativa, intensidad y riesgo.
Arroyo 6 abril, 2016
Me gustó muy muy muy poquito el Bayern. Diría que menos el Benfica pero la diferencia de nivel reduce el impacto. No dejó nada el partido de los alemanes.