Después de un tiempo alejado de la primera línea del fútbol continental, el Dinamo de Kiev se ha vuelto a clasificar para los octavos de final de la Champions League. El conjunto ucraniano, dirigido por el mítico Serhiy Rebrov, ha encontrado en la figura de su entrenador el proyecto que llevaba tiempo necesitando para, primero, derrotar al Shakhtar Donetsk de Mircea Lucescu y, después, competir contra los mejores en Europa. Sobre todo lo relacionado con el Dinamo, el trabajo del interesante Serhiy Rebrov y su eliminatoria contra el Manchester City hablamos con nuestro compañero Rafa Escrig.
El Dinamo ante el ascenso del Shakhtar Donetsk
– Aunque no se ha comentado demasiado, una de las noticias que ya ha dejado esta Champions League 2016 ha sido la vuelta del Dinamo de Kiev a las últimas rondas de la competición. Entre unas cosas y otras, el club más importante de Ucrania no jugaba la Champions desde la temporada 2012/2013 y no llegaba a octavos de final desde 1999, cuando alcanzó las semis de la mano de Andrei Shevchenko y Valery Lobanovsky. Resumiéndolo mucho, Rafa, ¿qué ha pasado en todos estos años?
A ver… para hablar de esto hay que iniciar con un pequeño contexto sociopolítico. Tras la disolución de la URSS y con la privatización de muchos servicios públicos en Rusia y Ucrania, el poder cayó en manos de unos determinados empresarios que aglutinaron de manera enorme el poder económico en la zona, los llamados oligarcas. La importante recesión que vivió el país tras declarar su independencia no hizo otra cosa sino aumentar las desigualdades entre ricos y pobres, que luego se fueron disminuyendo paulatinamente con el paso del tiempo. En esa época de consolidación, el fútbol ucraniano también vivió su transición con la creación de su liga propia. Lógicamente el Dinamo de Kiev era el bastión del fútbol ucraniano en la época, Miguel. De hecho, en las 54 temporadas que duró el Campeonato Soviético, el Dinamo fue el equipo más laureado con 13 títulos.
La consolidación del poder de los oligarcas y el aumento del fútbol como actividad social, empresarial y lucrativa fomentó que varios clubes de la liga ucraniana comenzaran a ganar poder. Eso fue el inicio del, digamos, cierto declive del Dinamo, que se paseó desde 1993 hasta 2001, ganando absolutamente todas las ligas del país. Y, como dices, cuajando grandes papeles en Champions y exportando futbolistas a grandes clubes europeos. Entre tanto, el Shakhtar Donetsk fue ganando terreno con el sensato y pausado proyecto de Rinat Akhmetov, uno de los 50 hombres más ricos del mundo, que comenzó a gestar un club campeón sobre las experimentadas manos de Mircea Lucescu. El Dinamo, en 2002, se ve sin el título por primera vez en ocho años. Lo recupera en 2003 y 2004, pero ya se estaba gestando un Shakhtar campeón que provocó una crisis institucional en un Dinamo de Kiev que ya no ganaba.
– Evidentemente, el ascenso del Shakhtar Donetsk le ha supuesto perder un escalón más respecto al fútbol continental. Lo curioso es que, en este tiempo, en esos años en el que el Shakhtar comienza a ascender y el Dinamo pierde la hegemonía de Ucrania, el club de Kiev sí que invierte cantidades importantes de dinero. Entre 2012 y 2013, por ejemplo, se dejan 69M netos en varios futbolistas que estaban gustando en Europa Occidental (Lens, Belhanda, Raffael, Marco Ruben, Kranjcar…), lo que curiosamente -o no- es una política de fichajes casi totalmente opuesta a la de los de Mircea Lucescu.
