Doucuré va a más con el paso de las semanas. Obligado a jugar casi de enganche en el Calderón para ganar músculo, ante el Levante vimos lo mejor del repertorio del galo, que no es escaso: giros para conservar la pelota, aperturas a banda, movilidad y buen toque vertical para lanzar contras. Destacó al lado de Rubén Pérez, una figura más posicional que le favorece. Frente al Celta, en cambio, su compañero fue Rene Krhin, y el entendimiento no fue bueno. Ambos son alocados, enérgicos y salen a presionar con frecuencia, lo que termina desmontando el doble pivote y la estructura granadina. Me da la sensación de que Krhin no ha cuajado y que es momento de jugársela por Doucuré. La libertad, creo, debe ser para él.
Primero por Patrick Vieira, después por Yaya Touré y actualmente por Pogba, la figura del futbolista negro, alto y virtuoso goza de un prestigio enorme. Sobre todo en el capítulo de las sensaciones. Basta que veamos a uno de estos monstruos de unoochentaymuchos hacer un gesto técnico para que, de repente olvidemos que en fútbol ser bajito es una ventaja. Y eso que rara vez este tipo de jugador viene sin contraindicaciones de algún tipo, especialmente en el terreno de lo táctico, donde ninguno acaba siendo una eminencia precisamente. Un poco de todo esto está viviendo el necesitado Granada con Abdoulaye Doucuré, fichaje estrella del mercado invernal cuyo impacto en el cuadro andaluz merece que le dediquemos unas líneas.
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Comments by IntenseDebate
@migquintana · hace 464 semanas
Abel Rojas 130p · hace 464 semanas
Fernando · hace 464 semanas