No era fácil para Pepe Mel afrontar el derbi sevillano después del último partido liguero del conjunto verdiblanco. La visita del Eibar al Benito Villamarín y el durísimo 0-4 dejaban la moral del equipo realmente tocada, aunque lo que probablemente más dudas despertó en el preparador madrileño tras el encuentro fue la incapacidad bética a nivel de juego. El pasado sábado el Betis no logró mantener una fase de control mínimamente estable contra el trabajadísimo equipo de José Luis Mendilibar. Ni con una idea más asociativa, con Dani Ceballos como mediapunta, ni con Jorge Molina como punta y salidas más directas, el Betis fue capaz de juntarse en campo rival y de esta forma mantener a raya las peligrosísimas contras del conjunto vasco.
Ahora mismo, ningún plan parece funcionarle al Betis de Mel.
El Betis llegó muy tocado al derbi vs SevillaAquel choque fue una pesadilla para Mel y seguramente tuvo un peso importante a la hora de elegir el planteamiento para recibir al eterno rival en la ida de los octavos de final de la Copa del Rey. El once estuvo totalmente relacionado con ser agresivo a nivel defensivo, y a simplificarlo todo a nivel ofensivo. La alineación parecía decir un “no estamos para mucho más”. El Betis salió con Petros haciendo marca sobre Banega, N’Diaye y Digard formando un doble pivote que realmente se comportaba como una pareja de interiores, y con una doble punta compuesta por Van Wolfswinkel y Jorge Molina. A partir de estos cinco nombres se puede explicar lo que ocurrió en el primer tiempo del encuentro.
Ever Banega sentía la constante vigilancia de Petros, así que se abría mucho o retrasaba su posición, de modo que el centrocampista brasileño quedaba muy alejado de zona de medios cuando comenzaba a perseguirle. El comportamiento agresivo de N’Diaye y Digard -buscaban siempre el robo con una defensa muy activa y agresiva- terminaba de vaciar el mediocampo. Quien sacó todo el partido de la circunstancia fue Krohn-Dehli, al que Unai Emery utilizó en banda izquierda. El danés partía de allí, pero jugó constantemente por dentro, recibiendo en ventaja y con los centrales béticos vendidos y alejados del doble pivote. El Sevilla no disparó demasiado si tenemos en cuenta la constante ventaja de la que gozaba, pero sí lograba estar arriba y junto, y por tanto, dominar con solvencia. El Betis, con dos puntas de área tan alejados de la misma y sin socios para que Portillo pudiera ayudar a que el equipo avanzase, vivió en un escenario muy incómodo, del que solo salió con alguna arrancada de sus laterales o ganando algún rebote tras enviar un balón directo.
El dominio táctico era muy claramente sevillista.
Las sensaciones eran tan negativas que Pepe Mel dio entrada a Joaquín por Petros antes de que terminase el primer acto, y cuando además entró Dani Ceballos ya en el segundo tiempo, al menos el conjunto local tenía dos futbolistas capaces de regatear a su primera marca y descolocar a un segundo rival. Era la única pequeña vía de escape para que el Betis pudiera encontrar algo de luz, pero los verdiblancos tenían difícil sacar algo positivo, sobre todo con la losa tan grande de un 0-2 que llegó en una acción defensiva realmente pobre del equipo local. En el tramo final, esos cambios locales y la clara intención sevillista de vivir más junto de su área dio paso a otro episodio, con los de Unai Emery contragolpeando, ya con Gameiro como punta y un muy buen Cristóforo quien a partir de buenos envíos verticales daba pie a que su equipo pudiera correr. No llegó -de milagro- el 0-3 en una acción de este tipo, aunque el 0-2 ya es un gran botín para el Sevilla, que ya había enviado en el primer acto a su danés a recoger los regalos de Reyes, y que terminó de abrir los paquetes cuando Rubén Castro mandó un penalti a las nubes.
@DavidLeonRon 7 enero, 2016
"Ahora mismo, ningún plan parece funcionarle al Betis de Mel"
Sin más.
Particularmente, me entristece como el contexto se está llevando y nos está privando de Joaquín. Es decir, cuando Joaquín volvió este verano yo lo tenía como una gran atracción para La Liga y nos está dando muy poco. A Joaquín le quedaba magia para divertirnos muchísimo todavía. No digo nivel Málaga pero vamos, muchísimo más que ahora.