El Dinamo de Kiev siempre ha sido un club con un gran trabajo de cantera que ha exportado enormes futbolistas, Balones de Oro incluso. Si te fijas en lo que te comentaba, en los años del Campeonato Soviético, el Dinamo era prácticamente el único equipo grande de Ucrania (solo el Zorya ganó una liga y el Dnipro dos), y los jóvenes talentos de la zona se marchaban allí. La aparición del Shakhtar Donetsk en la escena nacional coincidió con una época de transición en Kiev: las generaciones de canteranos no eran tan productivas como las de los Shevchenko o Rebrov y la presión de los de Donetsk les hacía exigirse inmediatamente. En Donetsk o en Dnipropetrovsk hubo paciencia. En Kiev no podía haberla. Al Dinamo se le exigen resultados siempre, es el gigante de Ucrania.
Antes de la llegada de estos equipos, el Dinamo no se veía obligado a pagar estas sumas de dinero por jugadores extranjeros. Tras ello, en 2012 ya tienen que comenzar a fichar, diría yo, precipitadamente para hacer frente a un Shakhtar que cada año les deja más lejos en la clasificación. Y como sucede cuando haces algo con prisa y de malos modos, la cosa no salió lo bien que se esperaba en Kiev.
– Te comentaba todo esto porque la sensación que dejaba el Dinamo de Kiev en los últimos años era de ser uno de los proyectos deportivos más inestables del fútbol continental -al contrario que el Shakthar-. Y es que los resultados así lo atestiguan: entre 2009 y 2014 no ganan absolutamente nada, pese a recurrir a mitos como Oleg Blokhin, por ejemplo.
Es que estos el Dinamo no tuvo una identidad propia. El equipo nunca se llegó a ensamblar pese a la llegada de grandes talentos: no jugaban a nada y ganaban por inercia, pero en los partidos grandes se notaba que no estaban a la altura de los otros equipos grandes que se habían gestado. Metalist y Dnipro les dejaron fuera de la Champions dos años seguidos, por ejemplo. Un caos. Europa Occidental o Sudamérica son muy diferentes a Europa del Este. ¿Por qué crees que Teixeira, Adriano, Douglas Costa o Willian estuvieron cinco años o más cultivándose en Donetsk? Lucescu quería madurar jugadores, no crear estrellas de la nada. Todo eso necesita un proceso de adaptación que no existió en Kiev.
Blokhin conoce perfectamente qué y cómo es Europa del Este, pero las prisas también le pudieron. Su Dinamo era un equipo que buscaba atacar a toda costa, aunque ello le costara partirse una y otra vez y no dar nunca sensación de solidez. Pero, como te decía, ganaban porque en Ucrania las diferencias son amplias y la clase media-baja no puede competir contra los grandes. Se cuestionó a Blokhin, se le pidieron resultados y acabó saliendo todo mal. El mito salió por la puerta de atrás y el equipo continuó sin ganar… pese a la millonaria inversión.
– Me parecía importante contextualizar todo esto, Rafa, porque una vez llega Serhiy Rebrov todo cambia brutalmente. El club cada vez venía invirtiendo menos (de hecho, el balance en el mercado de estos dos últimos años es positivo) y, por los malos resultados, a mitad de año se ve obligado a recurrir al mítico acompañante de Sheva, que llega como interino. A partir de ahí, Rebrov gana de inmediato la Copa de Ucrania, tiene continuidad en el puesto y, finalmente, el año pasado hace doblete quitándole por fin una liga a Lucescu. El impacto es más que obvio.
El Dinamo entra por fin en la modernidad, directamente. Y fue casi de rebote, sumidos en esa crisis interna que comentas. Una vez llega Rebrov, con su experiencia como jugador intacta, se pone el mono de trabajo y comienza a cohesionar a un equipo que estaba totalmente resquebrajado institucional, moral y deportivamente. Con prácticamente la misma plantilla que el año anterior, Rebrov comienza a recuperar el bloque, les da confianza, les asienta en el equipo y gana un Kubok contra todo pronóstico ante un Shakhtar al que desquicia en la final. No te imaginas cómo estaban los del Dinamo ese día, Miguel. Ganar al Shakhtar en una final suponía un alivio que hacía años que no sentían. Esa liberación futbolística fue clave para que la directiva confiara en Rebrov y le diera los mandos del proyecto del año siguiente.
