Finalizó la primera vuelta en la Serie A y el Napoli de Maurizio Sarri se ha coronado campeón de invierno. Lo es con total merecimiento, puesto que el conjunto partenopeo se ha mostrado como el más regular en todos los sentidos, desde su efectividad de cara a perforar la portería rival -se trata del conjunto más goleador del campeonato, con 38 dianas-, hasta, y lo más importante, su enorme convicción de cara a desarrollar el plan de juego que el ex-técnico del Empoli quiso inculcar desde un primer momento, y que tantas dudas transmitió en los primeros compases de la temporada. Indudablemente el mérito colectivo explica que la entidad de Aurelio Di Laurentiis haya logrado, de nuevo -la última vez fue en el curso 89/90 y los de Diego Armando Maradona acabarían alzándose con el título- ese título honorífico de campeón invernal, pero si hay que destacar una individualidad, esa es la figura de su delantero centro.
El nivel de Gonzalo Higuaín está siendo altísimo.
Gonzalo Higuaín ha marcado 18 goles en 19 jornadas, igualando su mejor registro en la Serie A -17 y 18 goles había conseguido en los dos cursos precedentes-, y a día de hoy empata con Aubameyang en la pelea por la bota de oro. No fue fácil el arranque de curso para el punta argentino, que además llegaba con las malas sensaciones a nivel emocional de haber errado un penalti decisivo que hubiese llevado al Napoli a la Liga de Campeones, y tras no haber podido acertar tampoco en la final de la Copa América en un momento decisivo, que hubiese podido darle el título a Argentina. Por si fuera poco, las sensaciones a nivel táctico y esa adaptación que pretendía hacer Sarri de su 4-3-1-2 visto en el Empoli tampoco parecían favorecer al ex-futbolista del Real Madrid.
En el comienzo, al Pipa Higuaín le ahogaba el dibujo de SarriEl hecho de jugar sin hombres de banda, y de tener que compartir el ataque, siendo ese segundo punta además gente relacionada mucho con la pelota y menos con el espacio -Mertens parecía ser el elegido para completar el tridente ofensivo- sumado con que Insigne sería el número 10, hicieron que Higuaín viviera bastante ahogado en el arranque de la etapa Sarri. Caer a bandas le alejaba del área, así que el argentino se mantenía en zonas centrales, limitando el espacio para las recepciones de Insigne o Mertens. El Napoli no funcionaba y tampoco lo hacía el ataque, por lo que Maurizio Sarri tuvo que lidiar con las críticas, hasta que comenzó a ajustar las piezas.
Sarri supo ajustarse a lo que le ofrecía su plantilla.
Abrir a Callejón y a Insigne para permitir a Higuaín gestionar todo el frente del ataque le brindaron un escenario táctico idóneo. El «Pipa» actual ha crecido muchísimo en su juego de espaldas y sus movimientos de apoyo, y ahora puede gestionar todas esas recepciones a las que no tenía acceso en el arranque de temporada, y que en cursos pasados eran propiedad de Hamsik. Empezó a participar más, y mantuvo su condición de ariete para finalizar todas las jugadas, siéndolo además en un equipo más productivo gracias a los nuevos roles de Hamsik e Insigne. Sarri encajó las piezas para que su jugador más determinante explotase todas sus condiciones, y el propio Higuaín se ha mostrado, físicamente, en el pico más alto de su carrera. El ex-River ha vuelto a ser imparable en las rupturas y en los choques, y ese conjunto de circunstancias le han llevado a convertirse en el mejor futbolista de la Serie A tras 19 jornadas. Ahora debe convencer a los escépticos cuando lleguen los meses que históricamente le han superado: los que deciden los títulos.
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Abel Rojas 11 enero, 2016
¿Es Insigne el futbolista que se entrevió que sería entre 2013 y 2014?
Dejo vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=cC_eCNj72DQ
Yo creo que está para la titularidad en la Eurocopa, ¿no?