El Madrid atraviesa por un auténtico infierno deportivo. Eliminado de la Copa en primera ronda y descolgado de la Liga a cuatro meses de su final, sus jugadores conviven con el fracaso, su afición siente, y se cobra, el despecho y la caza de brujas copa su día a día. Cada partido parece un castigo: «¡Miradlos! ¡Esos son!». Evidentemente, se trata de un marco que dificulta mucho la práctica del fútbol, porque se juega con la cabeza y no caben buenas ideas donde la duda no deja lugar, y solo los que están hechos de otra pasta consiguen aportar parte de lo que son. Dentro de lo malo -o de lo peor-, la suerte de Zidane radica en que cuenta con una serie de ganadores que responden a tal definición.
Varane no se atreve a ser élPero a tenor de lo visto, el joven Varane todavía no lo hace. Es buenísimo, un fenómeno, está provisto de un sin fin de virtudes que podrían corregir varios de los déficits de un equipo que, dicho sea de paso, no da la talla a nivel táctico, pero su confianza actual no le permite exponer su calidad. No parece gozar de un equilibrio anímico que le lleve a intentar plasmar su notable técnica con la pelota en los pies, su seguridad en el área pequeña en cualquier tipo de ataque raseado del oponente o ni siquiera su excepcional capacidad para la anticipación. Salvo en acciones que son mecánicas, como los cruces que desatan su velocidad, Varane es un futbolista escondido en su falsa zona de confort y que no da pluses.
Pepe falló y fallará, pero juega de un modo que genera ventajas.
Usando como contexto lo que Zidane ha planteado en casi todos sus encuentros dirigidos, Pepe encaja peor que Varane en el Real que él persigue. En especial, por adolecer de una falta de técnica y principios asociativos que para un conjunto que se obliga a salir raseando la bola supone un gran revés. Pepe no parece el central soñado por Zinedine.
Ahora bien, como 14 o 15 de sus compañeros, cuenta con calidad y cualidades suficientes como para sumar cosas a cualquier equipo. Más si cabe a un equipo que, como colectividad, tiene tan poco como el suyo. Y su último partido, contra el Celta de Berizzo, sirvió pruebas sobre ello. Sin rayar ni mucho menos la perfección, se retroalimentó de Ramos y pusieron la línea defensiva mucho más arriba de lo que se venía viendo en el Madrid. Dicha circunstancia protegió a la medular y dotó de enorme agresividad sostenible a sus dos laterales, Carvajal y Danilo, que en el grueso del envite se comieron por los pies a Orellana y Nolito, alejándolos de sus sitios favoritos o no dejándoles participar.
Por una cuestión de edad, resulta muy probable que Pepe haya jugado ya los 10 grandes partidos de su vida, pero según contrastó el pasado sábado, parece en condiciones anímicas de seguir aportando lo que le queda todavía. Y para Zidane, hoy, cualquiera que confíe en marcar la diferencia merece consideración. El dicho dice que «más vale morir de pie que vivir siempre arrodillado», y el fútbol simplifica el asunto: todos los arrodillados mueren.
@Boris_pina 8 marzo, 2016
Brutal artículo el Madrid, es ahora un cumulo de nervios, sin embargo el contar con tipos con Pepe e Isco ayuda a sobrellevar la situación, tal vez ya alejado de su cénit físico uno podría pensar que el central se vería mas fuera que dentro, pero tal como pasa con CR el hombre se conoce este deporte y ya se ha calmado.
A partir de aquí Pepe sumara por pura actitud y conocimientos, después de todo más se aprende de la derrota que de la victoria.
Agregaría al grupo de los más afectados a Keylor, quien a pesar de ser un competidor nato, se ha encontrado con la verdadera presión de estar en un club grande, sigue parando, pero cada que vez que tiene el balón en los píes resta mucho.