Ese verano, el club asume el proyecto continuista de Rebrov sin grandes fichajes ni sumas millonarias que obliguen a una reestructuración inmediata, solo el delantero polaco Teodotczyk y el ex del Málaga Antunes llegan para apuntalar el equipo que Serhiy quiso. Aquella fue una temporada en la que el Shakhtar no llegó a despegar hasta muy tarde. Notó las bajas de jugadores importantes y no dio la sensación de superioridad aplastante del pasado, y de eso se aprovechó un Dinamo que fue absorbiendo las directrices del proyecto Rebrov cada vez más rápido: solidez y orden en la salida de balón. Así, el Dinamo se asentó muy rápidamente en la cima de la tabla mientras Shakhtar y Dnipro se iban dejando puntos mutuamente. Los de Rebrov comandaron la liga con mucha comodidad, la verdad. En ningún momento vi peligrar el título. El Kubok fue otra cosa. Se decidió en una infartante tanda de penaltis donde, se podría decir, que el Dinamo tuvo toda la suerte que le faltó en años anteriores.
El Dinamo de Kiev de Serhiy Rebrov
– ¿Cómo definirías técnica y tácticamente a Rebrov como entrenador?
Rebrov es un entrenador muy metódico. Lo quiere todo bajo control y rara vez se sale del plan establecido y legitimado por todos los estamentos del club. Como he dicho antes, se cimienta en dos pilares sólidos: buena defensa y orden con la pelota. Sus números defensivos son alucinantes. Y no solo por la defensa, eh. Implica a todo el equipo a trabajar. La máxima figura, el gran Andrei Yarmolenko, es el primero que corre más tiempo hacia detrás que hacia delante si hace falta. La implicación defensiva y sin balón del mejor jugador del equipo dice muchas cosas sobre este Dinamo. Además, los centrales me encantan. Sobre todo Dragovic, a quien ya están tasando en millones de libras. Con esa base defensiva pueden comenzar a crecer con balón porque suelen recuperar rápido y bien.
En salida, no arriesgan un pase hasta que no atraviesan la divisoria. Normalmente en Ucrania no les exigen una presión excesivamente alta y son los centrales los que sacan el balón hasta bien arriba: es otro de los signos distintivos de Rebrov. Su 4-2-3-1 se basa principalmente en eso, aunque tiene bastantes variantes, en función, sobre todo, de la zona de ataque. Ahora está experimentando con eso, es lo que viene haciendo en el ‘stage’ invernal en la Costa del Sol: inventar, probar, ensayar. Siempre le introduce cosas nuevas y frescas a este Dinamo arriba, partiendo de las bases que te he comentado.
Qué futuro tiene Rebrov, Miguel…
– Su Dinamo de Kiev, desde luego, es un equipo de entrenador. Y se entiende, yo creo, sobre todo a partir de sus centrocampistas. Porque es cierto que si tenemos que hablar de dibujo decimos que el Dinamo juega en un 4-2-3-1 con Denís Garmash por delante de Rybalka y Sydorchuk (o Veloso y Buyalskiy, que en ocasiones entran), pero al ser Garmash el mediapunta… lo que a mí me sale es decir que en realidad juega con tres centrocampistas centrales, sólo que están ordenados a diferentes alturas. Porque, de hecho, en fase defensiva el Dinamo suele dibujar un ordenado 4-1-4-1 en campo propio que siempre salta a por el portador de balón…
Correcto, no se puede decir que Rybalka, Sydorchuk y Garmash o Buyalskiy sean jugadores similares, pero tampoco son muy diferentes. La distinción se hace en el rol que ocupan con balón y en fase ofensiva, ya que en la defensiva suelen participar todos de una presión intensa pero muy efectiva. Lo del 4-1-4-1 con Rybalka retrasado es una variante más utilizada en Champions que en la propia Premier League de Ucrania, donde la exigencia es menor y utilizan más este 4-2-3-1 que te comentaba.
