El Athletic Club es maravilloso. Su imperecedera grandeza, intacta incluso en estos tiempos de modernidad, se fundamenta en su gente. El aficionado del Athletic es particular y único. En él se mezclan una fidelidad extrema (beti zurekin) con una constante exigencia al futbolista que lleva esa camiseta, repetimos, ni más ni menos que la del Athletic Club. El hincha que va a San Mamés desea ver a su equipo campeón, posiblemente, más que ninguna otra cosa en la vida. Por eso, incluso cuando todo parece perdido, nada lo está para el conjunto de Zarra, Iribar o Javi Clemente. El Athletic siempre puede remontar. Siempre puede acometer una proeza inesperada. Así son. De Bilbao.
Antonio Puerta nació en Nervión, barrio sevillano que acoge en su seno al estadio Ramón Sánchez Pizjuán. Crecer a la vera de semejante templo alimentó su sevillismo e inspiró su carrera. Debutó en Primera División con 19 años. Con 22 se nos fue, aunque solo físicamente, porque su legado hoy sigue. Su gol al Schalke 04 alemán, un jueves de Feria de 2006, sirvió para que otro Sevilla naciera. Igual de grande y con idéntica pasión, pero definitivamente otro club.
Ayer, en otro jueves de Feria de abril, Sevilla Fútbol Club y Athletic Club honraron sus pasados y alimentaron sus futuros. Esto fue lo que sucedió sobre el campo.
Sevilla y Athletic disputaron un partido de una potencia cultural enorme. Dos gigantes frente a frente
Suspendido Ever Banega, Unai Emery propuso un once de extremo poder físico. En la medular se reunieron Grzegorz Krychowiak, N’Zonzi y, un poco más adelantado, en la mediapunta, Vicente Iborra. El más bajito, para hacernos una idea, medía 1,86. Con ventaja en el marcador, Unai no quería saber nada de riesgos, y menos cuando a los cinco minutos Aduriz se escapó demasiado fácil de Kolo y mandó al palo la primera del partido. El Athletic, con Raúl García y Aritz en punta, presionaba para recuperar pronto la pelota. N’Zonzi bajaba a ayudar a los centrales y la sacaba bien, pero en el siguiente escalón, el polaco Krychowiak parecía nervioso e inseguro, así que el Sevilla desechó pronto la idea de jugarla por abajo. La solución: pelota larga sobre los casi dos metros de Iborra, prolongación y luego ya veremos.
En realidad, al Sevilla poco le importaba conservar la pelota. Lo que ellos no querían era lastimarse con pérdidas peligrosas. Que el Athletic la recuperase en su terreno resultaba un mal menor. San José, un titán en la media, cazaba los balones divididos para entregárselos a Beñat. Por desgracia para el Athletic, el ex del Betis solía estar bien vigilado por Iborra, más destacado en el rol de enganche por su trabajo defensivo que por su aporte real en ataque. Forzado a soltarla pronto hacia las bandas, el Athletic se precipitaba un poco en la definición de las jugadas. Como pasó en la ida, los vascos abusaban de los centros a un punto de penalti bien custodiado por Rami, Kolo y un David Soria que, confirmamos, es un portero valiente en las salidas. Tácticamente, el Sevilla hacía valer el resultado de la ida. Llegamos al descanso.
Con algunos problemas en el lado de Susaeta y De Marcos, el Sevilla contuvo al Athletic. Hasta el 0-1
Pero Europa tiene reglas propias. Sus partidos van a otro ritmo y sus minutos caen de forma distinta. Más lentos. El Sevilla había optado definitivamente por meterse atrás con su clásico repliegue en 4-4-2, olvidando que un error podría cambiarlo todo. Error que, por supuesto, llegó. El fútbol es un juego de errores, siempre van a suceder. Una buena maniobra de Aduriz en el área trajo consigo un disparo asequible que Soria no pudo detener. Gol del Athletic, merecido quizás por insistencia. Partido nuevo.
Y eso que la respuesta sevillista al contratiempo fue de las que emocionan. De esas que denotan que el tetracampeón del torneo es, en efecto, el gran gigante de la competición. 120 segundos después, el Sevilla sacó partido de su muy superior experiencia con respecto al Athletic. Los de Valverde fueron superados por la ilusión de clasificarse y descuidaron su portería tanto que Vitolo, Krycho y Gameiro montaron a la carrera un contragolpe remachado por Gameiro. Aquello hubiera hundido a cualquiera. No a Raúl García.
Por su política deportiva, fichar es el algo muy complejo para el Athletic Club. Cualquier niño de Euskadi representa una oportunidad sin retorno que no puede volar. El mercado es muy reducido y reforzarse es difícil. Por eso, cuando el Athletic adquiere a Raúl García está viviendo casi un milagro. Porque Raúl García es más que un buen futbolista con gol y determinación.Raúl García, «hijo» del Cholo, demostró estar en otra escala superior Raúl García es hijo del Cholo Simeone. El navarro ha sido adiestrado para ganar la Copa de Europa y decidir el título de Liga 2014. Raúl García conoce como nadie en esa plantilla lo que significa competir por títulos. Por eso nada le asusta, nada la deprime. Ni siquiera ver caer lesionado a Aduriz en el peor momento. ¿Cómo va a afectarle tal cosa, si él ya vivió en Lisboa la misma situación? El Sevilla olía a gol. Sus contragolpes con Konoplyanka, Vitolo y N’Zonzi anunciaban el fin de la eliminatoria. Fue entonces cuando Raúl García, previo pase de Beñat, surgió como fantasma en el área y cabeceó a la red el tanto que igualaba todo. Se acababa de vivir un instante de absoluta grandeza, desconocido para muchos futbolistas del Athletic que, no obstante, supieron recoger el guante. Fue el caso de Viguera, sustituto de Aduriz, que no se arrugó en su complicadísimo papel. El riojano se mostró móvil y participativo, a la altura de un Raúl García que parecía estar por encima del encuentro. Entre ambos encendieron a Beñat, el hombre de la prórroga.
Beñat fue el dueño de una prórroga vibrante. Como suele pasar, los penaltis no fueron justos con él
El tiempo extra fue magnifico. Ambos equipos pudieron marcar. El Sevilla con un remate al palo a balón parado y el Athletic, con un mano a mano que Susaeta no olvidará en su vida. Markel encaró a Soria tras recibir un pase sensacional de Beñat. El cerebro de los leones cuajó 30 minutos soberbios en el alargue. Jugó cada pelota a unos niveles de velocidad y acierto fantásticos. Su temporada ha sido impresionante por momentos. Por eso dolió especialmente que le tocara a él fallar el penalti decisivo que dejaba fuera al Athletic. Ocurre muy a menudo pero no deja de ser demasiado cruel. Beñat falló y el Sevilla aprovechó para anotar todos sus lanzamientos. Mención especial al de Konoplyanka y el decisivo de Gameiro, sendos insultos al resto de penaltis. Pasó el Sevilla porque la Europa League es su cortijo. Pudo pasar cualquier. Gracias Sevilla. Gracias Athletic.
Abel Rojas 15 abril, 2016
¿Está creciendo la Europa League?
Quiero decir, es evidente que estamos ante la edición de más nivel de los últimos años y ya es decir, porque hace poco vimos a Bielsa contra el Atlético del Cholo por citar un ejemplo de grandeza, pero… ¿a qué se debe? ¿A que ha habido suerte de que caigan muchos equipazos que deberían estar en la Champions o a que la competición está tomando un tinte diferente que, con su atmósfera, engrandece todo?