El Bayern de Múnich 2016, el actual, se presenta en otra semifinal de la Champions League siendo un equipo cristalino. El cuadro de Pep Guardiola ya ha definido por completo sus virtudes y defectos. Los primeros están claros, y son muy potentes. Hablamos de un colectivo basado en sus extremos y con un arsenal rematador, véanse Thomas Müller, Arturo Vidal o Robert Lewandowski, de absoluto primer orden. Su tendencia a poner centros es también el origen de uno de sus defectos; el Bayern ya no se la pasa de manera tan creativa. Han perdido complejidad al asociarse. Un tema relevante, claro está, pero menor al lado de lo que está sucediendo con sus centrales.
El Bayern 2016 ya ha hecho público sus pros y sus contras
La primera media hora de partido fue como ver en bucle la misma jugada. Xabi Alonso, no muy marcado ni por Pizzi ni por Raúl Jiménez, levantaba la cabeza y ponía un envío largo cruzado al pie de Douglas Costa. Alonso-Costa: la idea globalEl extremo brasileño recibía y ahí tenía dos opciones: o bien jugársela al desborde y centro o bien devolver al medio para que su equipo siguiese tocando. Este fue el plan de ataque propuesto por Guardiola, y en honor a la verdad, no le estaba saliendo demasiado mal. El Benfica daba muchísimas facilidades en ese costado, con un Eliseu que cedía espacios a montones y un Carcela (extremo izquierdo) cuyas ayudas al compañero resultaban poco intensas. Era tal el boquete en ese lado que bastaba que Costa hiciera un mínimo movimiento al medio para que Lahm tuviera una autopista por la que colarse y ponerla en el área.
Con todo, no podía decirse que los de Pep lo estuviesen bordando. Al contrario; quedaba claro que este Bayern 2016 es, con diferencia, el conjunto que peor afronta un cerrojazo de todos los que ha entrenado el técnicoKimmich-Javitxu; drama para Pep catalán. No obstante, el Bayern, con el acierto de los extremos (correcto Ribery), tenía clavado atrás al Benfica. Los lusos no atacaban nada. El gol portugués no sonaba factible, ni siquiera cuando Eliseu colocó desde lejos un balón al punto de penalti. Parecía una pelota despejable, un conflicto que algún defensa solucionaría. El problema es que ni Javi Martínez ni Kimmich pueden ser tratados como tal. El ex del Athletic contagió sus dudas a Neuer, que salió a por uvas, concediendo a Raúl Jiménez el tanto del empate global. Dos minutos después, acción repetida: centro, pifia esta vez de Kimmich y remate de Jiménez. Pudo ser el 2-0. Es el drama del Bayern.
El Bayern, pese a todo, le dio la vuelta al encuentro con facilidad
La magia del gol como local inspiró muy levemente al Benfica, que se vio con algo más de confianza para jugarla entre Lindelof, Pizzi y Salvio. El exceso de timidez de los de Rui Vitoria lo expuso un Renato que no salía de su zona en busca de las carreras que tanto le gustan.
Pese a esto, cabe señalar que la respuesta del Bayern al contratiempo no fue negativa. Los alemanes se serenaron llevando el balón al sector izquierdo, el de Alaba, Thiago y Ribery. La movilidad de ese triángulo permitió a Franck escaparse y filtrar una pelota al lado opuesto, “el del boquete”. Lahm corrió la banda, centró y Vidal remató a la red tras rechace del portero. En este Bayern de extremos, el chileno llega siempre a gol, juegue donde juegue. La necesidad obligó al Benfica a adelantar líneas en busca de una presión para la que no estaba mentalmente preparado. Tras la reanudación, Müller sentenció a la salida de un córner. Siendo realistas, el Bayern resolvió la papeleta con facilidad. Debió golear incluso. Sufrió un ratillo porque ahora mismo juega sin centrales. Un defecto que alguien aprovechará.
David_Leon 14 abril, 2016
Es increíble como el tema de los centrales puede generar descrédito en el Bayern. Lo de ayer me pareció exagerado.