Dicho esto, esa intensidad en la presión en campo propio es uno de los rasgos distintivos del equipo y algo que ha contribuido a sus escandalosas cifras defensivas: de 16 partidos de liga, solo han encajado gol en cuatro (un total de 6 goles en contra) y en Champions han dejado la portería a cero en cuatro de los seis partidos jugados. Una locura. Para fomentar estas cifras son clave las ayudas de los jugadores de banda, tanto los ofensivos como los defensivos. Como te he comentado, Yarmolenko ofrece un apoyo constante a su lateral e incluso a los hombres del centro en presiones, carreras y generando superioridades. Los laterales suelen tener menos proyección que otros equipos con un sistema similar, impidiendo que el rival pueda desbordar con facilidad. Ahí Sydorchuk, el interior que más cerca del medio se sitúa, es siempre un apoyo para barrer cualquier zona que cercana a la suya e impidiendo esas superioridades rivales en banda que te comentaba. Hasta el propio Garmash, habitual «falso mediapunta» de físico y despliegue envidiable, acompaña a la presión hasta zonas que un mediapunta normal no pisaría: de ahí lo de ‘falso’. Con un contexto así, es muy complejo que el rival pueda mover el balín con facilidad en campo contrario. Es el sello Rebrov.
– Y aquí hay que destacar sobre todo a Rybalka, Rafa. Él es el entrenador en el campo, por decirlo de alguna manera. Y en ese 4-1-4-1 del que te hablo, que seguramente sea el dibujo que más veremos ante el Manchester City, él es el quien se sitúa entre defensa y centrocampistas, haciendo de bombero tanto de los centrales como de sus interiores.
Lo has definido bien: es el cortafuegos de su equipo. Es de un corte similar al mediocentro titular del Shakhtar y la selección ucraniana, Taras Stepanenko, pero sin ser tan agresivo en la presión. Es el eje de lo que Serhiy Rebrov quiere que sea su equipo. Si el entrenador no hubiera sido un talentoso mediapunta, diríamos que es su extensión en el campo. Cuando el rival supera la primera línea de presión del Dinamo, Rybalka está ahí. Cuando los laterales se toman una licencia ofensiva y pierden en zonas comprometidas, Rybalka está ahí. Cuando el rival trata de encontrar un hueco a espaldas de los mediocentros y frente a los centrales para encarar, Rybalka está ahí. Gran parte del mérito de las escandalosas cifras defensivas de su equipo es gracias a él, aunque otros sean más visibles. Jugando con Rybalka por delante, los centrales se sienten más seguros. Y se nota. Pero la producción de Rybalka no es solo defensiva. Aunque menor, su peso en ataque y en la salida de balón es también muy importante. En los partidos europeos, es quien retrasa su posición para no comprometer a los centrales y dar la salida limpia y ordenada que exige Rebrov. En otros partidos más exigentes se acerca a la zona de Sydorchuk o Garmash para sumar ofensivamente al liberar al interior y permitir un ataque con más hombres, que siempre le viene bien al Dynamo. Su capacidad para leer los partidos permite que, sin el esfuerzo de otros jugadores, suela encontrar la línea de pase ofensiva que más satisfaga a su equipo, y esa es una gran baza ofensiva.
