El gol de Ulloa en el minuto 94 supo a victoria en el King Power Stadium, cuando sobre la bocina el conjunto de Claudio Ranieri estaba sucumbiendo al efecto de la entrada de Andy Carroll, jugador que revertió el contexto táctico de un encuentro que el Leicester volvió a encarar con su habitual manejo de los tiempos. Fue un choque de nombres propios, encabezado por Kasper Schmeichel, seguido por Jamie Vardy y clausurado por el propio Andy Carroll.
Kasper Schmeichel. El encuentro arrancó con ese tipo de acciones que hacen exclamar el mismo comentario en el gran aficionado al fútbol. Un cabezazo involuntario de Kouyaté en el saque de una falta botada en el primer minuto del partido fue desviada milagrosamente por Schmeichel, que tras dar en el palo izquierdo se encuentra con el derecho sin cambiar de trayectoria. Kasper recogía el balón, lo sacaba jugado, miraba al banquillo, seguramente a Ranieri, y cerraba el puño. Fue como un gol psicológico. Tras esta acción comenzó el partido.
La primera jugada del partido, un milagro coherente
Al líder de la Premier fue a visitarle uno de los jugadores más verticales y determinantes del campeonato. Valorar cómo de bien defendió el equipo local a Dmitry Payet pudo explicarse por cómo y dónde apareciera el francés, si por delante de Kanté y Drinkwater -pivotes-,Payet comenzó inquietando o por delante de Morgan y Huth -centrales-. En el arranque lo hizo a espaldas de los primeros, así que el campo se estiró y el Leicester, con defensa alzada y acciones de anticipación, tuvo a Payet flotando durante varias situaciones. Una vez los duelos individuales en el medio se fueron equilibrando a base de ímpetu, apareció de nuevo Schmeichel. Tras un córner a favor de los de Bilic, un saque de mano del danés hacia Riyad Mahrez, maravilloso en su ejecución, provocó el primer gol del choque: una combinación entre el argelino, Kanté rompiendo por el carril del ’10’ y Vardy abriéndose hacia la izquierda para cargar disparo otorgó al Leicester el mando hasta el descanso.
Jaime Vardy. Tras el gol de Vardy, Ranieri tenía todo atado en corto, pero rápido comenzó a cambiar tras el descanso. Andy Carroll, uno de esos deportistas que cumplen al milímetro la expresión armario ropero, sacudió desde su entrada todo lo visto hasta el 45′. Su mera presencia condicionó la altura defensiva de los foxes hasta un punto realmente impactante. Su envergadura imantó a toda la zaga, engrandecida por la expulsión de Vardy minutos después. Ranieri no tardó demasiado en reaccionar. Victor Moses por la derecha lograba aprovechar ventaja numérica en banda derecha, por donde llegaron saques de esquina y balones al área. El italiano retiró a Albrighton y colocó a Schlupp para detener parte de la herida.
La importancia de Carroll modificó todo el encuentro por completo
Andy Carroll. El gigante inglés estaba generando un peligro absolutamente determinante en el choque. Creaba pánico. Suyo fue un primer remate en el área, anotó el empate de penalty y fue crucial en el segundo, obra y gracia de Cresswell, cuando al acercarse al remate de un centro, la zaga se cerró de tal manera que ofrecieron al lateral zurdo tiempo para parar, armar y encuadrar. Con el tiempo a punto de cumplirse, cambio de hábito para cerrar el área propia ante la fe del Leicester. Carroll cometió el tipo de penalty que realiza un delantero para convertirse en el hombre más importante de un partido que los de Ranieri quizá miren con otros ojos dentro de unas fechas.
hola1 18 abril, 2016
Pues termina siendo un puntazo para el Leicester y les dara un plus animico el conseguirlo en el ultimo minuto. Sera de ver como suplen a Vardy en el proximo partido(asequible) vs Swansea. Tambien cuidado con la visita al Stoke por parte del Tottenham, partido complicado.