La mano de Allegri | Ecos del Balón

La mano de Allegri


Ha sido en la jornada 25, quince victorias consecutivas después, cuando la Juventus ya es líder en solitario de la Serie A. Quince partidos después de caer frente al Sassuolo y parecer que el proyecto se desmoronaba después de las salidas de Pirlo, Vidal y Tévez, los de Massimiliano Allegri han borrado de un plumazo los once puntos de ventaja que tenía el líder -por entonces la Roma- y ya son, a todos los efectos, grandes candidatos a ganar la Serie A por quinta vez consecutiva. La victoria por 1-0 frente al Nápoles, en cualquier caso, demostró que estamos ante dos equipos que son firmes pretendientes a ganar el título, aunque uno sea el favorito.

Allegri cambió de sistema por el SSC NápolesPorque lo que vimos durante todo el partido fueron dos conjuntos cuyo sistema está más que asentado, y que viven un momento altísimo en términos de confianza. A nivel de dibujo, Massimiliano Allegri introdujo algunas modificaciones importantes, y aprovechando la baja de Giorgio Chiellini utilizó una defensa de cuatro. La decisión, en un primer momento, chocó bastante, porque el conjunto turinés venía de catorce victorias seguidas con una zaga de tres defensas centrales, pero -como ya fue habitual durante la exitosa Champions League 2014/2015- la variación respondía a una adaptación al rival.

El cambio a defensa de cuatro se explica por el Nápoles.

La Juventus formó con un 4-4-2 asimétrico, con Cuadrado como extremo derecho y Pogba como interior izquierdo. A nivel defensivo, tener a Cuadrado, Licthsteiner y Khedira sobre el perfil izquierdo del ataque del Nápoles significaba reducir el espacio de la zona más productiva del conjunto partenopeo: la de Hamsik, Insigne y Ghoulam. A través de esta idea, la Juve consiguió que el conjunto de Mauricio Sarri no lograse asentarse, prácticamente nunca, en campo rival. Además, el reparto de espacios ofensivo funcionaba, y la Juventus conseguía tener profundidad en sus acciones ofensivas.

Los centrales sí controlaron al Pipa HiguaínPor un lado, Pogba ofrecía una línea de pase interior a Marchisio -uno de los hombres clave para salvar la presión adelantada napolitana- y el francés, aunque demasiado acelerado, al menos conducía el cuero a campo rival. El cerebro lo puso Dybala, que en posición de ’10’ gestionaba las salidas del equipo con maestría, mientras que Morata, con diagonales de dentro hacia ese carril izquierdo que quedaba liberado, terminaba de compensar los ataques. La Juventus tenía el control del choque, y el buen trabajo de Bonucci y Barzagli sobre Higuaín terminó de atar los cabos que podían quedar sueltos.

La Juventus marcó cuando menos dominaba el partido.

Durante la segunda mitad, sin embargo, ese dominio comenzó a alternarse, después de que la Juventus perdiese la continuidad de dos piezas que estaban siendo claves: Morata, mucho menos participativo, y Dybala, que comenzó a ganar menos apoyos. Gracias a ello, el Nápoles comenzó a combinar más tiempo cerca del área, aunque en ningún momento fue capaz de ofrecerle a Higuaín esa pelota con una mínima ventaja para que pudiera competir en igualdad con los centrales. Al final, Zaza, con un disparo desde fuera del áera, acabó dándole el triunfo a la Juventus, desequilibrando un partido muy bien afrontado desde la pizarra por Massimiliano Allegri.


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