– En mi opinión, estos tres centrocampistas son los que reflejan la identidad del Dinamo de Kiev de Rebrov. Eso sí, esto no debería quitar importancia y relevancia a su pareja de centrales, que me parecen un valor competitivo mayúsculo como antes has avanzado. Sobre todo defendiendo el punto de penalti y la frontal. En estas situaciones, que son las que suelen vivir por el buen desempeño colectivo, están muy cómodos tanto Khacheridi como, evidentemente, un Dragovic que ya sabes que me encanta. Ojo a la Eurocopa que puede hacer este central en la Austria de Alaba, eh Rafa…
Como te he dicho antes, a Dragovic ya le están poniendo precio desde Inglaterra, su evolución la siguen de cerca grandes clubes europeos. Es el primer caso de importación y gestión de talento joven en el Dinamo en los últimos años, eso que hemos hablado que tan bien ha hecho el Shakhtar en estos años. Pese a ello, cuando le ficharon con 22 años ya era un joven veterano. Debutó en el Austria Wien con 18 años y luego recaló en el Basel, donde adquirió experiencia europea formando pareja con otro jovencísimo y talentoso central: el suizo Fabian Schär. En el Basel ya se le intuían maneras de central valiente, con buena salida de pelota e inteligente colocación. Al lado del experimentado canterano del Dinamo Yevhen Khacheridi ha asentado esas bases y las ha mejorado.
Cuando el ataque del rival supera la perenne influencia de Rybalka, se encuentra con una excelente colocación de sus dos centrales, que rara vez son superados en ese aspecto. Dragovic es quien suele dar el paso al frente y ser algo más expeditivo. Con el paso del tiempo y la influencia de un central más sobrio y corrector como Khacheridi, ha aprendido a seleccionar en qué jugadas puede ser un poco más agresivo y en cuáles no, ya que a veces le costaban faltas innecesarias o regalarle huecos al rival. Khacheridi le ha dado la confianza de tener a un último hombre fiable, algo que no siempre es habitual. En un escenario futbolístico en el que cada vez los centrales defienden menos, la pareja del Dinamo es una honrosa excepción, pero no por ello rehúyen de sacar el balón jugado, tarea de Dragovic. Como te he comentado, Miguel, en el campeonato ucraniano suelen ser ellos quienes ejecutan ese rol.
-¿Cómo afecta todo este posicionamiento y esta actitud defensiva al posterior ataque? Te lo digo porque estamos dibujando a un Dinamo en repliegue bastante bajo, con tres centrocampistas que son ciertamente mecánicos y que, en Champions League, no pretende asumir ningún riesgo de más…
Lo cierto es que son estos tres centrocampistas quienes espolean al equipo en ataque y quienes hacen llegar la pelota a campo contrario con paciencia o bien actuando de forma más directa, como es el caso de Denis Garmash con su imponente físico. Pero no son ellos los encargados de canalizar y gestionar las situaciones de ataque, claro. La fase ofensiva del Dinamo no empieza hasta que la pelota no llega a los pies de Andrei Yarmolenko o Derlis González. Con unos laterales que suelen seleccionar con medida sus subidas (más Danilo que Antunes), es bastante improbable que el equipo de Rebrov logre crear peligro y fabricar ocasiones de gol sin la implicación directa de sus volantes.
– Es decir, estamos totalmente de acuerdo: el peso ofensivo que llevan Yarmolenko y Derlis sobre sus espaldas es mayúsculo. El Dinamo es un equipo bien trabajo tácticamente, también con balón, pero al final todo pasa porque uno de estos dos cree la ventaja e, incluso, la termine transformando.
Claro, yo digo que el ataque del Dinamo no se entiende sin estos dos futbolistas por muchas cosas, no únicamente por el juego estricto en sus costados, Miguel. Al no tener un un purasangre creativo e imaginativo en el medio, el juego de ida y vuelta del Dinamo en esa zona obliga a los volantes a multiplicarse. Especialmente a Yarmolenko. El ucraniano, como te he dicho antes, es la estrella del equipo. Y no solo por la buena prensa que tiene y el bombo mediático que recibe…
Él lo hace todo en ataque. Carentes de ese centrocampista creativo a partir de tres cuartos de campo, Yarmolenko se multiplica en todas las facetas del juego. Si el rival presenta un repliegue bajo y el centro del campo tiene dificultades para generar peligro, Yarmolenko suele despegarse de la banda y pisar zonas centrales para ayudar a distribuir con criterio la pelota y poder filtrar pases clave. Es un movimiento inteligente que se suele producir bastante durante los partidos cuando el Dinamo está atascado. Y es que se puede decir que Yarmolenko es el jugador más creativo del equipo en esa zona. Cuando pasa esto, la banda la suele ocupar el lateral Danilo Silva para poder abrir una nueva línea de pase en la banda y generar superioridad desde ahí. En su faceta de pasador y asistente, Yarmolenko es un jugador muy inteligente y con buen pie, lo que ayuda en la gestión de los ataques a su equipo.
