Arsenal y Fútbol Club Barcelona regalaron anoche un partido de fútbol de máximo nivel. Sobre el césped del Emirates se citaron de entrada 22 futbolistas, y tan destacado fue el encuentro que hoy de casi nadie se puede decir algo realmente malo. El cuadro de Arsene Wenger, no siempre tratado con justicia por la opinión pública en estos envites de postín, ofreció la que seguramente fuese su cara más competitiva de la década. Los gunners perdieron simple y llanamente porque sus jugadores son menos buenos que sus homólogos azulgranas. Y eso no es ninguna deshonra, pues en el once culé habitan no pocas leyendas. Unas ya de sobra conocidas y consagradas y otras en proceso de formación.
El Arsenal exigió al Fútbol Club Barcelona una nueva demostración de su poder competitivo en Europa
La primera media hora del Arsenal ha de ser contada con especial mimo. Hacía mucho tiempo –quizás desde el subcampeonato de 2006– que los londinenses no exhibían una imagen tan seria, tan de equipo trabajado y ajustado a un plan. Wenger sacó mejores resultados ante el Barça pero nunca lo encaró con tan buena pinta como en este fragmentoEl Arsenal jugó media hora casi perfecta en el aspecto defensivo de partido. El Arsenal dibujó un 4-4-2 con Ozil y Giroud a alturas similares, más enfocados a una presión inteligente sobre Busquets y los centrales que en ir en búsqueda loca de Ter Stegen. Aquí surgía la primera clave táctica de los locales, que priorizaban el espacio a cubrir antes que el robo de balón, pero a la vez resultaban lo suficientemente intensos y pegajosos. A continuación llegaba el trabajo de los extremos, también personalizado. Alexis se soltaba puntualmente para incordiar a Piqué e impedir que la pasara cómodo, mientras que Oxlade completaba una brutal actuación sin la pelota. Junto a Bellerín y uno de los pivotes, el inglés se encargó de encerrar en su parcela a Neymar, impidiéndole regatear hacia dentro con comodidad y frecuencia, amén de dificultar la conexión con Iniesta. Para el final dejamos la labor del doble pivote, destacadísima y compleja, pues Ramsey y Coquelin intercambiaban sus posiciones según el oponente azulgrana que llevara el esférico. Pese a ello, el patrón fue constante: Coquelin salía a morder (repetimos, con inteligencia) y Ramsey atendía a su espalda, vigilando las líneas de pase que fueran creándose. El Barça no chutaba. El gol en contra no era una posibilidad.
Cierto es que, más allá de la clarísima y aislada ocasión de Oxlade en el área pequeña, el tanto británico también parecía lejano. Al Arsenal le faltó un pelín más de contragolpe incluso en sus mejores momentos. El plan de ataque estaba definido, con un Alexis muy abierto y superior físicamente a Dani Alves y un Ozil extremadamente móvil y en constante permuta con Oxlade. Busquets sufría pero aguantaba con la ayuda de Piqué y un titánico Mascherano. Por eso el Barça no caía. Por eso y porque tiene a Messi.
Messi estuvo en las buenas y en las malas, siempre visible. Su presencia fue desgastando al Arsenal
Al final, Messi es como la gota malaya. Poco a poco, de manera imperceptible, el argentino penetra en el rival hasta conducirlo a la locura. El Arsenal hizo todo contra él. Le robó 4 o 5 pelotas a la carrera, le bloqueó disparos a bocajarro. Incluso le negó pases finales o cambios de orientación cómodos. Pero Messi estaba. Aparecía. Su altísimo volumen de participación fue llamando a filas al resto de monstruos culés al tiempo que obligaba a retroceder metros al bloque defensivo inglés. Los últimos 10 minutos de la primera mitad avisaron del cambio de guion. El choque iba a transformarse de manera definitiva.
Tras la reanudación se produjeron dos hechos fundamentales en el Arsenal, uno controlado y otro desgraciado. Oxlade tuvo que abandonar el terreno de juego por lesión, entrando Theo Walcott en su sustitución. El Arsenal iba a perder calidad defensiva en pos de una (aún) mayor velocidad, pero Wenger consideró que estoIniesta y Busi vieron a la MSN. Y ésta pega duro merecía la pena, pues su equipo iba a proponer un escenario nuevo. De repente, el Arsenal se sintió incapaz de aguantar más tiempo atrás, en vista de que el Barça había despertado. Si esperaban abajo, el gol ya sería imposible. Su mala suerte fue que el Fútbol Club Barcelona aterrizó de pleno en el Emirates. Todos sus monstruos competitivos hicieron acto de presencia al mismo tiempo. Valga como gran ejemplo lo de Dani Alves. Tras sufrir muchísimo durante 45 minutos, Dani regresó de la caseta con más personalidad que nunca. Comenzó a tirar caños, a ganar disputas y a asociarse mágicamente con Messi. Y qué decir de Andrés Iniesta, que leyó fantásticamente las intenciones del Arsenal. El manchego se puso el traje de Xavi Hernández sin dejar de ser Iniesta. Recibió permanentemente abajo y, junto a Busquets, formó una pareja imbatible en términos creativos. El Arsenal seguía presionando bien, pero la calidad de Busi e Iniesta terminaba por filtrar pelotas a Messi, que ya podía correr. Todo el Barcelona encontraba espacios por fin. ¿Estaba jugando mal el Arsenal? En absoluto. Atrás, sus centrales completaban una actuación portentosa con no menos de 3, 4 goles claros salvados. Arriba, el despliegue de Ramsey y las llegadas de Bellerín y Monreal servían para poner centros de valor gol, remates abortados con increíble grandeza por Ter Stegen.
Este Barça juega a 90 minutos. Siempre quiere atacar pero saca partido de sus fases de sufrimiento
El gol culé flotaba en el ambiente. Finalmente llegó en una contra, justo después de un arreón del Arsenal. La gestión de la misma explica en gran medida el valor de este Barça. Piqué despejó con suficiencia en el área hacia Iniesta, que tocó ligera pero voluntariamente hacia Neymar. El brasileño realizó una cabriola para hallar a Suárez, autor de un movimiento de “9” excepcional. El uruguayo devolvió a Neymar, que corrió hasta dejar solo a Messi. En ese instante, con Cech iniciando la estirada a la desesperada, nos vino a la mente toda la historia común del argentino y el portero checo. A Leo seguramente también. Por eso, el genio se cargó de paciencia y, con un brillante amague, mandó a la lona al gran Petr. Gol y fin de casi todo. Quedaba mucho pero el Arsenal murió ahí, a manos de Messi, como tantos otros antes que él. El Barça anotó el segundo y generó para finalizar con goleada. Una vez más, los de Lucho encarrilan en la ida una eliminatoria ante un gran rival. Que lo fue. El Arsenal generó orgullo con su juego. Perdió porque a este polifacético Barcelona cuesta mucho superarle, y a veces no le ganas ni cuando le estás ganando.
Mark 24 febrero, 2016
Es un poco offtopic, pero bueno, quiero opiniones sobre el tema.
¿Por que no se considera a Neymar ambidiestro? Hoy la asistencia a Leo con la izquierda. No tengo la memoria de David Leon, pero en este mes con la zurda a botepronto recuerdo el pepinazo contra el Athletic o esto https://www.youtube.com/watch?v=tjcAY4tboZQ al mas pulo estilo Van Persie.