Los primeros minutos fueron un espejismo durante el cual el Villarreal pareció español y el Nápoles, italiano. Pudo deberse a que se jugaba en El Madrigal y a la influyente rotación de Sarri, que reservó a Insigne e Higuaín. Pero tras esa toma de contacto, emergieron las naturalezas de ambos equipos y entrenadores. Marcelino tiró de posicionamiento y control y Sarri, de manejo de balón y agresividad ofensiva. Y con cada uno en su sitio, vimos un partido durísimo de nivel Champions League.
Dos Santos fue una baja difícilLa constante del encuentro fue la salida lateral del Nápoles por el lado izquierdo. El lateral Ivan Strinic fue, con margen sideral, el hombre que más veces tocó la pelota. Su idea, volcar el juego hacia el interior Hamsik y el extremo Mertens, las piezas más creativa y desequilibrante del once napolitano de forma respectiva. De ahí que la lesión de Jonathan Dos Santos afectará seriamente a los acontecimientos. Le suplió Samu Castillejo y su trabajo defensivo en la zona fue voluntarioso pero menos acertado, lo que forzó a Mussacchio a abrirse más de lo que le gusta para echar un cable a Mario. El titán argentino equilibró la pizarra con este ajuste.
Denis Suárez y Bruno Soriano mostraron mucha personalidad.
Durante ese intervalo que, sin dejar de presentar una equidad táctica, pareció descubrir al Nápoles como un equipo de mayor potencial, la sociedad formada por Bruno y Denis en el sector izquierdo amarillo dio aire, metros y autoestima al Villarreal. Ayer, el mediapunta gallego fue más que la falta que marcó. Compareció cuando menos fácil resultaba.
Y en el momento en el que peor pintaba el asunto, tras los ingresos al campo de Higuaín e Insigne, Marcelino resolvió una sustitución que ni por habitual ni por previsible perdió impacto sobre el partido: Pina por Trigueros. El Napóles renegó de un insistencia por el perfil siniestro, el Villarreal logró adelantar líneas y las transiciones locales se volvieron más peligrosas que los ataques posicionales del foráneo. Con certeza, el equipo italiano no mereció un resultado tan negativo como fue el 1-0, pero nadie mejor que los afincados en su país para saber que, cuando uno se enfrenta a una defensa tan dura como la de García Toral, estas cosas pasan con frecuencia.
@PedroLampert 19 febrero, 2016
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