Por otra parte, Yarmolenko también es decisivo cuando recibe en campo contrario, pegado a banda y ve clara la jugada por ahí. Es un jugador tremendamente difícil de detener en conducción y con mucha facilidad de desborde en parado, especialmente hacia fuera. En esa faceta, Yarmolenko aprovecha sus grandes cualidades físicas para marcharse de su marcador y servir centros al área: algo que justifica sus grandes cifras en asistencias, que suelen ser parecidas a las de sus goles. Es esa capacidad de desborde y regate en parado la que le hace imprevisible y tan difícil de parar. Sus múltiples recursos, a los que se suman un gran remate de cabeza, capacidad de liderazgo, buen toque a balón parado o un muy potente disparo, le convierten sin duda en el jugador más importante de este equipo. No en vano es su capitán.
– ¿Y Derlis?
Su caso es distinto. Aterrizó este mismo verano en Kiev y todavía se está adaptando al sistema de Rebrov. Lo bueno es que Derlis es un jugador muy distinto a Yarmolenko y esa versatilidad en el ataque favorece al equipo. El paraguayo es un cohete. Ya no solo por su velocidad, sino por las revoluciones a las que opera en sus ataques. Derlis es especialmente peligroso con espacios y en transiciones. Busca constantemente la diagonal hacia el área y tiene la suficiente habilidad y velocidad como para poder regatear en carrera y finalizar con su gran golpeo. Pero, claro, cuando el ataque se desarrolla en estático su incidencia disminuye. Aunque no es mal asistente, su influencia en zonas interiores es menor que la de Andrei Yarmolenko y no pesa tanto en últimos pases como el ucraniano, quien los da desde zonas exteriores (centros en bandas) e interiores (pases filtrados al área desde tres cuartos).
Sea como fuere, el margen de mejora de Derlis es alto, Miguel. Ha aprendido rápido el concepto físico del fútbol y tiene capacidades en ese aspecto como para competir a alto nivel. No obstante, su entendimiento del juego es aún mejorable. No siempre decide la mejor opción en ataque y suele ser reticente a reiniciar jugadas con un pase atrás en los ataques estáticos, algo que sí hace Yarmolenko. Con el concepto de juego de Rebrov es importante que los volantes sepan interpretar cuándo pueden tener incidencia y cuándo no, teniendo que retrasar y volver a comenzar a tejer la jugada. En su banda, la ayuda de Antunes es incluso mayor que la de Danilo por derecha. El portugués es un buen acompañamiento para superar defensas mediante apoyos y paredes y buscar centros al área en botas del ex del Málaga.
– Decía antes que casi todo el peso ofensivo del Dinamo lo llevan Yarmolenko y Denis hasta un nivel excesivo porque, bueno, la figura del delantero centro en el Dinamo no es tan importante como en otros equipos. Ni Kravets ni Júnior Moraes me han convencido demasiado en la Champions.
Es el punto pendiente del Dinamo de Rebrov, pienso. Aún no ha encontrado al futbolista que haga click, entre de pie en el esquema de juego y se acople. En el mercado invernal se ha marchado Artem Kravets cedido al Stuttgart. El delantero ucraniano llevaba muchas temporadas en Kiev y, sin ser una estrella, daba soluciones al juego directo del Dinamo. Actuando como referencia, Kravets tenía la capacidad de jugar de espaldas, encontrar a Derlis y Yarmolenko en sus rupturas y habilitar a llegadores como Garmash o Sydorchuk. Su ausencia no es determinante, pero sí disminuye sus recursos. El jugador que, sobre el papel, debe sustituir al ucraniano es el polaco Lukasz Teodorczyk, un jugador que llegó a Kiev el pasado invierno tras acumular grandes cifras en Polonia, pero que no ha acabado de explotar en el Dinamo. Aunque tampoco ha contado con demasiadas oportunidades, así que difícilmente será titular ante el City.
Junto a Teodorczyk, el único delantero con el que cuenta Rebrov es Júnior Moraes, otro jugador que llegó este verano tras tres fructíferas temporadas en el Metalurg Donetsk en las que fue uno de los mejores delanteros del campeonato. No se puede decir que sea un gran nueve, pero al menos ofrece soluciones versátiles y siempre suma buenas cifras entre goles y asistencias. Es un buen receptor de los envíos al área de Yarmolenko y se aprovecha de la atracción de rivales de Derlis en la izquierda para ocupar sus espacios. Como intuyo que jugará él en Champions, es un delantero que ocupa bien los espacios y obligará a la irregular defensa del City a activar sus ayudas para evitarlo. Como te comentaba antes con Kravets y Teo, el juego de espaldas es algo importante en el Dinamo. Y sin ser un gigante (1’76), Moraes interioriza bien este juego y es capaz de ofrecer los mínimos apoyos exigibles a las llegadas desde las bandas y desde atrás. Además, es un delantero que incordia constantemente a la defensa con su presencia. Sin ser un diez en nada, tiene recursos interesantes como para fabricar goles. Si tuviera que decirlo de alguna manera, es un delantero útil en el campeonato doméstico, pero se queda algo corto en Europa. El Dinamo tendrá que seguir buscando.
La eliminatoria ante el Manchester City
– Expuesto todo esto, Rafa, podemos decir que el Dinamo de Kiev es un equipo tácticamente perfecto para enfrentarse al City, ¿no? Quizás le falta un jugador por dentro que ataque más ese espacio que Yaya Touré sabemos que lleva años sin trabajar, pero en el resto de aspectos, en la pizarra, los de Pellegrini tienen un reto más complejo del que se puede presuponer por la diferencia de nivel.
Bueno, es complicado establecer la línea de la perfección o no. Lo que está claro es que, esta temporada, el Dinamo ha fallado menos que el Manchester City, eso está claro. Creo que los de Pellegrini deben plantear un repliegue medio, sin volverse locos en la presión, que no deje muchos huecos a los de Rebrov en campo contrario y ahí tengan que tirar de Yarmolenko lejos de su zona inicial para poder obtener soluciones con balón, minimizando el impacto del ucraniano en la banda. Desde luego, pese a todo, no va a ser fácil. El City no se encuentra nada cómodo en el centro del campo y con la pelota. Ni Fernandinho ni Fernando están respondiendo como se les pedía, aunque parte de culpa la tiene quien les coloca, a veces, en una posición que no es la suya. Y hablo de Fernandinho. Eso lo tiene que aprovechar el Dinamo. Rybalka, Sydorchuk o Garmash tienen que tener un papel imponente presionando esa salida tibia de Yayá Touré, porque siempre la pierde. Si le presionan dos hombres y le tapan líneas de pase, la pierde. Y ahí le cuesta correr hacia atrás al City, provocando ventajas para jugadores como Derlis, que en esas situaciones se relame. El City debe tratar, a toda costa, de perder la pelota en zonas donde no les cueste excesivo peligro a las que los hombres de atrás puedan llegar. O sufrirán.
– ¿Entonces coincidirías si te digo que Yarmolenko, la estrella del Dinamo, es mi gran duda de la eliminatoria? Duda sobre su impacto en la misma, quiero decir. Como bien has relatado, él es un tipo de futbolista que te suma más una vez el balón esté en campo rival. Ahí sabe pasar, desbordar, crear, desorganizar… Es un muy buen futbolista si recibe a 30 metros de la portería. Pero si tiene que recibir a 60 metros y el City no concede más facilidades de las debidas, sobre todo si decide jugar con tres centrocampistas como en el Pizjuán, cosa que parece probable, Yarmolenko me genera bastantes más dudas. Porque, simplemente, no es tan efectivo ni decisivo.
Claro, por ahí iba yo. Si presentan ese repliegue intermedio con presión a partir del centro del campo, complican las cosas a Yarmolenko. Su impacto se ve reducido y sus movimientos con y sin balón pasan a ser menos decisivos. Y ahí respira el City, Miguel. Porque un ataque en estático del Dinamo sin la incidencia de Yarmolenko en zonas cercanas al área es menos ataque. Si recibe tan lejos, como comentas, el peso del ataque debería recaer en otros futbolistas que no son tan decisivos, que no causan tantos problemas para estar pendientes de ellos y a los que el City podría reducir sin un gran esfuerzo. Pero para conseguir eso, los de Pellegrini deben estar concentradísimos, no partirse en las transiciones, estar juntos en las presiones y no cometer faltas, porque ahí Yarmolenko sí es decisivo. Y tengo mis dudas, porque el Manchester City, últimamente, sí suele fallar.
– Finalmente, no lo hemos comentado, pero hay que cerrar con un tema que no es para nada menor: el parón invernal. El Dinamo de Rebrov lleva sin disputar un partido oficial desde el 4 de diciembre, que se dice pronto. ¿Cómo crees que le afectará? ¿Es un equipo que, desde la táctica, puede compensar este factor? Porque yo creo que seguramente sea así, pero a su modo esto ya lo consiguió el Zenit de Villas Boas en Lisboa… y duró 60 minutos para suerte del Benfica.
Es un tema preocupante. Muy preocupante. Es el principal déficit competitivo de los equipos ‘postsoviéticos’, por llamarles de alguna manera. Y es un déficit que no pueden combatir de ninguna manera. Sí se pueden preparar en concentraciones invernales como la que ha hecho el propio Dinamo en la Costa del Sol, pero el ritmo competitivo dista muchísimo de toda una Champions League. El Dinamo no se ha encontrado cómodo durante todo el parón. No ha conseguido dominar los partidos amistosos que ha jugado, la mayoría sin Yarmolenko -lesionado-, que se recuperó hace una semana y media. El Málaga de Javi Gracia (-y aprovecho para decir que me parece un enorme entrenador-) les superó con muy poquito y un once plagado de suplentes, sin ir más lejos.
El estilo de este Dinamo ayuda, como dices, desde el plano táctico, a que no sea un equipo que beba demasiado de un físico y un ritmo competitivo en el que van a ser inferiores al rival. He visto a grandes equipos rusos y ucranianos caer ante rivales inferiores en primeras rondas eliminatorias europeas precisamente a causa del parón. En este caso, creo que al Dinamo le vendrá bien que el partido sea en su estadio, aunque suene raro. No estará obligado a llevar un ritmo tan alto como en Mánchester y quizá se note menos esa diferencia. El Zenit, como comentas, llegó a un punto en el que tuvo que ceder y estar a merced de Benfica en Da Luz. Eso es algo que, creo, tiene menos opciones de suceder en Kiev. De cara a la vuelta en Mánchester la liga ucraniana ya se habrá reanudado y el Dinamo, aunque poco, ya tendrá algo de ritmo obtenido en esas semanas para tratar de asaltar el Etihad como han hecho Leicester City y Tottenham Hotspur en el último mes. Obviamente, será complicado, pero no lo veo imposible.
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Referencias:
twitter.com/RafaelEscrig
C. Márquez 24 febrero, 2016
Interesante, interesante. Tengo muchas ganas de ver esta eliminatoria. Me gusta Derlis y de Yarmolenko no tengo una opinión formada. No he visto prácticamente nada de los ucranianos pero, por lo que puedo llegar a entender, no andan muy sobrados de creatividad y talento decisorio ¿no? Pregunto desde mi ignorancia, ya que no lo sé.